Metrópolis se traslada a Carabanchel, el barrio madrileño donde en los últimos años se han instalado un gran número de artistas visuales
- Como ha ocurrido en otras ciudades, se desplazaron de barrios más céntricos en busca de espacios más económicos y apropiados para su trabajo
- De la colaboración entre los diversos estudios y otros agentes culturales de la zona han surgido iniciativas como el festival de ArtBanchel o Ecosistema Iso
- Carabanchel Distrito Cultural, se emite en Metrópolis el martes 24 de mayo, a las 00.55h en La 2
Carabanchel es un barrio de Madrid que en los 2000 comenzó a vincularse con el mundo de la música por la alta concentración de locales de ensayo y que, en los últimos años, ha seguido creciendo culturalmente gracias a la cantidad de estudios de artistas plásticos, colectivos e individuales, así como otras iniciativas asociadas al diseño, la sostenibilidad, los proyectos colaborativos o la creatividad local. El programa tiene el propósito de ofrecer una visión global del movimiento cultural y artístico de Carabanchel sin pretender ser exhaustivo, ya que la cantidad de agentes es muy elevada: tres edificios dedicados a estudios de ensayos de música, casi una cuarentena de estudios de producción de artes plásticas y visuales, empresas de artesanos dedicados a colaborar con todos estos proyectos, espacios de diseño, de residencia…
La mayoría de los artistas se trasladaron aquí por necesidad: en el centro de la ciudad muchos espacios habían pasado a manos del turismo y los alquileres eran impagables. En Carabanchel encontraron la disponibilidad de grandes edificios industriales –antes dedicados al textil o la imprenta– a mejores precios y con características materiales más favorables para el desarrollo de su producción.
Visitamos algunos de los estudios colectivos más consolidados: Mala Fama Estudios, Nave Oporto, Delirio Estudio o Fantasía Collage. Parte de sus integrantes profundizan en las razones de su desplazamiento, los procesos de trabajo, la convivencia, su relación con el barrio o la percepción que tienen con respecto a la gentrificación. Ninguno de ellos se considera agente gentrificador, muy al contrario, se han integrado en la cotidianidad de Carabanchel; aunque entienden que las grandes empresas inmobiliarias han aprovechado el impulso cultural que proporciona su actividad para construir viviendas donde había edificios industriales. La presencia de los artistas, sin embargo, salvaguarda estos espacios de la especulación.
Otros artistas trabajan de forma individual y han transformado los enormes espacios del barrio en su estudio-vivienda; este es el caso de Laura Lio que llegó a Carabanchel en el 2008 y reformó una nave en ruinas. Desde entonces vive en ella y desarrolla una obra centrada en papel, dibujo y obra gráfica. El ámbito de lo doméstico es la esencia del proyecto de CasaBanchel, una casa donde ocurren interacciones artísticas y residencias. Para sus habitantes-gestores (Jorge Varela, Marko Zednik y Javier Muñoz) lo importante es obviar el mercado y activar iniciativas en el lugar donde viven. Sus últimos residentes son los artistas Ampparito e Irene Luna. En su proyecto se dedican a “liberar” fotomatones haciendo fotos del exterior y utilizando el propio dispositivo como cámara fotográfica. De esta manera, los fotomatones dejan de fotografiar personas para capturar el paisaje que tienen alrededor y ubicarse en el espacio: se liberan del desconocimiento de su contexto.
Una vez establecidos en el barrio, los estudios se hicieron eco de que había otros alrededor y, en un acto muy humano de conocerse, comenzaron a trabajar en un festival que se celebró durante tres ediciones (2017-2019) y se interrumpió debido a la pandemia. Se trata de ArtBanchel, un festival de arte autogestionado, coordinado –entre otras personas– por María Tolmos, que situaba en el lugar de Oporto un gran corredor cultural abierto al público. Los estudios se abrían y proponían a artistas de otras disciplinas presentar una pieza en sus espacios durante los días que duraba el evento. En cada edición participaban más de 30 estudios y más de 120 agentes culturales con performances, teatro, arte sonoro, exposiciones, conciertos, presentaciones de libros, proyecciones, actividades infantiles...
El festival reforzó el sentimiento de comunidad, buena muestra de ello son las asociaciones que promueven la consolidación y preservación de la zona: Carabanchel Distrito Cultural engloba todas las realidades del barrio, mientras que Ecosistema ISO se centra en el polígono ISO. Esta última surgió en el 2019 y es un proyecto piloto de sostenibilidad urbana que protege el patrimonio industrial del barrio a través del arte y la innovación. Se define como plataforma transversal que colabora con las administraciones, tiene representantes de todos los colectivos implicados y es fruto de la unión entre las asociaciones vecinales, talleres de artesanos y otros agentes culturales. Uno de ellos es el IED (Instituto Europeo de Diseño), una escuela de diseño internacional que decide instalarse en Carabanchel por una cuestión estratégica y porque quiere participar del proceso de cambio y ebullición del barrio. Bajo la dirección de José Francisco García, el laboratorio de innovación del IED ha elaborado una metodología de activación urbana y una serie de proyectos concretos como Carabanchel Creativa, en el que colabora el Ayuntamiento de Madrid, para dinamizar procesos, rescatar memorias y conectar personas.
También forman parte de Ecosistema Iso Pilar Balsalobre y Carlos Jiménez de Photo Alquimia, un proyecto que disuelve fronteras entre el arte, la artesanía, el diseño, la ciencia y la naturaleza. Colaboran con otros agentes y llevan a cabo diferentes tipos de propuestas sostenibles: exposiciones interactivas, fotografía 3D, diseños de stand, instalaciones artísticas, arte urbano o imagen gráfica. Uno de sus encargos fue la realización de las etiquetas de Patanel, cerveza artesana producida en el barrio de la mano de cuatro amigos. En el bar de Patanel se cuecen muchas de las actividades culturales conjuntas que verán la luz más adelante, según cuenta Indio, gestor del ya mítico Gruta 77’, un sala de música rock declarada patrimonio de la ciudad en el 2012, que fue de las primeras en instalarse en la zona y generar movimiento alrededor.
También se han ubicado en el barrio iniciativas con una faceta artística más comercial como es taller de edición gráfica contemporánea Benveniste Contemporary o las galerías de Sabrina Amrani y La Gran. Se sintieron atraídos por las dimensiones de los espacios y la cantidad de estudios de arte y, en la actualidad, se suman a los recorridos conjuntos y propuestas colectivas del barrio promoviendo una manera diferente de acercarse al arte. Entre todos los agentes conforman una genuina red cultural de convivencia y cuidados que hoy, en Metrópolis, nos adentramos a conocer.