Pontevedra, amodiño por la capital del peatón
- La capital del Lérez posee uno de los centros históricos mejor conservados de Galicia
- Es ideal para recorrer caminando por su apuesta por la peatonalización y por los senderos que parten del centro y se adentran en la naturaleza
Amodiño se puede traducir como despacio, pero tiene un significado más profundo que implica disfrutar lentamente de algo. Es la actitud que se necesita para recorrer el centro de Pontevedra, unas calles y plazas que llevan dos décadas libres de coches prácticamente porque, en 1999, cuando todavía nadie apostaba por la peatonalización, en la capital de las Rías Baixas decidieron priorizar a los caminantes.
Dos décadas después, casi todos los vecinos están felices y también los turistas que pueden disfrutar de la ciudad de una manera muy tranquila. Y eso precisamente es lo que hemos hecho hoy en El gallo que no cesa, recorrer las plazas, los puentes y las iglesias de la capital de las Rías Baixas.
La señora de las Rías Baixas
Pontevedra se encuentra a orillas del Lérez, un río que desemboca en el Atlántico formando la ría de Pontevedra, una de las Rías Baixas.
Iván Puentes, concejal de medio natural y sostenible del Concello de Pontevedra, nos la sitúa en el mapa: “está en el corazón de las Rías Baixas, es la capital de esa marca y de ese lugar maravilloso y paradisíaco que son las Rías Baixas”.
Además de visitar los alrededores que incluyen playas interminables, islas Patrimonio de la Humanidad y pueblos repletos de hórreos, Pontevedra presume de tener uno de los centros históricos mejor conservados de Galicia.
Hasta hace dos décadas estaba bastante degradado, pero se empezó a recuperar con la peatonalización. Yoya Blanco, concejala de turismo del Concello de Pontevedra, nos habla de estos cambios: “la transformación ha sido brutal, ha hecho una apuesta muy importante por la peatonalización y por dar prioridad a las personas por delante de los vehículos”.
Plazas, puentes, palacios e iglesias
Pontevedra está llena de rincones con encanto. Plazas y calles donde merece la pena detenerse un buen rato. Comenzamos en la Herrería, una gran plaza que se llama así porque albergaba en sus soportales los talleres de forja. Yoya nos recomienda “ponernos en el centro de la plaza de la Herrería, ver a los dos lados y contemplar enfrente monumentos como la Iglesia de San Francisco”.
Cerca también se encuentra uno de los templos con más devoción de toda la provincia: el santuario de la Virgen de la Peregrina. Es del siglo XVIII, alberga una talla del siglo XIX, se ha convertido en el símbolo del Camino Portugués y “destaca mucho por su planta en forma de concha de vieira", nos explica en la oficina de turismo la informadora Cristina Loureiro Martínez.
Enfrente de la Peregrina está una de las estatuas más famosas de la ciudad: la del loro Ravachol, dedicada a un ave bastante deslenguada que vivió a finales del siglo XIX y a comienzos del XX en la farmacia de Don Perfecto Feijóo ubicada en esta misma plaza. El loro se ha convertido en el símbolo del carnaval de la ciudad.
Tampoco podemos perdernos el resto de plazas de la ciudad, el museo de Pontevedra y la basílica de Santa María relacionada con la historia de los mareantes.
Verde que te quiero azul
En Pontevedra, ciudad y naturaleza se funden en uno y el azul del cielo, del río y de la ría se mezclan con el verde de la vegetación.
Su ubicación, junto al río Lérez y al fondo de la ría que lleva su nombre, es uno de sus grandes atractivos. En la urbe lo saben y han desarrollado una red de senderos que conducen a espacios de gran valor medioambiental cómo la Xunqueira de Alba o la isla de las Esculturas, una isla de juncos en mitad del río que se transformó en un parque lleno de esculturas de granito, la piedra de Galicia.
Y junto al río destacan sus puentes: la pasarela peatonal de la isla del Cobo, el puente de las Corrientes, el puente de los Tirantes o el puente del Burgo, “un antiguo puente romano, llamado puente viejo, que es de donde aparece el origen del nombre de Pontevedra”, nos cuenta Cristina.
Este mismo puente lo atraviesan miles de peregrinos todos los años rumbo a Santiago.
Sabores marineros
La ría y el Atlántico proveen a Pontevedra de muchos alimentos: pescado, pulpo, marisco de concha... Y los mejores lugares para degustarlos son los restaurantes del centro, ubicados “en la plaza de la Leña, plaza de la Verdura e incluso en la Plaza Cinco Rúas que se encuentra al lado de la casa donde vivió Valle-Inclán". Desde la oficina de turismo, también nos recomiendan visitar el Mercado de Abastos que “abrió un espacio gastronómico hace poco y además existe la posibilidad de comprar el producto fresco en el mercado y cocinarlo arriba en los restaurantes”.
Conocedora de sus atractivos gastronómicos, Pontevedra opta a ser Capital Española de la Gastronomía. Motivos para alcanzar el título no le faltan, lo que es seguro es que deja muy buen sabor de boca.