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Literatura

Nuria Labari: «En el mundo laboral ha habido una aniquilación de lo femenino»

Noticia Página Dos

  • Página Dos habla con Nuria Labari de trabajo, precariedad, poder y metamorfosis
  • El último hombre blanco critica un sistema despiadado donde las mujeres siempre pierden
  • Esta crónica de las costuras del mercado laboral es la quinta novela de la escritora y periodista

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Nuria Labari habla con Página Dos de "El último hombre blanco"

El último hombre blanco (Lit. Random House) de Nuria Labari es, ante todo, una metáfora irónica. ¿Recuerdan ese gesto del gorila alfa, dándose golpes en el pecho para marcar territorio y dejar claro su poder a los competidores? Ese golpeteo, que los científicos dicen que se escucha a más de un kilómetro a la redonda, también ocurre en los despachos de dirección de todas las empresas grandes de este mundo. Los porrazos se sustituyen por zapatos ingleses a medida, corbatas de seda salvaje, gafas de Cutler and Gross, cortes de pelo caros. ¿Estás dentro o estás fuera?

«Todos dispuestos a conducir los coches más rápidos, a consumir las mismas ideas, a hablar el mismo idioma y a romperse las piernas en los mismos gimnasios, todos preparados para saltar sobre el fuego y gritar: ¡Por fin soy uno de ellos!».

La trama es tan cristalina como cruel. La protagonista del relato se ha convertido en una trituradora, un hombre de negocios: gana doscientos mil euros al año y ha modelado su cuerpo, su lenguaje y sus relaciones sexuales para conseguir tener tanto poder ellos, ser aceptada en sus círculos y ganarse su total confianza. En la cima de su carrera profesional echa la vista atrás y observa su metamorfosis. Comprende entonces que su éxito profesional ha sido a costa de una monstruosa transformación personal.

«En los despachos donde se toman las decisiones nadie es­cucha a las mujeres que gritan en la calle. Por eso no habrá turno de preguntas para ellas en ningún consejo de administración: por muy paritaria que llegue a ser la representación femenina, por mucho que mejoren las estadísticas, al final no basta con eso. No es tan sencillo, porque aquí arriba, al otro lado del techo de cristal, en la cumbre donde vivimos los que conseguimos pasar al otro lado, resulta que solo hay tíos. Es verdad que vamos llegando algunas mujeres, pero, si tienes una vulva entre las piernas, entonces habrás trabajado más que el resto para llegar aquí, habrás tenido que ser más fuerte que la mayoría, más agresiva y más hombre que cualquiera de los que nacieron con el privilegio.»

Óscar López pregunta a Nuria Labari cuál es el precio de llegar a lo más alto. «Ha tenido que ir aceptando muchas pequeñas cosas invisibles para estar cada vez peor. Vive en una continua carrera de obstáculos.» El mundo del trabajo y sus trampas son uno de los temas recurrentes de la ficción: Joseph Heller, Rachel Cusk, Bret Easton Ellis, Ling Ma, Lauren Weisberger o Colson Whitehead han hablado de los peajes y las transformaciones por las que uno pasa para sobrevivir.

Cerramos con otro párrafo de la novela de Labari: «¿Alguien más lo lleva dentro? Es ese tambor con que nos llaman a ir a la guerra a querer más a ser mejores a conquistar a ganar a discutir a tener razón a corrernos primero a poseer a progresar a conducir más rápido a no llorar a ser más fuertes a llevar dinero a casa a no saber qué decir a tener la última palabra a ser eficaces a no dar rodeos a buscar siempre el camino más rápido a no encontrar las palabras a no escuchar a ser fiable como un electrodoméstico a romper las cosas a tener la polla más dura a querer meterla por detrás a no pedir permiso a creer que las cosas necesitan un orden a aceptar los privilegios a tener siempre la razón a confesarnos a obedecer a Dios a inventar las reglas a cumplir las reglas.»