La curiosa Isla de los faisanes, en Irún: ¿pertenece a España o a Francia?

• Irún cuenta con una gastronomía conocida internacionalmente
• Es tierra de viñedos y de txakoli, el vino tradicional del País Vasco

Dos minutos contrarreloj para ver Irún: los secretos mejor guardados y su gastronomía

Irún​​​ es una ciudad perteneciente a la provincia de Guipúzcoa, País Vasco, de verdes montañas y playas paradisiacas y arena blanca. Colinda con Francia, país del que se encuentra separado por el río Bidasoa. Un paraje singular, con mucha historia y repleto de rincones más especiales. Si queremos vivir la ciudad desde sus cimientos, hay que remontarse a la época romana y para ello una buena opción es la de acudir a visitar el Museo Oiasso de Irún. El recorrido continúa hasta la Ermita de Santa Elena, lugar donde los arqueólogos encontraron una necrópolis romana. El hallazgo se puede observar desde el coro del sitio santo, forrado con piedras y vigas de madera. Unos pequeños ventanucos son los encargados de dejar pasar la luz del exterior para iluminar el pasado de los iruñeses. Otro de los puntos de interés es el Ayuntamiento de Irún, se levanta sobre la Plaza de San Juan, punto desde donde arrancan las fiestas de San Marcial con la conocida hoguera de San Juan. Para reponer fuerzas en el camino, una de las recomendaciones es acudir a la calle Mayor, aquí los grandes protagonistas son los pintxos y el txakoli.

Un paseo por Irún

La ruta continúa por el Paseo de Colón, la arteria principal de la ciudad y, también, la calle más comercial. Una de las fotos obligadas del recorrido es con el irundarra más universal, el tenor y actor de musicales, Luis Mariano. Otra de las visitas obligadas es la Iglesia de Nuestra señora del Juncal, que goza del título de monumento histórico artístico nacional. Para finalizar este paseo a través de Irún y descansar las piernas, acudir al Artaleku Kiroldegia puede resultar todo un acierto como guinda de un día de turismo repleto de emociones. En este lugar juega el Club deportivo Bidasoa balonmano, un equipo que cuenta con dos ligas y una Copa de Europa entre sus triunfos.

La costa vasca, un paraíso de acantilados y playas

De verdes montañas e infinita gastronomía, las tres provincias vascas son un cúmulo de sensaciones y tradiciones. Sin olvidar su abrupta costa a la que pertenece la playa de Hondarribia, Fuenterrabía en español. Está ubicada en el extremo oriental del litoral guipuzcoano. La playa tiene 700 metros de arena dorada, uno de sus principales atractivos para pasar un día entra familia y amigos agradable o, sencillamente, para pasear.

Pero playas aparte, Irún cuenta con un parque natural, el de Aiako Harria de belleza singular. Este paraje esconde fósiles de animales marinos de más de 300 millones de años de antigüedad. Además, cuenta con extensiones de hayedos y robledales en las cuencas de los ríos que lo atraviesan. Si se recorre la ciudad en bici, conocer la EuroVelo es clave: una red de 17 rutas ciclistas de larga distancia que conectan y unen a todo el continente europeo. Además, Irún cuenta con una gastronomía conocida internacionalmente y es reconocida tierra de viñedos y de txakoli. El gentilicio para referirse a sus ciudadanos es el de irundarra,​ iruñés o irunés.

La curiosa Isla de los faisanes

En esta ciudad se encuentra la isla de los faisanes. Se trata de un islote situado en pleno río Bidasoa, entre la localidad guipuzcoana de Irún y la francesa de Hendaya. Tiene tan solo 2000 metros cuadrados y una curiosa peculiaridad: es el condominio más pequeño del mundo sometido a la una doble titularidad: durante 6 meses, de febrero a agosto, es española, y los otros 6 meses, de agosto a enero, la titularidad es francesa.

Deportes y tradiciones vascas tan curiosas como bonitas

La cultura popular en Euskadi es fascinante y con raíces profundas. Hablar del País Vasco es hablar de una cultura con raíces propias. La lengua, el carácter y la gastronomía euskera marcan una historia ancestral que, por ejemplo, no puede entenderse sin la pelota vasca. Un deporte que destila tradición por todos sus poros y que supone una de las grandes señas de identidad del pueblo vasco. Para practicar este deporte, los jugadores se preparan las manos durante una hora u hora y media, protegiendo la palma y dedos con vendas y tiritas.