¿Qué es para ti la cultura? Cinco libros nos dan su visión
Noticia Página Dos
- Página Dos selecciona cinco obras que profundizan en diferentes aspectos sociales de la cultura
- Antonio Monegal: «La cultura nos sirve para entender y, en consecuencia, para cambiar»
- La experta en gestión Erin Meyer habla de las diferencias comunicativas entre países
Óscar López salió a la calle y preguntó a varios paseantes cuál era su definición de la cultura. Cada ciudadano la describió a su manera: la expresión de los pueblos, aquello que nos ayuda a crecer, lo que nos define como seres humanos, lo que nos emociona, lo que hilvana lo individual con lo colectivo. Estos cinco libros exploran diferentes aspectos de este bien común.
La cultura ayuda a encontrar un sentido
Antonio Monegal acabó de escribir Como el aire que respiramos (Acantilado) al comienzo de la pandemia, y lo que observó le hizo reafirmarse en el valor de la cultura. «La crítica a las subvenciones llevaba aparejada la constante comparación con las necesidades sociales imperiosas: la sanidad, la educación, la protección a los desempleados, las jubilaciones, ámbitos todos en los que también se aplicaron recortes. En el trasfondo, lo que estaba y continúa estando en entredicho es el carácter de bien común y derecho social de la cultura como uno de los pilares básicos del estado del bienestar.»
Pero aunque la cultura puede ser un motor económico y un instrumento de cohesión social, no hay que buscarle una utilidad explícita. La cultura simplemente nos hace mejores humanos. «La literatura, la filosofía, el cine, el arte y la música me han acompañado en la soledad, me han servido para enfrentarme al dolor y para compartir alegrías. La cultura tiene una función social, eleva la calidad de vida y la realización personal de los ciudadanos. (...) Al dotarse la propia cultura de nuevas herramientas tecnológicas que potencian la comunicación, la producción y la circulación, han mejorado el acceso y la diversidad. Aunque como contrapartida crezcan la banalidad, la desinformación y las burbujas cognitivas que alimentan el populismo».
La cultura combate el conformismo
En La conquista de lo cool (Alpha Decay), el periodista Thomas Frank habla de cómo la contracultura estadounidense de los años sesenta fue fagocitada por el capitalismo, y sus lemas convertidos en frases pegadizas para vender un refresco o unas zapatillas. «Los productos de Apple, IBM y Microsoft se vendían como aparatos liberadores y la publicidad de cualquier clase de objeto incita a los consumidores a desobedecer las normas y a buscarse a sí mismos.» El capitalismo siempre encuentra la manera de convertir en reclamo (o en moda) cualquier revuelta social, ya sea el movimiento obrero, el pacifismo, el ecologismo o el feminismo. En este ensayo pionero (que ya publicó Alpha Decay en 2011 y ahora se rescata en una nueva edición revisada prologada por el crítico cultural Jordi Costa) Thomas Frank explica cómo se asumió el lenguaje contestatario de los movimientos juveniles en eslóganes y productos que, traspasados a la esfera del consumo, perdían toda su carga transformadora.
Cómo nace un ‘hater’
Uno de los ensayos más impresionantes de este año es el que firma Talia Lavin, una joven judía sin pelos en la lengua que se infiltró como una rubia nazi en grupos secretos online de supremacistas blancos, nacionalsocialistas, extremistas cristianos o ‘Proud Boys’, con el objetivo de comprender cómo proliferan estos grupos en Internet.
En su accidentado periplo descubre inquietantes redes, e incluso un canal de YouTube de supremacía blanca con casi un millón de seguidores, dirigido por una niña de catorce años. La cultura del odio (Capitán Swing) es un interesantísimo —y aterrador— texto que revela la amenaza que representan algunas de las subculturas más viles de Internet, que hacen todo lo posible por infiltrarse en la opinión pública.
La comunicación entre culturas en la economía global
Antes de hacer un comentario crítico, los estadounidenses suavizan la frase con un halago. Los alemanes, en cambio, no andan con rodeos. En Asia muestran reverencia por la jerarquía, mientras que para los suecos cualquiera puede ser jefe. Todos nos regimos por un contexto cultural que es imprescindible entender antes de pensar en relacionarse con alguien de otro país. En El mapa cultural (Península), Erin Meyer se fija en los estilos comunicativos en el ámbito laboral de treinta países. Las conclusiones son tan interesantes como, a veces, divertidas. «En mi escuela aprendí esta norma, la tradicional regla estadounidense para transmitir correctamente un mensaje potente a la audiencia: Diles lo que vas a decirles, luego díselo y, por último, diles lo que les has dicho».
Cómo la cultura pop japonesa conquistó el mundo
¿Cuándo usaste un emoji por última vez? Hace apenas minutos, probablemente. ¿Recuerdas tu primer walkman? ¿Eres uno de los adictos al karaoke? Todas estas innovaciones se las debemos a los japoneses. En Manga, arcades y karaokes (Península) Matt Alt comparte sus creaciones niponas favoritas. Tiernas, infantiles, estéticas, underground, no se limitaron solo a entretener a generaciones de niños, sino que también transformaron nuestro estilo de vida occidental. «Después de la Segunda Guerra Mundial, los juguetes se convirtieron en un símbolo de puentes construidos entre enemigos. En una revista norteamericana de 1946 aparecen dos jóvenes, uno japonés y el otro un soldado estadounidense, jugando a las carreras con jeeps de hojalata.»