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Ryan Gosling se convierte en Neil Armstrong y viaja a la Luna en RTVE Play

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Ryan Gosling en 'El primer hombre' (2018), disponible en RTVE Play
Ryan Gosling en 'El primer hombre' (2018), disponible en RTVE Play

El plan es inmejorable. La historia de una de las hazañas más importantes de la humanidad, el director más interesante del momento y como protagonista, Ryan Gosling. Esos son los ingredientes de El primer hombre (2018), la película de Damien Chazelle (La la Land) que trata sobre cómo fueron los preparativos para la misión Apolo 11 que llevó al hombre a la Luna en 1969 y que puede verse gratis en RTVE Play hasta el próximo 24 de julio.

Contada desde un ángulo completamente distinto, Chazelle plantea la carrera espacial lejos de la épica a la que Hollywood nos tiene acostumbrados. Basada en el libro First Man: The Life of Neil A. Armstrong, el director construye un relato reflexivo, apoyado en un guion pulido, que plantea temas más profundos como el precio de la gloria, el corazón y la humanidad que también tienen héroes como Armstrong.

Por su puesto, la banda sonora que acompaña a la película se convierte en un elemento destacado en la narración. En esta nueva entrega, Chazelle lo hace de forma extraordinaria. La música y el silencio se cargan de simbolismo. Atmosférica e inquietante, el compositor Justin Hurwitz hace que despeguemos por completo los pies del suelo, para ello se sirve de instrumentos tan asombrosos como el Theremín.

Claire Foy en 'El primer hombre' (2018)

Claire Foy en 'El primer hombre' (2018)

El talento de Ryan Gosling en las estrellas

Todo ello acompañado del talento de Ryan Gosling, él es Neil, un personaje que le viene como anillo al dedo. Introvertido y angustiado, vive escondido tras una enorme coraza. Con el descubrimos la motivación de estos aventureros del espacio que arriesgan sus vidas por algo aún más grande. Le acompaña una siempre soberbia Claire Foy (The Crown) que fascina en cada escena en las que aparece.

Técnicamente, El primer hombre es orfebrería cinematográfica. Producida por Clint Eastwood, Chazelle juega como nunca con los movimientos de cámara que nos llevan a una inmersión total. El sonido, la fotografía, todo parece medido con precisión. Rodada sin presencia de cromas por una decisión del director, dado que le facilitaba planificar las escenas.

En su lugar se usaron pantallas LED, tanto esféricas como normales, de hasta 10 metros. En estas se proyectaban las imágenes que simularían el exterior de la nave, tanto de la Tierra como del espacio. Junto a las pantallas, se construyeron varios simuladores, cada uno correspondiente a una nave. Estos tenían programado el movimiento a realizar, el cual iba sincronizado con las imágenes de las pantallas LED esféricas que se veían a través de las ventanas.

Esta técnica permitía a los actores introducirse más en el papel, ya que en vez de ver una pantalla verde veían el espacio exterior recreado con efectos visuales. Todo ello con un ritmo pausado, pero consiguiendo una sensación vertiginosa, adictiva. ¡No os la perdáis! ¡Ya en RTVE Play!