Albinos en Tanzania, perseguidos por el sol y las supersticiones
- La periodista y fotógrafa documental Ana Palacios tomó una instantánea a una niña albina en Tanzania que marcó su carrera
- El refugio de Kabanga acoge a personas que sufren albinismo y huyen de los cazafortunas que quieren vender sus cuerpos
- Puedes ver en RTVE Play el programa 'Detrás del instante'
La periodista y fotógrafa documental Ana Palacios ha centrado su trabajo en los derechos humanos. Durante su estancia en Tanzania, tomó una imagen a una niña albina llamada Kelen que marcó su carrera. Las personas con albinismo son perseguidas en ese país africano por cazafortunas que quieren asesinarles o descuartizar sus cuerpos blancos para venderlos a los brujos que elaboran pócimas con ellos.
En 2012 Ana Palacios, que hacía poco que había empezado con la fotografía documental, fue a Tanzania durante un mes con una ONG que ayudaba a operar el cáncer de piel a albinos. En ese momento, el refugio de Kabanga, un recinto fortificado construido por el gobierno cerca del lago Tanganika, acogía a unas 200 personas para protegerles.
“Yo sabía que ahí iba a estar la foto“
El último día de su estancia, la fotógrafa aragonesa retrató a una de las niñas albinas en un barracón. “Estaba la luz, estaba el espacio, estaba Kelen que ya me tenía confianza, y ya había complicidad. Estaba ese vestido que iba a dar muchísimo juego con unos colores perfectos en la escena, con una composición perfecta, y yo sabía que ahí iba a estar la foto”, explica Ana Palacios en ‘Detrás del instante’, programa disponible en RTVE Play.
Además, según dice la periodista, esa imagen contiene un contexto de pobreza que le interesa fotografiar, el máximo respeto que pueda tener y sentir hacia esas personas que retrata y también tiene un componente estético que quiere incluir en su relato porque cree que así la imagen es “más amable de ver” y a más gente le apetece mirarla.
Cuando Ana Palacios envió las imágenes del refugio de Kabanga a los medios de comunicación, la que más llamó la atención fue precisamente la de Kelen. Se convirtió así en una carta de presentación tanto para ese trabajo como para futuros proyectos.
“Para mí la fotografía es una herramienta para contar historias, no es un fin en sí mismo“
La aragonesa había trabajado durante 17 años coordinando producciones cinematográficas y no se dedicaba profesionalmente a la fotografía. Con la repercusión de la imagen de la niña albina, se dio cuenta de que sí podía dedicarse exclusivamente a la fotografía documental para explicar relatos. “Para mí la fotografía es una herramienta para contar historias, no es un fin en sí mismo.”, afirma en ‘Detrás del instante’.