La oscura historia de las Oreo que no quieren que conozcas
- ¿Sabías qué? ¡La Oreo es, en realidad, el plagio de otra galleta, la Hydrox!
- La famosísima y queridísima galleta nació de una terrible historia de traición entre dos hermanos
- Si quieres galletas sin plagio ni drama puedes ver muchas recetitas buenas en nuestro buscador
¡Menudo culebrón culinario tenemos entre manos para ti! A ver, sí, criticar está feo. Te lo ha dicho tu madre toda la vida, pero... ¿quién se puede resistir a un buen salseo histórico si se lo ponen delante? Y resulta, amigas, que yo me acabo de enterar de los entresijos más turbios detrás de las que son probablemente las galletas más famosas del mundo. ¿Que las Oreo son un plagio? ¿Que nacieron de una traición entre hermanos? ¿Que ha habido una lucha galletera de 100 años? Pues obviamente no voy a enterarme yo de tan tremendo drama y guardármelo todo para mí, yo soy una persona dada a su comunidad y las buenas historias hay que compartirlas.
Los inicios
Todo empieza en el año 1882. Jacob Loose (Jacobo el flojo en castellano) era lo que ahora la peñita de #setupropiojefe llama “entrepreneur”. El mundo de las galletas estaba empezando a cambiar de negocios familiares pequeños a grandes empresas de las que conocemos hoy. En ese año compró una fábrica de golosinas y galletas, la Corle Cracker and Candy Company en Kansas City, Missouri. Jacob tenía mentalidad de tiburón así que el bisnes (al que había cambiado el nombre por Loose Brothers Manufacturing) ya era un negocio multimillonario dos años después. Jacob no le veía sentido a andar a hostias con todos la gente del sector del galleteo del Midwest así que contrató a un abogado llamado Adolphus Green para gestionarlo. Cuando consiguió firmar todo ya tenía la segunda mayor corporación de repostería en Estados Unidos, la American Biscuit and Manufacturing Company. Lógicamente se autoadjudicó a sí mismo el puesto de presidente. Puso a su hermano Joseph en la junta directiva y a Adolphus como consejero.
Durante años hubo una batalla entre la empresa de los Loose, la New York Biscuit Company y United States Baking Company, los diarios de la época la llamaban “la guerra de las galletas”. Mucha presión, tanta que en 1897 Jacob tuvo que dejar su puesto por problemas de salud, fue a recuperarse a Europa y dejó a Joseph controlando la situación. Joseph estaba harto de jaleo y quiso pactar con las otras compañías. Adolfo le apaña el papeleo, se juntan las 3 empresas y crean la National Biscuit Company (aka, Nabisco, aka la empresa que comercializó las Oreo) y Joseph se pone en la dirección junto a varios miembros de la junta de su hermano y su abogado. Traición máxima. Uf, Joseph, qué manía te estamos pillando, colega.
Drama entre hermanos
A Jacob todo esto, como os podéis imaginar, ni puñetera gracia. Cuando se recupera de su enfermedad recoge del suelo toda su dignidad y monta con un tal John Wiles la Loose-Wiles Biscuit Company. Consigue hacerla crecer un montón en una década, pero en 1912 Nabisco facturaba 45 millones y Loose-Wiles solo 12. Si mi hermana y yo nos hemos pegado en la parte de atrás del coche por una Game-Boy no me quiero imaginar qué nivel de movida entre hermanos puede suponer todo este drama.
Aunque la empresa de Jacob fuese más pequeña consiguió mucha atención con una de sus creaciones: en el año 1908 inventó la Hydrox, la Oreo original. Una galleta con un diseño nunca visto, la gente la admiraba como una obra de arte: completamente simétrica, con su contraste de colores y sus relieves casi esculpidos. Hay que reconocer que es una galleta preciosa.
