Jorge Luis Borges: "El libre albedrío es una ilusión necesaria para seguir viviendo"
- Entre 1973 y 1985 el escritor argentino compartió diferentes entrevistas en Radio Nacional
- Explicó que no había escrito casi novelas porque no había leído muchas y convenía ser un "lector" de estas
- Escucha en RTVE Play Radio el Documentos RNE dedicado al escritor: Borges en el laberinto
“El destino del escritor es extraño, salvo que todos los destinos lo son; el destino del escritor es cursar el común de las virtudes humanas, las agonías, las luces; sentir intensamente cada instante de su vida”, dijo el escritor Jorge Luis Borges en el discurso por el Premio Cervantes 1979, ex aequo con Gerardo Diego. “Como quería Wolser, ser no sólo actor, sino espectador de su vida, también tiene que recordar el pasado, tiene que leer a los clásicos, ya que lo que un hombre puede hacer no es nada, podemos simplemente modificar muy levemente la tradición; el lenguaje es nuestra tradición”.
“Nació en Buenos Aires un 24 de agosto de 1899. Descendiente de ilustres familias argentinas de estirpe criolla, anglosajona y portuguesa. En su familia hubo militares que tomaron parte activa en la independencia argentina. En su casa pronto descubrió el placer de la lectura. Su padre, abogado con pasiones literarias, llegó a escribir cuentos y hasta una novela”, destacaba Sonia Castelani sobre el escritor en Palabra de Quijote, el espacio de Radio Exterior dedicado a conocer a los galardonados con el Premio Cervantes.
“En muchas ocasiones, Borges comentó que su padre le reveló el poder de la poesía. Así, su relación con las letras fue precoz. A los cuatro años ya sabía leer y escribir y era un apasionado de la gran biblioteca de su padre. Su infancia transcurre en el barrio de Palermo, junto a su hermana Norah, y en esos primeros años le da clases una institutriz británica”.
En el aniversario del nacimiento del escritor, en Radio Nacional queremos recuperar su voz y sus reflexiones a través de las diferentes entrevistas que se pudieron escuchar en esta emisora entre 1973 y 1985.
Los inicios y lo que acompaña
“Empecé, como todos los jóvenes, con un estilo barroco. Creo que los jóvenes lo hacen por razones de timidez, porque piensan que si dijeran exactamente lo que quieren decir la gente se daría cuenta de que eso es realmente poco. Tratan de adornarlo con arcaísmos, neologismos, recurren a una serie de artificios. Creo que con el tiempo uno aprende, uno se cansa y entonces uno trata de llegar a la sencillez”, explicaba en el informativo 24 horas el 23 de abril de 1973.
“Hay ciertos temas que me han acompañado a lo largo de una vida ya larga. He cumplido 73 años. Uno de ellos es el problema del tiempo, que para mí es un problema esencial. Pero que si una vez llegamos a saber qué es el tiempo, entonces ya sabíamos quienes somos nosotros a través del cambio del tiempo. Yo siempre digo que no tengo ninguna solución personal, pero he visto en ese enigma un estímulo literario. Por eso es el tema más recurrente de mi prosa. Luego hay experiencias personales, uno no sabe si son importantes o no cuando ocurren, uno sabe si son o no importantes cuando perduran o no en la memoria o cuando sirven de estímulo para la imaginación”.
El interés y liberarse
El laberinto es una metáfora frecuente en su obra del que señaló que es “el símbolo viviente del asombro, el estupor, la perplejidad. Además, cuando yo era chico, recuerdo un grabado de un laberinto, que me impresionó mucho el laberinto de Creta. Si no me engaño, con el auxilio de una lupa y yo podía ver por una de las rendijas del laberinto, que era como una especie de gran plaza de toros, yo podía ver el Minotauro”, contó el 25 de abril de 1973.
