Loquillo unifica sus personajes en su disco 'Diario de una tregua'
- Felipe Cabrerizo es el autor de la biografía autorizada, Loquillo. La biografía oficial del artista
- Jugó con el medallista olímpico Juan Antonio San Epifanio, "Epi", y lo bautizó como Loquillo
Muchas de sus letras se han convertido en himnos de cualquier generación. "No vine aquí para hacer amigos, pero sabes que siempre puedes contar conmigo", "siempre quise ir a L.A" o "porque yo tengo una banda de rock'n roll" son esos versos que tarareamos en cualqueir momento. Con 61 años a la espalda, una de las grandes estrellas del rock español José María Sanz Beltrán, mayormente conocido como Loquillo, presenta disco Diario de una tregua y una biografía Loquillo. La biografía oficial, escrita por Felipe Cabrerizo donde cuenta "casi toda su verdad".
Para el artista este disco es el definitivo, con el que unificó a sus personajes. "En la portada de El último clásico (publicado en 2019) yo estaba sentado en una silla con un borsalino y había una llama que quemaba la foto. Si bien eso es simbolismo. Cualquiera que quiera entender eso sabe que indica que el mundo se está quemando. El personaje también. Eso es lo que entendí. Y con todo lo que nos pasó luego, era evidente que tenía que darle una vuelta de tuerca y plantearse seriamente hacia donde iba. Reuní al personaje del rock de estadio y al que interpreto en los teatros e hice un personaje definitivo, que es en lo que estoy ahora", comenta en De pe a pa.
Antes del estallido de la pandemia, Loquillo había presentado uno de sus últimos trabajos. El coronavirus cambió el mundo y sobre todo el de la música y la cultura, y el artista no pudo salir a cantarlo con su público y tuvo que modificar su gira. "Fueron dos años de trabajo que se lanzaron al varío y unas pérdidas económicas totales en nuestra empresa porque teníamos todo preparado para los conciertos. Por otro lado, también lo fue a nivel personal, porque me encontré con una enfermedad y una gira en la que tuve que llevar la música a la poesía contemporánea".
El carácter de su padre
Felipe Cabrerizo es el autor de la biografía donde colabora y autoriza el barcelonés. En ella dice que cuenta (casi) toda su verdad. Al principio se cuenta la historia de su padre, Santiago. Era un hombre que se alistó voluntariamente en las filas republicanas e hizo la guerra con apenas 16 años, acabando en el campo de refugiados de Argel. Sanz Beltrán posee muchas similitudes con su progenitor.
"Yo creo que mucho de lo que soy se lo debo a él por el carácter y sobre todo por el poder. El poder sobreponerse a las circunstancias y el hecho de que también fuera yo hijo único. Con lo que significa eso. Después de lo que sufrió, no me quedó otra que salir adelante, levantarme y en cierta manera enfrentarme al mundo por sí mismo" confiesa a Pepa Fernández.
Aunque también le debe a su padre su pasión por la música y que cantaba tangos con mucho sentimiento. "Era tanguero de fular blanco y sombrero. Además, es que no hay que olvidar a Carlos Gardel fue un personaje importantísimo en la cultura popular de los años 30 en Barcelona. Algo que desgraciadamente el Consistorio se ha olvidado por completo. Y yo reinvindico desde aquí porque es una figura barcelonesa en sus inicios y que representó a una parte de la población en aquel momento", manifiesta.
Los escenarios de su infancia
En la infancia del rockero español había dos escenarios emblemáticos como la barriada de la Perona y una estación de tren semiabandonada y que, además se sabía el horario de todos los trenes. Loquillo estaba en el balcón mientras que se quedaba mirando los trenes que iban y venían.
"Tenía una sensación de que tenía que escapar todo el rato de los trenes. Se iba a algún sitio pero yo no me iba a ninguna parte. Entonces era algo que también a nivel de simbolismo era muy potente. Entonces pensaba en irme todo el rato y veía los trenes que se iban a la frontera o al sur. Eso para mí era una sensación muy concreta y estaba justamente a 100 metros de mi casa".
También formaron parte de esta etapa lugares como el Camp Nou, el canódromo, los combates de lucha libre, el cine, la lectura y la música, que estaba en todas partes.
¿Quién le apodó Loquillo?
El 1,94 m que mide el artista catalán le llevó al baloncesto. Aunque esta experiencia se quebró muy pronto. No obstante el tiempo que estuvo ligado a la pintura le permitió conoció a grandes estrellas del baloncesto español como Epi, Juan Antonio San Epifanio. El propio Loquillo tuvo la suerte de estar junto al medallista olímpico en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, del que guarda una gran amistad y un mote.
"Epi fue el que me bautizó como Loquillo y con el que guardo una amistad tremenda. Además, cuando más años más grandes la amistad y aprendí una cosa muy importante como la gestión. El baloncesto es un deporte individual que se juega en equipo donde cada uno ocupa un lugar y donde se gestiona el talento de todos. Y eso para mí es una banda de rock".
José María Sanz empezó haciendo radio, fue periodista musical y promocionero de una compañía de disco. En sus inicios en el mundo de la música cantó en inglés y alguna vez tuvo la sensación de estar al borde del precipicio pero del que se ha levantado y a reseteado.
"Yo creo que uno tiene que volver a empezar cuando consigue el éxito absoluto, que es algo necesario después de muchos años de trabajo, pero que cuando consigues el extra absoluto debes olvidarte del éxito y empezar de cero. De lo contrario terminas aburriendo a una cabra y por otro lado terminas en una cárcel interpretativa de la que no puede salir", relata.
Añade que esos éxitos acompañados de nuevos comienzos siempre le han parecido muy excitantes. "Sé que tengo tres o cuatro años por delante hasta que, digamos esta nueva reinvención del personaje vuelva a estar arriba del todo. Pero este viaje iniciático es maravilloso. Y eso sí, después hay que disfrutar del éxito".