Dickens, el cronista de la miseria victoriana
- El inmortal escritor inglés retrató como nadie la pobreza de toda una época
- Repasamos la vida y obra del autor en el aniversario de su nacimiento
Quien quiera conocer la vida en la Inglaterra decimonónica, que no acuda a las crónicas oficiales, sino a las novelas de Charles Dickens (1812-1870). Esa fue la recomendación que el periódico The Guardian hizo a sus lectores en la necrológica del que tal vez sea el mejor escritor inglés del siglo XIX.
El autor de Oliver Twist, David Copperfield, Historia de dos ciudades y Grandes esperanzas, entre otras grandes obras, retrató como ningún otro las miserias de la época victoriana: denunció la pobreza, el maltrato a la clase obrera y la corrupción de las instituciones en una constante crítica a la hipócrita moral burguesa.
El realismo de sus obras, no obstante, estaba salpicado de una fantasía deliciosa de la que surgieron personajes tan inolvidables como extraños e incluso estrafalarios.
"La famosa excentricidad inglesa estaba reservada a los aristócratas. A partir de Dickens, la clase media y la clase baja es más excéntrica incluso que los aristócratas", apuntaba Luis Magrinyà, director de la colección de clásicos de la editorial Alba, en La estación azul.
El material con el que Dickens construía sus textos no provenía solamente del tiempo que le tocó vivir, sino de su propias experiencias, algunas de ellas traumáticas: su familia se tuvo que trasladar a una prisión, la de Marshalea, cuando encarcelaron a su padre, ahogado por las deudas, y a los 12 años se vio obligado a trabajar en una fábrica de betún 10 horas diarias por un sueldo de seis chelines semanales.
Estas vivencias, reflejadas en sus desamparados personajes infantiles, como Oliver Twist y David Copperfield, contribuyeron, sin duda, a alimentar el mito en torno a su figura y a acercarlo todavía más al gran público, que esperaba ansioso los fascículos mensuales de sus obras.
"Los lectores victorianos leían a Dickens y algunos los leían en voz alta en reuniones que se celebraran en determinadas localidades donde había gente que no sabía leer y que iba a escuchar la obra de Dickens", subrayaba el rector de la Universidad de Alcalá y catedrático en Filología Inglesia Fernando Galván en Latidos del mundo en Radio 5.
A los 15 años, Dickens comenzó a trabajar en un despacho de abogados, pero pronto lo abandonó para convertirse en cronista parlamentario. Fue a los 24 cuando publicó, bajo el seudónimo de Boz y por entregas, su primera novela, Los papeles póstumos del Club Pickwick (1836-1837), que narra el viaje por toda Inglaterra de una especie de filántropo, el señor Pickwick, y tres adeptos a su hermandad.
Sin embargo, años atrás Dickens ya había visto publicados varios de sus relatos en la revista Bentley's Miscellany, de la que era editor. Esos textos fueron recopilados en un libro 10 años después de la muerte del autor, en 1880, con el título de Los papeles de Mudfog.
En ellos un irónico Dickens se burlaba del surgimiento de las sociedades científicas y de los políticos, tal como podemos comprobar en los fragmentos sonoros de esta emisión de La libélula de Radio 3.
El escritor de las Navidades
Cuando Dickens publicó su Cuento de Navidad (1843) ya era un escritor famoso, sobre todo por ser el autor de Oliver Twist, pero con la historia de Ebenezer Scrooge se convertiría para siempre en el escritor de las Navidades.
Es un relato muy simple acerca de la redención, pero desde el principio conquistó el corazón de los lectores, muy especialmente el de los más pequeños, que generación tras generación se asombran con la increíble transformación de un hombre sin corazón en otro lleno de generosidad.
El dramaturgo José Padilla nos traslada a Londres, a ese 24 de diciembre de 1842, en esta versión libre de Cuento de Navidad. Una ficción sonora interpretada por Aitor Tejada, Juan Vinuesa, José Luis Torrijo, Javier Lara, Raúl Prieto, Israel Elejalde, Inma Cuevas, Mamen Camacho y Rocío Calvo, y ambientada por Estudio 340.
Una buena manera de que los niños puedan acercarse a Dickens es a través de las muchas adaptaciones infantiles de sus obras. En el caso concreto de Cuento de Navidad, por ejemplo, La estación azul de los niños recomendaba Nochebuena de fantasmas, de la editorial Vicens Vives.
