Comida de combate: probando cómo se alimenta el ejército español
- Cereales de desayuno, sopa instantánea, judías con chorizo o sardinas son algunos de los platos que come el ejército
- Desde hace 15 años, la comida de combate se fabrica en España
- Inma Garrido prueba uno de estos menús y pregunta por su opinión a un soldado.
Todos nos hemos imaginado que los soldados, durante sus operaciones, no deben comer muy bien. Y puede parecer muy épico, pero la imagen de un soldado en la trinchera mascando una raíz no es la imagen que ningún gobierno quiere para sus fuerzas armadas. De hecho, que los alimentos lleguen a todo el personal sin importar la ubicación ni circunstancia en la que se encuentre, lleva siglos siendo objeto de estudio.
¿Qué comen los soldados durante las maniobras?
Los soldados están sometidos a unas condiciones de trabajo muy duras física y mentalmente, por lo que su dieta tiene que ser energética pero también equilibrada nutricionalmente. Además de esto, se busca que sea sabrosa, porque que una comida sea placentera es importante para mantener buen estado el ánimo, capacidad de alerta y permite que el cerebro trabaje mejor. ¿Pero qué comen en el ejército cuando tienen que estar uno o varios días fuera, en condiciones climatológicas de lo más dispares y donde no es posible suministrarles alimentos?
Historia de la comida de combate
Desde los 90 del siglo pasado, se comenzó a trabajar con las raciones de combate. Unas raciones al principio colectivas (raciones colectivas de campaña), para 36, 12 o 10 personas, que proporcionaba alimentos equilibrados, ligeros y con buenas propiedades organolépticas para cubrir las necesidades de un día. Hacia 1995 aparecieron las conocidas raciones individuales de combate. Unas raciones que hacen posible que un soldado tenga su propia comida para 24 horas, proporcionándole unas 3500/4000 kcal con bastante menos de 3 kg de peso en la mochila.
Desde hace 15 años, la elaboración de estos menús transportables, además de otro tipo de kits de emergencia, corre a cargo de la Unión Temporal de Empresas (UTE), Raciones de España formada por las empresas Jomipsa (Muchamiel, Alicante), Teógenes Ruiz (Tarancón, Cuenca) y Alonso Hipercas (Alcorcón, Madrid). Estas empresas preparan también raciones individuales de combate para ejércitos de otros países, tanto de Europa como de África y Asia.
Cómo son los menús individuables de combate españoles
La ración de combate del ejército español viene dividida en tres módulos que corresponden al desayuno, a la comida (o menú “A”) y a la cena (menú “B”). De los módulos A y B hay cinco menús distintos. Además de estos tres módulos, los soldados reciben “el peor invento del ser humano, el pan galleta”, como lo describen los soldados. El pan galleta es un pan deshidratado “insípido y que no hay manera de tragar a no ser que te lo comas con paté o leche condensada y ni con esas”, aseguran.
El menú viene en una caja envuelta por una bolsa opaca color caqui con el distintivo de las fuerzas armadas. Por la forma cuadrada, sus 760 gramos de peso y su tamaño, los soldados lo llaman “ladrillo”. Cada ladrillo trae unas instrucciones en español, inglés y francés donde también se detalla qué contiene la caja.
En el módulo del desayuno de combate viene: un sobre de cacao en polvo, tres sobres de leche condensada, un sobre de copos de cereales, un paquete de galletas y una chocolatina. “Los cereales del desayuno están muy buenos. Es uno de los módulos que más nos suele gustar”, comenta Rafa, soldado del Ejército de Tierra.
Además, incluye los complementos comunes a todos los demás módulos: pastillas depuradoras de agua, dos pastillas de combustible sólido, un sobre de sales para rehidratarte, un chicle, un estuche de cerillas, un hornillo, servilletas de papel, un cepillo de dientes, un sobre de dentífrico y desinfectante de manos. El cepillo de dientes es el único complemento que viene únicamente en los desayunos, por lo que lo han de conservar para todo el día. Cada menú A y B sí incluye un sobre de dentífrico.
El sabor de las raciones de combate
“No hay nada más particular para un país que su gusto y nosotros somos conscientes de que cada cliente debe de tener la comida a la que están acostumbrados. De todos modos, el Ministerio de Defensa nos lo da todo muy marcado y estandarizado, no hay margen para la interpretación” nos cuentan desde Jomipsa.
El soldado Rafa comenta que la comida individual de combate española gusta bastante entre los compañeros y los de ejércitos de otros países. “Tienes la sensación de estar comiendo comida de verdad, en otros ejércitos, como el francés, llevan mucha comida deshidratada y platos que saben más artificiales”.
