Asier Etxeandia habla del bullying que sufrió de niño: ¿Qué le dicen ahora los que le pegaban?
- El actor ha hablado de lo dura que fue su infancia: “Siempre había como 5 niños esperándome para pegarme"
- Más de uno de los chavales que le insultaban y le pegaban se han puesto en contacto con él tras verle triunfar
- Asier Etxeandia recuerda la pesadilla que tuvo que pasar para ser 'Chico Almodóvar'
La infancia de Asier Etxeandia no fue nada fácil. Él mismo lo ha contado en La Matemática del Espejo. El actor ha recordado que cuando era niño tuvo que enfrentarse al sufrimiento, el bullying, las palizas y los insultos que recibió en el colegio: “Me tenía que escapar casi todos los días por entre las aulas de profesores, que no podían pasar los niños. Iba a gatas para no pasar por el patio del recreo, que es por donde salíamos, porque siempre había como cinco niños esperando para pegarme”.
“De niño no tenía amigos, me sentía muy solo y tenía miedo”
La niñez de Asier Etxeandia no fue de color de rosa, más bien todo lo contrario, así se lo ha contado a Carlos del Amor: ”Excepto de porque era maricón, lo demás era negro, negro, vamos carbón. Mi infancia no fue fácil, era entre aburrida y difícil”. El actor ha confesado que cuando era pequeño, a pesar de no tener los recuerdos claros, sí tiene la sensación de haber sufrido mucha soledad y mucho miedo: “No tenía amigos, no sabía cómo hacerme amigos. Era un niño muy cobarde, con un niño interior muy bestia que se exponía todo el rato sin darse cuenta”.
El niño de Bilbao, que sufrió bullying durante mucho tiempo, siempre se sintió diferente. Según ha contado, era incapaz de prestar atención en el colegio, pero tenía una grandísima concentración en su imaginación: “Era una bomba, yo me convertía en hombre lobo solo en una esquina y de repente, abría los ojos y tenía a diez a mi alrededor mirándome, partiéndose el churro y empezando a collejas conmigo”.
“La única vez que me defendí fue para que mi padre no viera cómo me zurraban”
“Cobarde”, así se define Asier ante toda esta historia. ¿Por qué razón?: “Porque a mí me hubiera gustado romperle la cara al cabecilla como mi padre me decía”. Sin embargo, esa no era su esencia: “Yo pensaba: “¿Por qué me voy a tener que convertir en él? Si es que yo no soy él, yo no entiendo eso". ¿Por qué coño para poder entrar en la sociedad tienes que comportarte como los demás? Hostias o ser un 'burrángano'. Precisamente hay cierta belleza en mi exclusividad, porque ellos son tontos y no se dan cuenta, así que, bueno, pues me va a costar un poquito más de años, pero nunca supe defenderme”.
Sin embargo, sí hubo una ocasión en la que Etxeandia sacó las fuerzas de donde ya no le quedaban y se enfrentó a uno de esos que le hacían la vida imposible. ¿El motivo? No defraudar a su padre: “La única vez que yo me defendí fue porque vi a mi padre bajar la cuesta que bajaba a recogerme y, para que no viera como me zurraban, me defendí y empecé a hostias con todos y mi padre estuvo muy orgulloso, pero realmente no sirvió de nada. Le vino muy bien, estuvo muy orgulloso de mí durante muchos meses, de verme como me hostiaba”.
¿Qué sabe de los que le hacían bullying?
Pasados los años, Asier hizo su vida, creció y se convirtió en el actor que todos conocemos ahora. Pero, ¿qué ha sido de aquellos que marcaron su infancia? Más de uno se ha puesto en contacto con él, hace muy poco uno de los cabecillas del grupo: “Era peligrosillo ahí, un terremoto, e iba a por mí. Encima era de estos que te cae como bien, porque yo tengo el recuerdo que me caía como gracioso y yo le quería gustar, y él iba más todavía a por mí. Me llamó para decirme: “Tío Asier, te hicimos la vida imposible. He estado viendo cosas tuyas. Tío te lo has currado. Perdónanos que fuimos unos cabrones y tal… Y me emocionó mucho. Y cada vez que nos encontramos pues eso, muy cariñoso y muy bien”.
¿Tiene alguna secuela?
Según ha dejado claro en La Matemática del Espejo, Asier Etxeandia es muy de amigos, le encanta estar siempre rodeado de su gente y sentir el cariño de los suyos: “Uno de los grandes problemas quizá, es que no sé mucho estar solo”. Cree firmemente que eso es producto de la soledad de su niñez: “He buscado la comunidad toda la vida, entonces la he tenido tan poco, supongo que de mi infancia venía con tanta ansiedad con eso, y bueno, es que yo la descubrí haciendo teatro, cuando deje de dar tumbos y con 18 años me fui de casa de mis padres y me metí a estudiar teatro, ahí fue cuando descubrí yo el sentido de la comunidad. A mí es que eso me ha salvado”.