El compromiso con el territorio
- La comarca de Tierras Altas de Soria sufrió un gran éxodo el siglo pasado
- Juanjo Pardo conoce a diversas personas con vitalidad e iniciativas para recuperar la zona
- ¡Descubre una ruta de senderismo por la zona en '80 cm' en RTVE Play
Tierras Altas o La Sierra, como la conocen popularmente sus habitantes, es una comarca en la que se acentúa el problema demográfico de la provincia de Soria. El censo, en 2021, era de 1358 personas.
“en Tierras Altas sólo hay dos estaciones: el invierno y la del tren“
La zona está considerada como uno de los desiertos poblacionales de Europa. El éxodo rural en Tierras Altas comenzó en los años 20 del siglo pasado debido a la dureza de estas tierras. La altitud es determinante para entenderlo. Los habitantes de la zona comentan, en tono jocoso, que en Tierras Altas sólo hay dos estaciones: el invierno y la del tren.
La capital, San Pedro Manrique, allí donde mozas y mozos atraviesan cada víspera de San Juan un sendero de brasas, está a 1.170 metros. El éxodo se magnificó, como en el conjunto del estado, durante los años 60 y 70.
La comarca de Tierras Altas perdió, desde principios de siglo hasta la década de los 80, cuatro quintas partes de su población, uno de los mayores desastres demográficos del país. Muchos pueblos están deshabitados. En el programa 80 cm conocimos algunos de ellos: Las Fuesas, Castillejo de San Pedro, Vellosillo, Camporredondo…
A partir de los años 80 se ha conseguido mantener la población en Tierras Altas aunque con una cierta tendencia negativa. El problema sigue siendo el envejecimiento de la población y la falta de relevo generacional. A menudo se hace hincapié en las actuaciones de las diferentes administraciones para poner remedio a esta situación. Pero más allá de estas actuaciones, en Tierras Altas se percibe una clara voluntad por parte de muchas personas de recuperar, con iniciativas propias, la vitalidad de la comarca con nuevos objetivos.
Se puede constatar, en todas ellas, un compromiso con el territorio, la idea de no dejarse arrastrar por la tendencia a la despoblación y de buscar alternativas de desarrollo para este precioso rincón de Soria. En el programa 80 cm de La 2, conocimos a algunas de las personas implicadas en este proyecto colectivo.
Su población
José María Carrascosa es el vicepresidente de la asociación de amigos de Sarnago. Cuando este pueblo soriano perdió su último habitante en 1979, parecía que su abandono estaba cerca. Sin embargo, este pequeño pueblo de Tierras Altas sigue vivo, ha estrenado carretera y sus ‘hijos’ mantienen desde hace casi cuarenta años un compromiso colectivo sorprendente con su supervivencia y desarrollo. El pueblo tiene agua y luz y también internet. La población flotante cada vez va a más y hay quien ya se ha instalado en el pueblo a teletrabajar.
Carrascosa cree que es importante que la gente vaya al pueblo, aunque sea por temporadas, y está convencido de que la comarca tiene futuro. No será lo mismo que en el pasado pero otro tipo de industria y el desarrollo del turismo pueden darle una nueva y viable identidad.
También conocimos a Enrico Miracoli quien se ha instalado en la comarca de Tierras Altas y tiene muchos proyectos en mente, entre los que destaca promover el cicloturismo. Enrico Miracoli y su pareja, Maite, se instalaron en Fuentes de Magaña. Cuando pasaban las vacaciones en el pueblo aprovechaban para hacer rutas en bicicleta, recorriendo la comarca al completo, conociendo sus gentes, sus despoblados, sus caminos... Fuentes de Magaña es el pueblo de la madre y abuelos de Maite quienes regentaron la tienda durante muchos años. La pareja gestiona desde hace unos años el albergue de la localidad, tras presentar una propuesta al Ayuntamiento para tal fin y adaptarlo a las necesidades de cicloturistas.
También están poniendo en marcha el proyecto Bike in Tierras Altas, una empresa dedicada al cicloturismo y el deporte activo. Están convencidos de que la bici y el senderismo pueden ser un importante motor de desarrollo para esta comarca tan desfavorecida y para cada uno de sus pueblos.
Raquel Merino nació en Alemania. Su madre era de San Pedro Manrique. Y allí regresó cuando Raquel y su hermano todavía eran pequeños. Es una de las mujeres que se ve capaz de recorrer el célebre sendero de brasas de San Pedro Manrique. Raquel junto a Rubén Duro y Elena Palacios, decidieron hace 16 años poner en marcha la empresa de turismo Sendas Vivas en base a su afición por el campo y el monte y confiando en el potencial turístico de la zona, a la que se sienten muy enraizados. Aunque tienen otras profesiones, esta iniciativa de turismo activo y naturaleza la consideran un hobby, pero pretenden contribuir así a que Tierras Altas se promocione.
En José María, Enrico y Raquel se percibe un firme compromiso con el territorio, un vínculo con la tierra. Como dice Carrascosa, “no podemos pasarnos el día buscando quien es el culpable de esta situación”. Tampoco esperan que nadie les venga a sacar las castañas del fuego y son conscientes de que, más allá de cualquier tipo de actuación de la administración, depende de los habitantes y sólo de los habitantes que Tierras Altas siga recobrando su vitalidad.