De los 10 menús A y B, dice que lo que más éxito tiene son los callos, la carne guisada y las “salchichitas con tomate”. “Las salchichitas, aunque es una comida más simple, tienen muy buen sabor y además son rápidas de comer, algo que muchas veces se agradece”. La comida que él destaca como menos apetecible es el pote gallego.
Comida del ejército: una reseña civil
Para conocer de primera mano cómo son estos menús, pido un menú A por internet. En pocos días me llega a casa el menú A4 que, además de los complementos que ya especificamos en el módulo del desayuno, contiene un sobre de sopa de pollo instantánea, una lata de judías con chorizo, una lata de sardinas en aceite vegetal y una tarrina de crema de albaricoque.
Todos los alimentos vienen perfectamente precintados y con envases personalizados para el Ejército de Tierra. En menos de un cuarto de hora he calentado los dos platos principales: la sopa y las judías. Sin embargo, el hornillo levanta bastante humo y deja mucho sabor al combustible químico en la sopa.
Además, es una sopa de sobre, por lo que tiene el sabor artificial y subido de sal propio de este tipo de alimentos. Mucho mejores me parecieron las judías con chorizo. Más equilibradas de sal, con un olor y sabor bastante casero, caldo espeso y legumbres tiernas y mantecosas. El chorizo no tenía un sabor especialmente intenso ni especiado.
Las sardinas en conserva son de un tamaño considerable y vienen tres en la lata. No incluye el aclamado pan galleta, así que me las comí a palo seco y en este caso se hace un poco extraño comer unas sardinas en conserva sin acompañarlas con nada. El postre es empalagoso sin más, pero es cierto que no soy amante de las confituras. Suscribo lo que me contaba Rafa, en general, tiene muy buenas propiedades organolépticas.
Me pregunto qué opinión tendrá de esta comida enlatada alguien que no conoce la gastronomía española. Encuentro que Jingsando, un Youtuber coreano, ha probado el menú A1 del Ejército español de Tierra.
Este menú lleva sopa de pollo y pasta, lentejas con chorizo, caballa en conserva y dulce de manzana. Es muy divertido ver cómo nos enfrentamos a una gastronomía que no conocemos cuando nadie nos explica cómo prepararla o cómo tomarla. El Youtuber disuelve la sopa de sobre como si fuese un Frenadol, no le da apenas tiempo de cocción y, aún así, su única pega es que está salada. Describe el chorizo como “un montón de carne” (y lo dice positivamente). Lo mejor es cuando cocina en el hornillo la caballa en aceite.
El veredicto de Jingsando es el mejor que le puedes dar a una comida extranjera: decir que sabe a la comida de tu país. “Sabe como la comida coreana. Si hubiese arroz, esto sería una mesa coreana”. Toma elogiazo.
Menús adaptados a los tiempos
En Jomipsa nos aseguran que se testean los platos y hay interés continuo en la satisfacción del usuario final. “Se hacen catas y rectificaciones de recetas y sabores constantemente. Trabajamos mano a mano con el cliente”. En este caso, el Ejército de Tierra, traslada al Ministerio de Defensa el feedback del usuario sobre las comidas.
Como cada cliente indica qué recetas quiere para sus raciones, se añaden nuevos productos y platos e incluyen menús halal, hindúes y vegetarianos. “El Ejército de Tierra tiene incluido el menú halal entre sus peticiones”, nos dicen desde la UTE.
Tan marcados llegan los encargos por parte del Ministerio de Defensa español que, aunque la UTE con la que trabajan dispone de algunas mejoras, no se les suministran. En Jomipsa nos hablan del pouch que ofrece un sistema de calentamiento de comida químico sin fuego.
Con el hornillo que usa nuestro ejército de tierra, la comida adquiere algo de sabor; se tiene que hacer fuego; corres el riesgo de vuelcos mientras se te calienta y, además, el humo puede delatar la posición del soldado si está en un combate. El pouch evitaría estos inconvenientes, es un baño maría sin fuego, un sistema más caro que ya usan otros ejércitos.
Y los residuos ¿qué?
Cada uno de los ladrillos genera una cantidad importante de residuos no orgánicos debido a los envoltorios. Esto tampoco es algo que se deje a la interpretación y voluntad del soldado. “Si estamos en un infante mecanizado, los metemos en una bolsa o en la mochila y los redistribuimos. Si estamos de maniobra, hay un camión que se encarga de gestionar los residuos. Hay una normativa medioambiental que cumplimos a rajatabla”, dice el soldado Rafa.