Javier Cámara: "He tenido momentos difíciles y estuve varios años con un terapeuta"
- Hubo un momento que Javier Cámara no podía parar de llorar y por ello acudió a terapia
- Antes de ser actor fue camarero y acomodador, ¿cómo le llegó la fama?
- Javier Cámara habla de su paternidad por vientre de alquiler ¿Sabías que tiene dos hijos?
Llegar hasta donde ha llegado, para Javier Cámara no ha sido nada fácil. Antes de convertirse en uno de los actores más queridos en España, estuvo varios años trabajando como camarero, luego fue acomodador y, cuando por fin llegó al cine y al teatro, también sufrió varios altibajos: “Hay momentos donde la vida te golpea por todos lados y a veces no sabes lo que hacer. Me fui a hablar con un terapeuta y estuve unos cuantos años”. Esto y más se lo ha confesado a Carlos del Amor en la que quizá sea la entrevista más íntima del actor.
¿Por qué Javier Cámara tuvo que ir a terapia?
Parafraseando a Julio Iglesias, ¿se olvidó Javier Cámara de vivir? La verdad es que el actor ha confesado que pasó por un momento muy dramático en su vida: “Ha habido momentos muy complejos, momentos difíciles, donde ha habido gente que me ha ayudado, en concreto una amiga me dijo: Creo que necesitas ayuda.”
En ese momento, Javier asegura que sentía que la vida le estaba pegando por todos los lados y no sabía qué hacer: “Yo no estaba preparado para esto”, y decidió ponerse en manos de expertos que le ayudaran a salir adelante.
¿Qué le pasaba? El actor era incapaz de esconder las lágrimas allá donde iba: “Estábamos rodando una comedia y yo estaba llorando. Y me estaban maquillando y yo estaba llorando. Me estaba pasando algo y teníamos que salir a hacer una comedia”. Sin embargo, la tristeza se calmó en el momento en el que una de las compañeras le dio el mejor consejo que podía darle: “Me dijo una cosa preciosa: Yo te quiero mucho y esto solo te lo voy a decir una vez, perdóname por decirte esto, no te lo voy a decir más, pero creo que necesitas ayuda”. Yo me giré, y le pregunté: ¿Sí?. Y me dijo: Sí. Y le dije: Pues dámela por favor. Ella sigue en mi vida”.
De camarero a actor de éxito, ¿cómo empezó Javier Cámara?
Javier Cámara ha aprendido gran parte de lo que sabe sobre la vida detrás de una barra de bar. Ha sido tanto tiempo camarero, que conoce todas las combinaciones posibles a la hora de pedir un café. Después fue acomodador, y es que, cuando vino de Albelda de Iregua (La Rioja) a Madrid, para formarse como actor, tuvo que buscarse la vida para poder mantenerse en la capital: “Camarero fui mucho tiempo, después de acomodador volví a ser camarero en la filmoteca de cine. Pero, el de acomodador fue un trabajo maravilloso, estaba en la escuela de arte dramático por la mañana haciendo los sueños, y luego veía la realidad de sacar adelante una función de teatro, la dificultad que eso conllevaba”.
Javier tardó bastantes años en ser consciente de que viviría de ser actor. Ni siquiera lo fue tras hacer series tan míticas como 7 Vidas o Ay Señor Señor, ya que por aquel entonces, como él dice, la comedia no se tomaba en serio: “La gente la ve como algo tan fácil de ver y es tan difícil de hacer. Entonces claro, yo veía eso y decía, es que esto todavía no es llegar”. No fue hasta que interpretó papeles que se salían de su rutina cuando se lo empezó a creer: “Cuando me permiten hacer un papel que no soy yo y que es totalmente distinto y nunca lo hubiese imaginado, dije, pues igual ahora sí que les he colado esto y ya me aceptan”
“Santiago Segura me tuvo a filetes de pollo hasta que adelgacé 16 kilos”
Sin embargo, para el público, muchos le descubrimos como el compañero de fatigas de Torrente y, la forma de llegar hasta Santiago Segura, como no podía ser de otra manera, esconde una anécdota sorprendente y desternillante al mismo tiempo. El protagonista de Torrente siempre cuenta que al ver actuar a Javier en un pequeño teatro de Madrid, solo se fijaba en él entre un montón de actores y actrices. Sin embargo, la historia va mucho más allá. Resulta que, por aquel entonces, Cámara tuvo una hepatitis A que le hizo perder 16 kilos, según le ha contado a Carlos del Amor. Por ese motivo se marchó al pueblo durante 4 meses para reponerse. Tras su recuperación, Javier volvió a la ciudad a reiniciar una obra de teatro que tuvo que paralizar por su estado de salud. Sin embargo, las secuelas seguían estando: “Cuando ya había pasado la hepatitis, seguían los ojos muy amarillos, tenía paté, el hígado era paté”.
Cuando llegó al teatro, según cuenta, hubo gente que se puso a llorar al ver lo delgado que estaba. Estaba tan frágil que incluso el director de la obra pidió al resto de compañeros que estuvieran atentos por si Javier se empezaba a encontrar mal: “Entonces claro, ahora cuando Santiago dice, era el centro y yo digo: Coño, claro, estaba todo el mundo pendiente de mí para ponerme una silla. Pese a todo, Cámara recuerda a la perfección el día que conoció a Segura, como algo “muy bonito”: “Estábamos 24 actores, niños todos, y el tipo entró y me dijo: Yo un día voy a hacer una película contigo”.
Sin embargo, la anécdota no acaba ahí. Santiago tardó 6 años en llamar a Javier para llevar a cabo la película, sin embargo, Javier ya no era el mismo “joven chupadísimo”, como asegura, que pasó la hepatitis A, había recuperado todos los kilos perdidos: “Cuando me vio para la película me dijo: No, no, tu no eres así, yo quiero al otro. Y dije, ¿Cómo? No, es que yo soy así. Y dijo: No,no, yo me voy a poner gordo y tú te tienes que poner flaco. Y a filetes de pollo estuve hasta que adelgacé los 16 kilos."
Desde entonces, Cámara se ha convertido en uno de los actores más queridos del país. No ha parado de interpretar, que es lo que más le gusta. En lo más personal ha sido padre de mellizos por gestación subrogada y, según ha confesado, es de las cosas más mágicas que le han pasado en la vida.