La faraónica locura del dueño de Amazon, "el reloj de los 10.000 años": qué es y para qué servirá
- La de Jeff Bezos cuesta 42 millones de dólares y se conoce como "el reloj de los 10.000 años"
- El mundo según Amazon (2019), ya disponible en RTVE Play
- Amazon, el secreto del imperio invisible de Jeff Bezos: el plan oculto
Si eres uno de los hombres más ricos del mundo, puedes tener prácticamente todo lo que desees. Desde darte un paseíto por el espacio a dominar el mercado digital con la megacorporación más intimidante de todos los tiempos. Pero si aún te sobra dinero (y tiempo), siempre puedes darte a las chifladuras más extravagantes. Por ejemplo, puedes construirte un reloj de proporciones faraónicas que cueste 42 millones de dólares y sea capaz de medir una escala de tiempo que trasciende a la imaginación (y resulta totalmente innecesaria).
Es la gran excentricidad de Jeff Bezos, fundador de Amazon y uno de los hombres que dominan este mundo con su empresa multimillonaria. Este proyecto, que parece surgido de una película de ciencia ficción, comenzó en 1996, al amparo de la Long Now Foundation y bajo la grandilocuencia y con el único propósito de recordar a las personas que el futuro lejano no existe.
El sueño de tiempo infinito
La primera versión del reloj, de dos metros, se inauguró en el Museo de Ciencias de Londres y, en realidad, no fue idea de Bezos. Según se cuenta en el documental El mundo según Amazon (2019), que puede verse en La Noche Temática, la idea previa fue del empresario Danny Hillis, uno de los profetas de Silicon Valley y amigo de Bezos, obsesionado con que el ser humano dejase de pensar en una barrera mental a la hora de imaginar su propio futuro.
En 1986 empezó a imaginarse un reloj analógico -sí, ¡los hombres del mundo digital apostando por el arcade temporal!- que funcionará al menos durante 10.000 años. Unos años más tarde, Bezos entra en el proyecto haciendo una importante donación de capital y cediendo, para su construcción uno de sus terrenos desérticos que Blue Origin, su compañía de turismo espacial, posee en Van Horn, Texas.
Según contó en sus redes hace unos años, la construcción está llevándose a cabo de forma completamente mecánica. “La instalación ha comenzado: 150 metros de alto, completamente mecánico, impulsado por los ciclos térmicos (que se producen) entre el día y la noche, sincronizado con el mediodía solar, un símbolo para el pensamiento a largo plazo”, escribió en Twitter el magnate en febrero de 2018, cuando comenzó la construcción.
Aunque el fundador de Amazon espera que una vez instalado en un 100%, pueda ser visitado por turistas, llegar al reloj no será para nada sencillo, principalmente porque el aeropuerto más cercano está a varias horas en automóvil. Además, para llegar a la ubicación se debe completar un accidentado sendero.
La gran pregunta es si todo esto sirve realmente para algo. ¿Estimulará al pensamiento a largo plazo, tal como Bezos y la fundación sueñan, o será una campaña más de marketing? Por otro lado, si la idea es romper barreras temporales, ¿qué sentido tiene marcar un límite en 10.000 años? ¿A caso nuestros relojes de pulseras, con su circunferencia infinita, no es ya de por si una medición temporal sin límites?