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Bienal de Venecia 2022

La 59ª Bienal de Venecia plantea una revisión de la relación humana con la naturaleza y la tecnología

Noticia  Metrópolis
  • Bajo el título La leche de los sueños, la comisaria Cecilia Alemani ha reunido propuestas que exploran la mutación y la hibridación para redefinir lo 'humano'
  • Las cinco cápsulas históricas dedicadas a las pioneras de la primera mitad del siglo XX elevan la participación de artistas mujeres a un histórico casi 90%
  • 'Bienal de Venecia 2022 – I: La leche de los sueños', se emite en Metrópolis el jueves 14 de julio, a la 01.30h en La 2

Por
Transmakunaimi (2017-2018) de Jaider Esbell
Transmakunaimi (2017-2018) de Jaider Esbell

En el primer capítulo dedicado a la Bienal de Venecia 2022, Metrópolis ofrece un recorrido por la exposición central comisariada por Cecilia Alemani. Inspirada en un libro de Leonora Carrington que describe un mundo abierto a la transformación de los seres que lo habitan, La leche de los sueños propone posibles respuestas a las incertidumbres provocadas por la reciente pandemia, los avances tecnológicos y la crisis ecológica.

Compuesta, casi en un 90% de obras de mujeres y artistas no binarias, la muestra está poblada por identidades y cuerpos híbridos y mutantes. Al igual que las pioneras reunidas en las cinco cápsulas históricas, las artistas actuales proyectan, a partir de la recuperación de saberes ancestrales y la forja de alianzas simbióticas, un mundo alternativo al creado por las jerarquías y los dualismos del racionalismo patriarcal.

Untitled/Frieze for Venice (2021) de Amy Sillman

GIARDINI – Pabellón Central

Escultura hiperrealista de Katharina Fritsch

El Pabellón Central de los Giardini recibe al visitante con una intervención sobre la fachada, realizada en por Cosima von Bonin con reproducciones en plástico de animales marinos, y la escultura hiperrealista de Katharina Fritsch de un elefante africano, género en peligro de extinción. En la gran sala central dialogan las abstractas pinturas-tejidas de Rosemarie Trockel y las figuras híbridas de Andra Ursuta moldeadas de su propio cuerpo, que, a pesar del contraste formal comparten procesos, conceptos y objetivos afines.

Cuerpos híbridos y mutantes aparecen también en los dibujos de Shuvinai Ashoona, en los que se mezclan cosmología ancestral y vida cotidiana actual de los inuit, y de Birgit Jürgensen donde las relaciones y límites entre mente y cuerpo se vuelven fluidas y ambiguas. June Crespo evoca, en la serie HELMETS (2019-2022), la función protectora, a la vez que restrictiva de la arquitectura; Aneta Grzeszykowska documenta, en la serie Mama (2018), la interacción de su hija con una muñeca de silicona modelada en tamaño real a partir del cuerpo de la madre; y los cuerpos racializados y sexuados de los cuadros de Christina Quarles se caracterizan por la fragmentación y fusión constantes.

HELMETS (2019-2022) de June Crespo

Amy Sillman combina, en Untitled/Frieze for Venice (2021), trazos intuitivos con partes inconexas de cuerpos animales y humanos, configurando una especie de story board que rodea la instalación Gõegõe (2021) de Bronwyn Katz, en la que muelles de colchón y estropajos recuperados de la basura, narran la historia de la relación extractivista del ser humano con la Tierra. Las relaciones tanto parásitas como simbióticas que se pueden observar en la biología y la botánica son representadas por seres humanos en la performance Encyclopedia of Relations (2022) de Alexandra Pirici; Cecilia Vicuña alude, con la instalación NAUfraga (2022), realizada con cuerdas y desechos encontrados por Venecia, al pronosticado hundimiento de la ciudad; y Merikokeb Berhanu inserta componentes tecnológicos en cuerpos y paisajes naturales para advertir sobre las consecuencias del consumo desenfrenado.

NAUfraga (2022), de Cecilia Vicuña

ARSENALE

Brick House (2019) de Simone Leigh

El recorrido por el Arsenale arranca con la poética confrontación entre Brick House (2019), la escultura mitad mujer, mitad casa africana, de Simone Leigh y las colografías de Belkis Ayón protagonizadas por la princesa Sikán, única figura femenina de culto afrocubano Abakuá.

El primer tramo reúne una serie de obras inspiradas en cosmologías y mitos ancestrales, la relación del cuerpo con la naturaleza, y la historia y situación actual de los cuerpos colonizados. Portia Zvavahera plasma sobre lienzo sus sueños influenciados por el sincretismo entre las creencias indígenas de Zimbabwe y su educación cristiana; en los bordados de Britta Marakatt-Labba se entrelazan la historia, la mitología y las costumbres de la comunidad sami con su vida y problemáticas actuales; el video Songs from the Compost (2020) de Eglė Budvytytė propone una reflexión sobre la arrogancia humana frente a otras entidades vivas y no vivas; mediante la hibridación con plantas, Rosana Paulino transforma el cuerpo sojuzgado de la mujer negra brasileña en diosa ancestral; Frantz Zéphirin comenta la convulsa historia de Haití invirtiendo la representación habitual de los africanos esclavizados y sus comerciantes; y su compatriota Myrlande Constant ha revolucionado el arte religioso del país innovando el imaginario y la técnica empleada en la producción de banderas vudú.

