Emilio Herrera, el español que inventó el traje de astronauta

• Nacido en Granada en 1879, realizó estudios sobre el hiperespacio y hasta un proyecto para un viaje tripulado a la Luna
• Se ganó la admiración del mismísimo Albert Einstein
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Emilio Herrera con su diseño de traje espacial

La ciencia es uno de los temas favoritos de los guionistas de ‘Saber y ganar’ y todo lo que tenga referencia a avances y descubrimientos que cambiaron el mundo es susceptible de aparecer en nuestro programa. En el capítulo de hoy hemos recordado la figura de Emilio Herreray que realizó diversas investigaciones en el ámbito de la aeronáutica y la ciencia en general. ¿Conoces su figura? Aquí te contamos algunos de sus mayores logros.

Nacido en Granada y enamorado de la aviación

Emilio Herrera nació en Granada el 13 de febrero de 1879 en el seno de una familia burguesa. Su padre era el poeta y novelista José Herrera Petere, y uno de sus antepasados fue el arquitecto Juan Herrera, quien participó en la ideación del Monasterio del Escorial por orden del rey Felipe II. Se cuenta que hubo tres acontecimientos que marcaron la vida del pequeño Emilio y que sucedieron en Granada: el terremoto de Navidad de 1884, las inundaciones del río Darro un año y después y la consecuente epidemia de cólera. Dejó su ciudad natal para ingresar en la Academia de Ingenieros de Guadalajara después de haber abandonado sus estudios de Arquitectura, y ahí comenzó a adentrarse en el apasionante mundo de la aviación que marcaría su vida.

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Carrera militar de altos vuelos

Emilio Herrera ascendió rápidamente y pidió el traslado a la Escuela Práctica de Aerostación para aprender cómo funcionaban los aerostatos. Estamos en el año 1903 y el sector de la aviación era todo un universo por descubrir. No solo aprendió a manejar los aparatos y viajó a diversas exhibiciones, sino que en 1914 se convirtió, junto a su compañero José Ortiz Echagüe, en el primero en atravesar el estrecho de Gibraltar en el primer vuelo entre Europa y África.

En el sector de la aerostática tuvo grandes ideas que llegaron a materializarse, como la creación de la primera aerolínea transoceánica para el transporte de pasajeros. Se llamó Transaéra Colón, unió Europa y América, aunque acabó siendo realizada por una empresa alemana.

El diseño del traje que inspiró la vestimenta actual de los astronautas

La mente de Herrera no tenía límites y como tal quería que el ser humano alcanzase cotas a las que todavía no se había llegado. Una de ellas era el espacio. Estudió la posibilidad de ascender en globo 26.000 metros de altura para llegar a la estratosfera y así medir la radiación cósmica y fue gracias a esa idea que acabó diseñando el primer traje de astronauta de la historia. El ingeniero, consciente de las condiciones a las que las personas que subiese en ese globo se iban a someter, tuvo claro que precisaban de un atuendo que les aislara de la presión y el frío, además de proporcionarles oxígeno y buena movilidad.

Ese traje pionero tenía tres capas: la primera era de lana, la segunda de caucho y la tercera era de tela pero con unos refuerzos de cables de acero. Estas tres capas llevaban una más por fuera que estaba hecha de plata, cuyas propiedades evitaban que este se recalentara. Además, las articulaciones contaban con un sistema de acordeón para que el usuario pudiese moverse a su gusto. En aquel diseño también se incluyó el de un casco para proteger la cabeza. Era de forma cilíndrica, estaba hecho de acero y tenía una cobertura de aluminio. Además, contaba con un triple cristal que tenía la misión de evitar la radiación solar. Emilio Herrera también añadió un micrófono en su interior para que la persona que lo llevase pudiese comunicarse con el exterior.

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La Guerra Civil frustró sus planes

Muchos se preguntarán la razón por la que Emilio Herrera no ha gozado de mayor trascendencia en nuestro país y en el mundo entero, y la explicación está en un acontecimiento que asoló España: la Guerra Civil. El estallido del conflicto hizo que tuviese que exiliarse a Francia, donde vivió gracias a los beneficios de sus patentes, continuando además con sus investigaciones. De hecho, trazó una gran amistad con Albert Einstein. Tanto es así que el Premio Nobel de Física lo recomendó para que ocupase el cargo de consultor de física nuclear en la UNESCO. Falleció en Ginebra a los 88 años siendo una figura reconocida a nivel mundial, algo que no ocurrió en su país.