Chicho Ibáñez Serrador: tres años de su muerte
- Dejó un largo legado gracias a sus éxitos como el "Un,dos,tres..." e "Historias para no dormir"
- Recibió el Goya de Honor en 2019, pocos meses antes de fallecer
Hace tres años ya que Chicho Ibáñez Serrador nos dijo adiós para siempre, a los 83 años de edad, dejando un legado más que relevante para la historia del cine y de la televisión de nuestro país. Y es que Chicho ha sido el precursor de muchas de las dinámicas de los concursos televisivos de España, y de un género que hace unas décadas aún estaba por descubrir: el terror.
Narciso Ibáñez Serrador nació el 4 de julio de 1935 en Montevideo, Uruguay. Fue el único hijo de la pareja de actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Criado entre giras y escenarios, debido a una enfermedad que padeció de niño, se convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.
En la década de los 50, ya en España, trabajó como actor en la compañía de teatro de su madre y, poco después, pasó a la dirección teatral. En 1957 regresó a Argentina y, junto a su padre, inició una exitosa colaboración en teatro, radio y televisión.
Regresó en 1963 a España, con cintas de sus trabajos en Argentina que presentó a TVE, a la que trasladó todo lo que había aprendido en América, revolucionando y modernizando la televisión de los 60 en nuestro país con series como "Mañana puede ser verdad" o "la Historia de Saint Michel", pero especialmente con "Historias para no dormir". En el cine, alumbró grandes títulos como "La Residencia" y "¿Quién puede matar a un niño?", de las que fue guionista y director.
Para saber algo más sobre nuestro protagonista, esta semana, en Memoria de Delfín, hablamos con uno de sus dos hijos, Alejandro Ibáñez Nauta; y con Luis Larrodera, presentador del mítico concurso ‘Un, dos, tres... a leer esta vez’, en su última temporada.
Según nos cuenta Alejandro, Chicho Ibáñez Serrador, "era un padre ausente porque estaba todo el día trabajando, quizá por eso era un padre blando, porque no estaba en casa para darme palos, pero cuando estaba, me los daba. Yo no era un buen estudiante, y de ahí que fuera estricto conmigo". De su infancia, Alejandro recuerda sentarse "encima del sofá, detrás de los hombros de mi padre dándole un masaje, mientras él y los compañeros de trabajo hacían la lectura de guiones, y a cambio, mi padre me daba 500 pesetas"; a lo que añade, "mi recuerdo es que toda la familia del ‘Un, dos, tres’ ha sido parte de mi vida. Han sido tíos, primos, hermanos y primas, porque estaban todo el día en casa, y es que este programa era de lunes a domingo, no había descanso".
Chico Ibáñez Serrador lo tenía todo tan claro que, hasta sabía o intuía los apellidos que funcionaban en televisión. Al igual que hizo con Lydia Bosch, a Luis Larrodera lo cambió por Luis Roderas, cuando en 2003 llegó a Madrid desde Zaragoza para presentar el ‘Un, dos, tres’. Sobre cómo se conocieron, Luis nos cuenta que fue en un programa de la televisión autonómica de Aragón que él presentaba: "Recuerdo los nervios que yo tenía, simplemente cuando me dijeron que Chicho, que venía de invitado especial, estaba en la cafetería. Me acerqué a él, le saludé, y él me pidió que no le tratara de usted. Entonces me hizo una pregunta: ¿cuál es el tono qué esperas de mí? Yo le contesté que se lo pasara bien. En aquella entrevista me puso a prueba los primeros minutos, sin yo esperarlo. Cuanto terminó, se colocó frente a un monitor y estuvo observando todo lo que estaba sucediendo en el plató. Después de cenar, lo llevé al hotel y fue cuando me preguntó que por qué no daba el salto a Madrid. Me recomendó que lo hiciera antes de cumplir los 30 años, y con 29, fue cuando él anunció que yo iba a presentar el mítico programa".
En la segunda hora de programa, repasamos, con Mara Peterssen, lo más destacado del año 1935, periodo en el que la República nombró al general Francisco Franco jefe del Estado Mayor; se celebró la primera Vuelta Ciclista a España con 50 participantes; y Federico García Lorca estrenó su última obra en vida: "Doña Rosita la soltera".
También nos acercamos a la vida y obra del arquitecto británico Norman Foster, premio Pritzker y Princesa de Asturias de las Artes. Y en la recta final del programa, David Zurdo nos cuenta la Historia Mínima del inventor de un traje espacial que ha inspirado al que actualmente utilizan los astronautas en sus misiones. Los últimos minutos son para J.Pelirrojo que, en esta ocasión, nos sorprende con un concurso musical, en el que pone a prueba a Arturo Martín y David Zurdo. Y tú, ¿cuánto sabes sobre la música de 1935?