Pero para conocer mejor la historia del propio escritor, el programa de Cristina Hermoso de Mendoza proponía La fábrica de betún, de Vicente Muñoz Puelles, editado por Anaya. En este cuento, su autor se sumerge en la infancia de Dickens y nos cuenta sus primeras lecturas, como El Quijote y Robinson Crusoe, interrumpidas por su trabajo en la fábrica.
"Tener que trabajar en la fábrica de betún le fastidió mucho -contaba Muñoz Puelles a los pequeños oyentes- porque pensó que nunca tendría oportunidad de volver a la lectura, porque el trabajo era tan duro que le ocupaba todos los días y llegaba a casa muy cansado".
Sus últimas grandes obras
Un aciago 9 de junio de 1865, Dickens sufrió un accidente ferroviario en Staplehurs del que salió ileso casi milagrosamente. Ese mismo año el escritor publicó Nuestro amigo común, para muchos su mejor novela aunque no se encuentre entre las más populares. Este libro y el relato El guardavía (1866) surgieron de aquella trágica jornada, de la que el escritor nunca se recuperaría.
"Recuerdo con devota gratitud que no he estado más cerca de separarme de mis lectores para siempre que en ese momento, y así será hasta que se escriba junto a mi vida la palabra con la que a día de hoy concluyo este libro: fin".
La sofisticada trama de Nuestro amigo común, que gira en torno a la idea del dinero y lo que puede hacer con la vida, "nos remite al Dickens más pesimista, enfermo, que intuye su muerte", tal como nos explica Esther de Lorenzo en Biblioteca básica,
La última novela que publicó Dickens tiene por título La declaración de George Silverman (1869), rescatada por la editorial Periférica en 2019, una obra "breve, perturbadora e hipnótica", como la califica Use Lahoz en el microespacio de Radio 5 Jardín de quimeras.
El niño George Silverman se queda huérfano y es acogido en una granja por el señor Hawkyard, que lo anima a formar parte de una congregación y le otorga un acceso al ascenso social. "Reconocemos ecos del Dickens clásico. Se repiten temas que él contribuyó a hacer universales, como la infancia, la pobreza, el destino y la lucha de clases", señala Lahoz.
Amores difíciles
La vida sentimental de Dickens fue, cuando menos, turbulenta. Se casó a los 24 años con la también escritora y actriz Catherine Thompson, con la que tuvo una decena de hijos y una convivencia difícil que acabó en una ruidosa separación. Pero en el corazón del autor nunca se apagaron del todo los rescoldos de su relación juvenil con Maria Beadnell.
La correspondencia privada de Dickens con Beadnell es objeto de estudio del ensayo Dickens enamorado, de Amelia Pérez de Villar, que en el programa de Radio 3 En la nube destaca también el idilio del escritor con la actriz Ellen Ternan, con la que convivió durante más de una década a pesar de la reprobación de la estricta moral victoriana.
Un melómano amante de la ópera
Dickens era un gran melómano. Sus compositores favoritos eran Mendelssohn, Chopin y Mozart y, como nos cuenta El despabilador de Radio Clásica, el escritor acudía a la ópera cada vez que viajaba al continente.
Se relacionó con los compositores Arthur Sullivan y John Hullah, autor este último de la música de la ópera The village coquettes para la que Dickens escribió el texto. También conoció al violinista austriaco Joseph Joaquim, del que admiraba especialmente su interpretación de la sonata El trino del diablo, de Tartini.
También le gustaba cantar y escribió unas baladas, The Ivy green, que aparecen en Los papeles póstumos del Club Pickwick.
Adaptaciones cinematográficas
Cerca de 200 películas han llevado a la pequeña y gran pantalla las historias de Dickens, lo que da una idea de la enorme trascendencia de la obra del escritor. El periodista Víctor Arribas hacía un repaso de algunas de las mejores en De película.
Se quedaba, entre otras, con el Oliver Twist de David Lean (1948) y la versión musical de la misma novela de Carol Reed (1968), galardonada con cinco Óscar; el David Copperfield de George Cukor (1935), todo un blockbuster de la época; la "gigantesca y magistral" Historia de dos ciudades (1935) de Jack Conway, y las Grandes esperanzas de David Lean (1946), aunque quien esto firma añadiría, sin lugar a dudas, la adaptación de esta última de Alfonso Cuarón en 1998, con Gwyneth Paltrow y Ethan Hawke y una impresionante banda sonra de Patrick Doyle.
No se olvida Arribas de las múltiples adaptaciones de Cuento de Navidad, versiones de Disney, teleñecos y Robert Zemeckis incluidas.