Rosana Paulino transforma el cuerpo sojuzgado de la mujer negra brasileña en diosa ancestral

Sheroanawe Hakihiiwe combina símbolos inspirados en la observación de la naturaleza y simbolos ancestrales de la cultura yanomani, que de este modo son salvados del olvido; el artivista makuxi Jaider Esbell entrelazó, en la serie Transmakunaimi (2017-2018) la cosmología indígena con la emergencia socio-ambiental actual; remitiéndose también a las cosmologías andinas y amazónicas, Delcy Morelos presenta la instalación de tierra Earthly Paradise (2022) para recordar al visitante que su cuerpo es parte integrante de los ciclos de la naturaleza; y en la película Le sacre du printemps (2021) de Zheng Bo cinco hombres gays experimentan con la posibilidad de una relación sexual con las plantas.

Conforme se avanza por la exposición, van cobrando cada vez más protagonismo la tecnología y la industrialización. Ighshaan Adams traza, en el enorme tapiz Bonteheuwel/Epping (2021) las “líneas de deseo” creadas por personas que se desplazan entre un barrio humilde y otro industrial de Ciudad del Cabo en busca de trabajo; la videoinstalación Of Men and Gods and Mud (2022) de Ali Cherri propone, a partir de la construcción de un embalse, una reflexión sobre el desplazamiento forzado, el deterioro medioambiental y la mano de obra migrante; y KapwaniKiwanga advierte, con su instalación Terrarium (2022), de la progresiva desertización del planeta debida a procesos industriales sumamente nocivos como el fracking.

Tunnel Boring Machine (2022), Teresa Solar

Los efectos positivos y negativos de la tecnología han sido tema de numerosos proyectos de Lynn Hershman Leeson, que presenta, en el video Logic Paralyzes the Heart (2021), las reflexiones de un veterano ciborg sobre la creciente integración del cuerpo en sistemas de control digitales. Zhenya Machneva construye, en sus tapices tejidos a mano, caras y otras formas antropomórficas a partir de imágenes de fábricas abandonadas y objetos mecánicos; en la instalación Tunnel Boring Machine (2022), Teresa Solar combina materiales orgánicos e industriales en esculturas abstractas inspiradas en animales y formas de vida prehistóricas; y las figuras humanoides sin cuerpo tituladas Sentinels of Change (2021) de Sandra Mujinga evocan una futura especie híbrida configurada a partir de los restos de especies anteriores.

Sentinels of Change (2021) de Sandra Mujinga

Al final del recorrido, Cecilia Alemani presenta dos impactantes instalaciones que pueden ser leídas a modo de epílogo: en Untitled (Beginning/Middle/End) de 2022, Barbara Kruger llama la atención sobre el poder manipulador de las imágenes y las palabras, y el peligro que supone su recepción acrítica; Precious Okoyomon, por su lado, expone la estrecha relación del colonialismo, esclavismo y capitalismo con la degradación medioambiental en un jardín con el evocador título To See the Earth before the End of the World (2022).

Untitled (Beginning/Middle/End) 2022, de Barbara Kruger

Las cápsulas históricas

Las cinco cápsulas históricas están organizadas temáticamente e intercaladas a lo largo de la exposición. Concebidas para poner en valor la obra de artistas pioneras y relacionarla con la producción artística actual, evidencian el carácter visionario y la vigencia de sus propuestas.La primera, que constituye la piedra angular del concepto expositivo de Cecilia Alemani, reúne, bajo el título La cuna de la bruja, a 34 artistas de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX, como Leonora Carrington, Remedios Varo, Leonor Fini, Josephine Baker o Claude Cahun, que emplearon diversas estrategias para emanciparse de la identidad construida a partir de la mirada masculina.

Cuerpo órbita parte de una exposición revolucionaria, que presentó, en la Bienal de Venecia de 1978, obras de Poesía Visual y Concreta de ochenta mujeres artistas. Alemani refleja esas prácticas destinadas a romper con la linealidad del texto tradicional con obras de Mirella Bentivoglio o Mary Ellen Solt, a la vez que expande el concepto de arte textual a prácticas espiritistas y a la pintura automática de Josefa Tolra o Minnie Evans.

Tecnologías del encanto rinde homenaje a seis artistas italianas, entre ellas Grazia Varisco y Dadamaino, que, en los años 60, aplicaron la incipiente tecnología informática al arte óptico y la abstracción kinética, sin ser reconocidas por la corriente de Arte Programado.

Una hoja, una calabaza, una concha, una red, una bolsa, un cabestrillo, un saco, una botella, una olla, una caja, un contenedor reúne a artistas como Maruja Mallo, Tecla Tofano o Ruth Asawa, que trabajaron con objetos y formas presentes en la naturaleza, en las que se inspiró la elaboración de los primeros recipientes destinados al sustento y a los cuidados.

La seducción del ciborg muestra obras de artistas como Marie Vassilieff, Elsa von Freytag-Loeringhoven, Alexandra Exter o Kiki Kogelnik, que experimentaron con la hibridación entre ser humano y máquina mucho antes de que Donna Haraway imaginara, a partir de esta figura, un futuro post-humanista y posgénero, a la vez que percibieron ya, en la tecnología, un arma de doble filo.