Muere el diseñador Issey Miyake y la moda despide al mago del plisado
- El diseñador japonés tenía 84 años y padecía un cáncer de hígado
- Issey Miyake, los renglones plisados de un dios
- Muere la diseñadora Hanae Mori, conocida como la 'Madame Butterfly' de la moda
“Solo él es capaz de hacer oscilar la estructura tradicional del vestido”, dice Giles Lipovetsky en 'El imperio de lo efímero'. Issey Miyake era un artista conceptual, el mago de las proporciones y las formas. El mundo de la moda llora hoy su muerte a los 84 años por culpa de un carcinoma hepatocelular, el tipo más común de cáncer de hígado. Su nombre está ligado al crecimiento y la expansión cultural del Japón de los 80, y sobre todo al París más contestatario y rebelde. Fue una 'rara avis' de la moda, un genio del patrón y la aguja que desafió todo lo establecido. Inventó volúmenes y sobre todo inventó un nuevo lenguaje, logrando que cuerpo y tejido entablaran un diálogo completamente subersivo. Nació en Hiroshima y tenía siete años cuando la bomba atómica cayó en su ciudad, un hecho que le marcó y que siempre evitaba, ya que perdió a su padre por culpa de la exposición de la radiación. "Cuando cierro los ojos, sigo viendo cosas que nadie debería que nadie debería experimentar nunca", escribió una vez. Siempre quiso huir de los horrores de su infancia, y la moda fue una de sus vías de escape. "He querido siempre pensar en cosas que pueden ser creadas, no que se pueden crear, no destruir, y que aportan belleza y alegría. Me incliné por el campo del diseño de ropa, en parte porque es un formato creativo que es moderno y optimista". Era un apasionado del baile, pero tras estudiar diseño gráfico en una universidad de arte de Tokio, se empleó a fondo en el diseño de moda. Se formó en París, y trabajó con firmas y diseñadores tan relevantes como Guy Laroche y Hubert de Givenchy. Luego pegó el salto al Nueva York que estaba en efervescencia y ebullición, y se empapó de las nuevas corrientes estéticas y vanguardias. En 1970 regresó a Tokio y fundó el el Estudio de Diseño Miyake.
El mago de los plisados
A finales de la década de 1980, desarrolló una nueva forma de plisar envolviendo los tejidos entre capas de papel y poniéndolos en una
en una prensa de calor, con lo que las prendas mantenían su forma plisada. Probada su libertad de movimiento en bailarinas, esto llevó al desarrollo de su firma "Pleats Plase", una de sus cartas de presentación. De Miyake se dice que es el heredero de Fortuny y de sus vestidos se dice que niegan el cuerpo, aunque en realidad le están ofreciendo libertad de movimiento e incluso le ofrecen una nueva dimensión, como las prendas de abrigo que parecen paracaídas o los vestidos hinchables. Miyake exploró todas las posibilidades que ofrecían tanto el patrón como el tejido, sin miedo, sin límites, sin permiso. Trabajó con libertad y fue esa libertad la que imprimió a todas sus piezas, algunas casi son obras de arte. Manejó como quiso el volumen, las formas y el color, siempre con acierto y genialidad.
Contrastan, sin embargo, los corsés de plástico lanzados en 1983 -prendas acrílicas con forma de torso- y las variaciones hechas en bambú lacado en negro; armaduras que no protegen ni marcan el cuerpo, más bien lo redefinen, transformándolo a la vez que copian su propia fisonomía, coexistiendo. En 2016, cuando se le preguntó cuáles eran, en su opinión, los retos los diseñadores del futuro, indicó al periódico británico The Guardian, que es probable que la gente consuma menos. "En París, llamamos modistos a las personas que confeccionan ropa y desarrollan nuevas prendas, pero en realidad el trabajo de diseñar es hacer algo que funcione en la vida real". En 2017, Taschen editó un libro con toda su obra, un repaso a una trayectoria que abarca desde 1970, cuando fundó su marca, hasta 2015. La pregunta era inevitable: ¿Es posible meter todas las colecciones de Issey Miyake en un libro? La respuesta, sorprendentemente, es sí. No importa la cantida, importa la calidad.
Luto en la moda
"Conocí a Issey Miyake en mi primer y más soñado viaje a Japón, fue en 1990 con Patrick Demarchelier, trabajando para Vogue Italia. Fotografiamos un número entero en Tokio y Kioto. Posé con todos los grandes diseñadores japoneses, desde Rei Kawakubo hasta Yohji Yamamoto mientras estaba allí. Issey fue de lejos el más entrañable y amable de todos ellos. Hoy no dejo de mirar esa cara y esos ojos amables", dice Christy Turlington, una de las supermodelos juntos a Linda Evangelista y Cindy Crawford. Hoy la moda llora la muerte de un diseñador que sí puede llevar este nombre con orgullo. Vivimos en la era de lo efímero, de la ropa sin alma y el estilismo. Todo nace y muere con la misma velocidad, y tan solo queda lo que realmente tiene un trabajo creativo detrás, un trabajo que va más allá de la tendencia. Por eso la obra de Issey Miyake sigue teniendo vigencia, y además poder. Su influencia es innegable en las nuevas generaciones de creadores, igual que ocurre con Rei Kawakubo y Yohji Yamamoto: tres agujas japonesas que quisieron cambiar la moda sin aspavientos, derribando barreras con golpes maestros.