Frutipán: una fruta que sabe a pan
- Su sabor se describe como a pan recién horneado
- Es un alimento muy importante en algunas culturas de Oceanía y el Pacífico
- Puede comerse verde o maduro, crudo u horneado
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¿Es una fruta? ¿Es un pan? ¿Te imaginas comer una fruta que en realidad es un pan? Pues así es el frutipán (Artocarpus altilis), el fruto del árbol del pan, originario de Oceanía y actualmente cultivado especialmente en las islas del Caribe, aunque también en la Polinesia, Melanesia y Micronesia, en América Central, por todo el Pacífico y en el sureste asiático.
Emparentado con el durián y la yaca y con un tamaño de entre 9 a 45 cm de largo y un peso de entre 250 g y 6 kg, al frutipán se le conoce con distintos nombres, como por ejemplo, frutapán en el Caribe, árbol del mazapán en Centroamérica, pan de dios en el norte de Colombia, pan de pobre en Venezuela, buenpán en República Dominicana, kuru en maorí, ‘ulu en Samoa, ‘uru en Tahití o rimas en Filipinas.
Sí: sabe a pan
El frutipán puede comerse maduro o verde, crudo o cocinado. Crudo y maduro, el frutipán se parece a la chirimoya en textura, aunque más cremoso, pero también posee un sabor extremadamente dulce.
Y cuando se cocina el fruto verde, su sabor y su textura se describe como pan recién horneado, aunque para otras personas también sabe un poco a patata. No es de extrañar que por su gran cantidad de almidón haya sido un alimento básico, como puede ser para nosotros el trigo, en distintas culturas. Allí, se hierve, hornea, brasea, fríe o fermenta para dar lugar a una pasta pegajosa y algo ácida.
Una parte fundamental de la cultura de Oceanía y el Pacífico
A parte de ser un alimento muy valorado por su aporte nutricional, el frutipan ha tenido un lugar de especial importancia para la cultura de las distintas islas de Oceanía. Todas las partes del árbol y del fruto se aprovechan, desde el látex hasta las raíces, para tratar distintas dolencias como el asma, la presión sanguínea elevada o la ciática, entre otros.
Además, se dice que quemar las flores del árbol del frutipán ahuyenta a los peligrosos mosquitos de la zona.
Una historia un poco oscura
¿Cómo viajó este fruto nativo de Oceanía hasta el Caribe? Para explicarlo, debemos remontarnos al siglo XVIII. Los colonos británicos de las islas oceánicas comprendieron rápidamente el alto valor nutritivo del frutipán y decidieron que debían empezar su cultivo en la otra punta del mundo: en el Caribe. ¿Por qué? Pensaron que su alto aporte en proteínas e hidratos de carbono sería un alimento ideal para los esclavos que trabajaban en las plantaciones de las Antillas.
Precisamente, en aquella época, el frutipán protagonizó un motín. En 1787 la Marina Real Británica ordenó que el navío HMAV Bounty recogiera el frutipan en Tahití y lo transportara hasta el Caribe. Aquella empresa fue comandada por William Bligh, que no cayó en gracia entre la tripulación por su funesto lideraje. Tanto fue así que a la vuelta, la tripulación de amotinó y tiró por la borda los 1.015 frutipanes para mostrar su rebelión contra Bligh, que había tenido más cuidado de las plantas y sus frutos que no de las vidas de los hombres que estaban haciendo posible aquel viaje.