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Creación de la Oreo
Me cuesta creer que esto sea una coincidencia, pero en el décimo aniversario de la creación de Loose-Wiles Nabisco presentó la Oreo, la copia más descarada de la historia de la humanidad. Es idéntica. Es clavada. No hay forma de pensar que no es un plagio total. Lo único que se inventaron fue el nombre que, hay que reconocer, suena infinitamente mejor que Hydrox, que suena a producto de limpieza que tira pa’tras. Aunque esto no es más que una apreciación contemporánea, los gustos y las modas de entonces no tienen nada que ver. Ahora Hydrox nos puede sonar una opción terrible para el nombre de una galleta, pero entonces se llevaba mucho lo de bautizar a los productos con palabros que resonaran científicos, les daba caché.
En 1922 murió Joseph (Jose el traidor) y 1923 murió Jacob siendo un hombre rico y sin tener que aguantar más tonterías de su hermano. Pero la historia de competencia entre Hydrox y Oreo, obviamente, siguió muchos años.
Que no os engañen, al principio Oreo no triunfó demasiado. Hydrox era una de las galletas más consumidas y más queridas en Estados Unidos y era complicado hacer a la clientela cambiar de la original a la copia. Loose-Wiles seguían a lo suyo, siendo gente elegante, haciendo cosas como asociarse en 1924 con la Unión de Judíos Ortodoxos de américa para crear el primer certificado de productos kosher. La Hydrox no era solo la galleta favorita de EEUU, también se volvió la máxima protegida por la comunidad judía. Mientras tanto, veinte años después, Oreo ni siquiera estaba en la lista de los productos más vendidos de Nabisco.
Con los años fueron girando las tornas: Hydrox se quedó estancada en una publicidad lamentable en la que solo remarcaba que eran la galleta original, que Oreo era la copia, que les habían robado. Los anuncios eran cada vez más raros, las ideas de campaña solo vendían resentimiento, no una buena galleta. Mientras tanto Oreo trabajó una imagen de marca sólida como galleta divertida, sabrosa. Lo hicieron tan bien que consiguieron que exista un debate sobre cómo han de comerse las Oreo, que la gente hable de si hay que abrirla y chuparla o simplemente untarla y morderla. Hydrox fue decayendo año a año mientras Oreo siguió creciendo hasta que en 1998, consiguió el certificado kosher que en un momento fue insignia de Hydrox. Literalmente la galleta original ya no tenía nada mejor o diferente que ofrecer que la copia.
En 2003 Hydrox muere
Hydrox había sido comprada por diferentes empresas. En 2001 Kellog compró Keebler, la compañía a la que pertenecía en ese momento. En 2003, y visto lo visto, la retiraron del mercado. Oreo había ganado la batalla… pero solo durante unos años. En 2008 Hydrox volvió brevemente con Kellog a petición de los fans, pero su recuperación total llega en 2015 con Ellia Kassoff, amante de las Hydrox y propietaria de la marca de galletas Leaf Brands, y vuelven a estar disponibles para comprar online y en supermercados a lo largo y ancho del país. Y, como no podía ser de otra forma, hay movida: Hydrox ha acusado a Oreo públicamente en su página de Facebook de esconder sus galletas en los puntos de venta para que nadie las compre. Y aunque suene a conspiranoia pueden tener razón ya que la empresa a la que pertenece ahora Oreo tiene a sus propios empleados colocando los productos en el punto de venta mientras que Hydrox depende de los empleados de los supermercados. Es decir, si quieren hacer trampas pueden, y en Hydrox está tan convencidos del asunto que lo han llevado a tribunales. Oreo, obviamente niega las acusaciones.
Hydrox no solo ha vuelto a las tiendas, ha vuelto siendo mejor producto: utilizan ingredientes naturales no modificados genéticamente y azúcar real, no los siropes de laboratorio que llevan ahora el 90% de las galletas que compramos. Hydrox es la original y, a nivel alimenticio, la buena pero… las Oreo son las Oreo.
¿En qué equipo estás tú, Jacob o Joseph, Hydrox u Oreo?
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