Cómo la final de María Lo en MasterChef refleja cuatro años de terapia para recuperar su identidad
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Qué importante es aceptar quiénes somos, que todos somos diferentes y que eso nos hace especiales. “Cómo no iba a hablar de esa parte tan grande que tengo en mí. Es como la aceptación a esas raíces que tengo tan arraigadas que son preciosas y que me daban miedo antes por ser diferente. Y también un mensaje a mi padre diciéndole que da igual en el lugar donde vivas, el pertenecer a algo tiene que estar dentro de ti”, soltaba María Lo con una seguridad impresionante frente a los jueces. A lo largo de toda la décima edición del talent, María explicaba cómo su padre les había separado todo lo posible de la cultura china ya que él también, en parte, escapó de ella. Algo que realizó para proteger a sus hijas para que no se sintieran marcadas en un mundo que a veces puede ser muy cruel. Sin embargo, todo lo que María Lo siente hacia esta cultura es orgullo, su padre ha sido una pieza fundamental en su vida y la figura que le inculcó su pasión por la cocina. “Para mí el poder presentar ese postre con esos aromas, esos sabores orientales y dedicárselo a mi padre es algo brutal. Al final yo soy un calco de mi padre y esto es una oportunidad de oro para que mi padre esté flipando. Estará una semana llorando por lo menos”.
“Pero qué bien habla, qué niña más perfecta tengo”, decía la madre de María Lo desde la galería acompañada de Teresa. Cada imagen, cada recuerdo de su padre ha sido una inspiración y un gran empujón para María Lo a la hora de seguir en el programa. Pepe Rodríguez le invitaba en la última valoración de MasterChef 10 a reforzar todo ese conocimiento, sabiduría, que su padre le dejó dentro de ella. Que los sabores de Cádiz ya estaban flotando dentro de María, pero que todo el universo de China es un sinfín gastronómico que no tiene límites. “Has abusado tanto de Cádiz que me hubiese gustado que hubieses abusado más de China. Sí, quítate ya ese miedo con China que te ha atenazado tanto tiempo porque el señor Lo quería siempre el diez absoluto para su niña. Me hubiese gustado verle entrar por esta puerta y decirle señor Lo vaya hija increíble que tienes. La fusión de Oriente y Occidente es una maravilla. Tú lo fusionas con un gusto de la leche así que muestra con orgullo tus raíces”.
María Lo se ha convertido en la aspirante de esta edición con mayor número de seguidores en redes sociales. Parte de su éxito reside en la naturalidad con la que cuenta sus experiencias y cómo el público se ha sentido identificado con ella. María no se corta con nada y a la vez sabe que está siendo de ayuda para muchos colectivos. María es talento, diversidad y autenticidad. Y así nos regalaba su corazón en una de sus publicaciones de Instagram. “La María de antes era tímida y bastante insegura, recuerdo que antes, mi mayor preocupación era agradar a todo el mundo, que todo el mundo se sintiese a gusto y orgulloso de mi por hacer las cosas como yo creía que esperaban de mí (no como quizás yo quería hacerlas). Y así me llevé hasta los 28, en un piloto automático de agradar y olvidarme de quién era y qué era lo que realmente quería”. En la semifinal ya explicaba María que sentía que Patricia estaba en el mismo bucle de terror por el que había pasado ella. Que la falta de confianza era lo que estaba terminando por completo con la aspirante. “Exactamente esto fue lo que hizo que a los 27, viviese una etapa bastante dura. Me di cuenta de la pérdida de identidad que tenía. Llevaba casi toda la vida tomando decisiones que, aunque no las llamaría incorrectas (porque de todo esto se aprende y gracias a todas y cada una de ellas ahora estoy aquí y soy la que soy), fueron dolorosas”
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Ahora la María Lo de la final de MasterChef 10 mira a la María de los inicios para darle un enorme abrazo y decirle que todo va a salir bien. Es increíble el desarrollo personal que María ha experimentado desde que entró en las cocinas. Y, más aún con esa entrada por todo lo alto gritando al mundo que era lesbiana y que tenía una pareja a la que amaba. Pero, para llegar a ese punto el camino no fue fácil. Fue un camino lleno de decisiones valientes para por fin brillar como se merece. “A día de hoy, me siento muy orgullosa de haber empezado terapia hace ya 4 años. Un camino que os adelanto que no es fácil, porque requiere que te abras en canal y te enfrentes a tus mayores miedos, para dejar de huir o luchar contra ellos y aprender a abrazarlos con amor. Si hace cuatro años alguien me hubiera dicho que hoy estaría dedicándome a mi pasión, que estoy en una relación en la que me siento capaz de comunicarme sin miedo y me siento segura siendo yo al 100%, e incluso que me he atrevido a estar en un programa de televisión en el que me he mostrado frente al mundo entero, sin filtros, y haciendo lo que más me gusta, pensaría: Ni de broma, esa no soy yo. Pero con trabajo y esfuerzo creo se llega a todos sitios. Para mi, la decisión más importante y bonita de mi vida”