Enlaces accesibilidad

¿Qué le ocurre al cerebro cuando bailamos?

  • Se activan las áreas cerebrales primitivas y también las que tienen que ver con resolución de conflictos y toma de decisiones
  • Conocemos el método Q-Motion para crear movimiento según opere la mente del individuo aunque no sea bailarín

Por
Danza y neurociencia
Danza y neurociencia

Al bailar las neuronas también interpretan su propia y compleja coreografía. Para ejecutar pasos de baile, por sencillos que sean, se activa una intrincada coordinación mental. Y también existe la cognición en la danza, es decir, la facultad de un individuo para procesar la información a partir de la percepción, del conocimiento adquirido y de las características subjetivas, también se dan cuando movemos el cuerpo al ritmo de la música.

Cuando bailamos los movimientos se acompasan con la música, existe una memoria coreográfica, a veces se interactúa con otras personas y hay que tener en cuenta el espacio. Son muchas variables que convergen y que no ocurren porque sí, Eva Sánchez Martz, coreógrafa y neurocientífica, asegura que se trata de "una orquesta que hace partícipe a todas las áreas cerebrales, tanto las áreas más primitivias como las que están relacionadas con la resolución de conflictos y con la toma de decisiones".

No es un día cualquiera - ¿Qué ocurre en el cerebro cuando bailamos? - Escuchar ahora

Hay gente muy rítmica y con mucha facilidad a la hora de bailar y también gente arrítmica o que le cuesta mucho aprenderse pasos o coreografías. Incluso que una vez aprendidos no lo hacen con mucho gracejo.

Eva asegura que existe una parte instintiva en nuestra tendencia a la danza que compartimos todos los seres humanos. "El primer movimiento es el del corazón, un compás ternario, y el segudo es la respiración de la madre, compás binario, que llega a nosotros cuando estamos en el vientre materno", explica Eva y continúa. "Todo eso ya aporta noción de ritmo a nuestra vida y depende del potencial genético de cada individuo". Luego, como en todo, hay personas con más talento o con menos, y es susceptivo de entrenamiento, "si se entrena se mejora".

Aprender a bailar por métodos cognitivos

Eva lleva décadas dedicada a la danza, en diferentes facetas. Fue bailarina del Circo del Sol, y desde 2013 realiza coreografía experimental y de creación artística para su compañía de danza contemporánea, y para otras compañías.

La forma de trabajo como coreógrafa de Eva Sánchez Martz se fundamenta en métodos cognitivos. "No partimos de la imitación, que es algo más tradicional, ni desde el entrenamiento, partimos del propio pensamiento del sujeto, a través de tareas mentales generamos un trabajo desde el que motivamos un movimiento determinado". De este modo, continúa explicando, el bailarín se enfrenta a un trabajo que es mental y que produce movimiento en su cuerpo. "El movimiento va a variar en función de la tarea cognitiva a la que se enfrente el individuo, de cómo funciona la mente del individuo".

"Esto no es algo novedoso en la práctica lo que es novedoso es traducir esto de manera que pueda enseñarse, que pueda ser trasmitido y aprendido, y eso se hace desde la ciencia".

"Desgraciadamente cualquier ámbito artístico parece muy alejado del científico y son dos campos que podrían unirse y nutrirse", asegura.

Eva Sánchez Martz

Eva Sánchez Martz cropper

Con este método Q-Motion se pretende al aplicarlo al aula, sacar el mejor partido del bailarín, y en esto Eva, que fue Asociated Head of Dance en el Instituto de las Artes de Barcelona durante cinco años, es pionera. Nadie ha creado un manual de esta metodología y es lo que ella pretende: que se pueda aprender a crear movimiento según opere la mente del individuo aunque no sea bailarín.

El giro que se realiza es mirar a la persona, explica. "A los coreógrafos nos pasa que llega un momento en el que nos desprendemos de todo y otra persona sube al escenario y hace el arte, es un momento de abismo para el creador y a la vez es un error mirar a ese intérprete como artista y no como persona, por eso este método da mucha importancia a la idiosincrasia de esa bailarina o bailarín".

Se trata de que los bailerines se preocupen por hacer y no por cómo va a quedar, no del juicio externo, "de eso ya nos ocupamos nosotros", dice Eva.

En su caso, ella lo aplica a la danza contemporánea, su especialidad, pero asegura que "es perfectamente aplicable a cualquier estilo de danza, a cualquier arte e incluso al mundo educativo para tratar problemas de atención o aprendizaje y al sanitario para la recuperación de accidentes cerebro-vasculares".

Bailar puede frenar el envejecimiento cerebral

Eva, que también está investigando con el departamento de Ingeniería del Software e Inteligencia Artificial de la Universidad Complutense de Madrid, junto al Ballet Nacional de España y la Compañía Nacional de Danza, explica que "cuando bailamos potenciamos las conexiones cerebrales que ya existen en nuestro cerebro e incluso se pueden crear nuevas conexiones".

La plasticidad cerebral va disminuyendo según crecemos, en el niño es mayor, pero también existe. "La danza es un aprendizaje acumulativo que nos hace ganar destreza, habilidad, control de nuestro cuerpo, propiocepción y es un beneficio que se puede disfrutar en la vida cotidiana".

"La danza en general tiene beneficios a corto plazo porque desata una sensación de placer que en sí mismo es muy gratificante entonces hace que sus beneficios también se vean rápido".