¿Qué comían los romanos?
- Entre las carnes que consumían, destaca la de loro, gacela y hasta perro
- La comida más contundente era la cena, que comenzaba a las 15:00 horas y podía prolongarse hasta medianoche
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En ‘Saber y ganar’ nos gusta recordar cómo era la vida en civilizaciones antiguas y la romana es una de las que protagoniza nuestras preguntas con asiduidad. En esta ocasión queremos rememorar cómo era la gastronomía en la Antigua RomaY es que en la ‘Batería de sabios’ hemos mencionado el garum, un condimento muy apreciado elaborado con vísceras de pescado.
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Sabemos que los romanos consumían productos propios de la zona del Mediterráneo, pero algunos de ellos nos resultarían algo desagradables a día de hoy. Además, hay que tener en cuenta que a lo largo de los mil años en que el imperio estuvo en pie hubo cambios en su dieta propiciados por la influencia de los territorios conquistados. ¿Qué comían los romanos? Respondemos a esa pregunta en el siguiente artículo.
Desayunos muy parecidos a los actuales
Es evidente que no todos los ciudadanos romanos desayunaban lo mismo ya que el menú se diseñaba en función de la clase a la que se perteneciese. La base para todos eran unas tortas planas hechas de farro, un grano de cereal similar al trigo, y sal. Las personas más pudientes podían combinarlas con miel, huevos, queso, frutas y leche, algo que no dista mucho de los desayunos actuales. Cuando llegó la era cristiana se cambió el pan de farro por el de trigo que a veces se humedecía con vino y se combinaba con aceitunas, uvas, queso y galletas.
Carne de loro y flamenco, las delicatessen de los romanos
Aunque la base de la alimentación en aquella época venía de productos derivados del trigo, se consumían carnes de todo tipo. La de cerdo era la más habitual aunque poco a poco se fueron añadiendo la de buey, cabra, ciervo, oveja, gacela, gamo y perro. Además, los ricos la condimentaban con miel, pimienta, menta, salvia, ortiga y coriandro.
Si hablamos de lujos en la mesa, no podemos obviar la carne de loro y la de flamenco. En la época de los emperadores, los pollos, las ocas y las gallinas se engordaban con harina hervida y aguamiel para satisfacer la gula de los comensales. Lo que sí se evitaba era la carne de golondrina, porque comían mosquitos, y las de cigüeña, ya que devoraba serpientes.
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La cena, la comida más importante del día
En la época romana, las gachas, llamadas puls, eran la esencia de la cena. Eso sí, quien tenía dinero podía permitirse combinarlas con huevos, queso, miel, carne y pescado. Los más pobres las mezclaban con aceite de oliva y verduras, en caso de ser posible. También se consumían lechuga, puerros, huevos duros y judías con tocino. Ahora bien, cuando había invitados, la cena se convertía en todo un despliegue de platos elaborados: aperitivos a base de ostras, trufas o atún, un plato fuerte de cabrito, pollo, jamón o marisco, y postres como uvas, incluidas las pasas, y pasteles bañados en miel. En un principio las almejas y las ostras se comían al final de los ágapes pero con el tiempo pasaron a ser entrantes.