“Lo que escribo me interesa o, mejor dicho, me interesaba en el momento en el que lo escribía. Pero ya después yo escribo un libro para librarme de él. Yo escribí un libro para olvidarme de ese libro y he leído muy poco de lo escrito sobre mí. El tema me interesaba poco. En cambio, los otros escritores me interesan. Yo estoy un poco harto de mí mismo, pero eso es natural, porque al cabo de 73 años de convivencia con Borges, uno está tan harto de Borges o como cualquier lector”.
Horas antes del Cervantes
Tras la llegada a España para recoger el Premio Cervantes 1979, Borges contaba en Radio Nacional el 22 de abril de 1980 que se sentía “muy feliz”, “atónito” y “muchísima gratitud” por el galardón. “Sé que no merezco el Premio, pero desde luego lo acepto con asombro y agradecimiento”. “Creo que se trata de una generosa equivocación [...]. A mí no me satisface lo que he escrito. Trato de pensar que lo que he escrito es menos importante que lo que escribiré”.
“No puedo escribir”
“El mito es algo esencial [...]. El género más antiguo es la cosmogonía, es un mito desde luego. La humanidad empezó pensando por medio de mitos y luego ya el razonamiento llega tardíamente, en lo que se refiere a Occidente, desde luego. En Oriente, yo he leído una historia de la filosofía de la India de Paul Deussen, que dio la impresión de que todo ha sido pensado en la India, salvo que de distinto modo del nuestro”, explicaba en una entrevista en Radio Nacional en 1982.
“Yo no puedo darle un horario porque yo soy ciego”, contaba en esta conversación sobre la cantidad de horas que escribía. “No tengo secretario. De modo que viene gente a verme o no viene y cuando viene gente a casa yo aprovecho y les dicto algo, es decir, que todos mis borradores son mentales. Yo no puedo escribir, yo soy ciego. Sí, como lector, como escritor desde el año 55. Los borradores son mentales, yo voy puliendo una frase, un argumento o un poema en la memoria y cuando viene alguien se lo dicto”.
“Casi no he leído novelas”
El 27 de agosto de 1983 Borges pasaba por los micrófonos de El ojo crítico y confesaba porque no había escrito casi novelas: “Para escribir novelas, convendría ser un lector de novelas y como yo casi no he leído novelas en mi vida. Una novela siempre exige un esfuerzo, quizá por timidez. ¿Cómo puedo meterme en un libro tan lleno de gente?. Estoy incómodo en una reunión”.
Una ilusión necesaria
“Yo personalmente descreo del libre albedrío, sin embargo creo que el libre albedrío es una ilusión necesaria para seguir viviendo. Si me dicen que todo mi pasado ha sido un pasado de cierto albedrío, lo acepto. Pero si me dicen en este momento que no soy libre, me rebelo. En todo caso, es una ilusión indispensable el libre albedrío”, apuntó en una conversación el 27 de octubre de 1984 en el programa Perfil de ruedo.
El tiempo y lo sucesivo
“Yo puedo concebir un universo sin espacio, por ejemplo, un universo hecho de conciencias, de almas, digamos; de música y de palabras. Podría prescindir del espacio [...]. Un universo sin tiempo y eterno, eso no se puede conseguir, porque uno piensa en el tiempo como lo sucesivo. Yo creo que somos sucesivos. Mientras yo repito unos versos, [...] no estoy en el espacio. Los versos los digo en el tiempo, es decir, uno se olvida del espacio muchas veces, pero el tiempo no, porque somos sucesivos y eso es lo que yo quiero decir. Yo creo que uno de los hechos del tiempo es el espacio, pero la mayoría de la gente suele pensar que lo único real es el espacio y creo que no lo único real es el tiempo, salvo cuando llegamos al éxtasis, fuera del tiempo”, reflexionó el escritor en su última entrevista en el programa Conversaciones de Radio Nacional el 9 de julio de 1985, donde presentó su libro Los conjurados. Un año después, el 14 de junio de 1986, fallecía en Ginebra.