La violencia más desconocida, la obstétrica
- El día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada se celebra el 31 de agosto
- Aquí puedes ver 'Parir en el siglo XXI', especial interactivo del Lab de RTVE
El 31 de agosto se celebra el Día Mundial de la Obstetricia. Para establecer el origen de esta festividad nos remontamos al 1240, año en el que falleció San Ramón Nonatto. un religioso mercenario español y elegido patrono de la obstétricia, parturientas y embarazadas. ¿Por qué ostenta este título? Se debe a que fue extraído del útero de su progenitora por cesárea después de que ella falleciera. Desde 1962 se celebra todos los años para homenajearlo y también para rendir tributo a la disciplina médica encargada de acompañar a la gestante durante todo el proceso (embarazo, parto y postparto). Durante el transcurso le ofrece el mejor trato humano y las mejores condiciones de salud para la reducción de los índices de mortalidad materna y neonatal.
Sin embargo, los profesionales no siempre cumplen bien su trabajo, generando prácticas y conductas que por “acción u omisión son violentas o percibidas como violentas”. La ONU puso nombre a este tipo de violencia en el año 2019 de la mano de Relatora Especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, Dubravka Šimonović. Ella fue la voz de aquellas que callaban. “La violencia contra las mujeres de parto está tan normalizada que todavía no se considera violencia contra las mujeres”, declaraba. Admitir su existencia era reconocer la veracidad de los testimonios de las mujeres y supuso para muchas de ellas dejar de sentirse culpables.
Por este motivo queremos visibilizar este tipo de violencia, que esta tan difícil, a través del podcast Parir en el siglo XXI, un documental sobre el parto respetado y la violencia obstétrica.
El Hospital de la Plana, el lugar donde te dejan ser tú
Este lugar es una “referencia estatal en parto respetado” dentro de la sanidad pública. El hospital ofrece tiene a disposición de las embarazadas un amplio personal sanitario que acompañan a las mujeres durante todo este proceso. Entre ellas Loli Y Nuria, matronas, ellas preparan a la mujer para que vea el parto como un proceso fisiológico. Además, visitan con las mujeres el lugar donde van a parir, “para que puedan familiarizarse con el espacio y el personal sanitario que no sea ni un lugar ni una gente extraña”. Lo hacen en compañía de Sole, la cual las guía por el paritorio, resuelve sus dudas y les explica las diferentes opciones que tienen para el parto.
Con el parto de Gabriela Rangel comprobaremos la veracidad del hospital. “Son las dos de la mañana y ha empezado a tener contracciones. Está en su casa, acompañada de su madre y su pareja” y acuden al hospital. Allí ponen todo en marcha para la llegada de la pequeña Laura. Horas después nace la pequeña mediante el parto que ha deseado la madre. ”Las luces están bajas, hay música suave de fondo y en medio de la habitación está Graciela. En la bañera nos sorprende la intimidad del momento. No pensábamos que en un hospital se pudiera vivir el parto de esta manera”.
Contar la verdad para poder olvidar
Ana, Jessica y Verónica son tres mujeres que no se conocen entre ellas, pero, que tienen algo en común. Todas sufrieron violencia obstétrica y sus partos fueron inducidos. Ahora tras pasar su ‘duelo’ deciden romper su silencio para dar voz a un problema generalizado en nuestro país. A través de sus desgarradores testimonios se pone en manifiesto lo que estas madres han sufrido y siguen sufriendo muchas mujeres, a pesar de que no se quiera reconocer. “En el transcurso de contar mi experiencia salió el Colegio de Médicos a decir que en España no existía la violencia obstétrica y negar algo así tampoco me parece que sea lo más saludable”, afirmaba Verónica.
Durante el proceso del parto, se realizaron practicas sin los consentimientos de las futuras madres. En primer lugar, a Verónica la ingresaron "y para la inducción le metieron unas pastillas por la vagina”. Sin darle más información, ni explicarle los riesgos que conllevaban y sin ofrecerle las vías alternativas. En segundo lugar, Jessica. Tras confirmarle que tenía una fisura en la bolsa amniótica, le comunicaron que la ingresaban para inducirle el parto. “Me dicen que firme los papeles de la inducción. Lo firmo. Pero, tampoco me explican nada más”. Ignorando por completo el plan de parto que ella había preparado. En último lugar Ana. "Me tumbaron, me miraron y me dijo te hemos metido un propess que es para inducir. Ni me informó ni me preguntó”.
¿Cómo son los procesos judiciales cuando una mujer decide llevar hasta el final su búsqueda de reparación?
Se presenta una demanda y posteriormente se va a juicio donde la única prueba válida es el informe clínico. “Estos documentos son los que estudia el perito para poder responder a las preguntas que le hacen durante el juicio. Por eso es tan importante que los sanitarios reflejen en las historias clínicas todas las intervenciones, todo lo que observan, todas las patologías”.
Si el juez no le da la razón, tendrá que decidir si recurre ante instancias cada vez superiores a la Audiencia Provincial, el Tribunal Supremo o el Constitucional. Un recorrido que puede llevar años. Si se agotan todas las vías judiciales la demandante puede presentar una queja ante Naciones Unidas. “Si se llega hasta el final y no hay esta esta reacción positiva a favor de la víctima, entonces se le abre a la víctima la posibilidad de ir hacer un reclamo de orden internacional, en este caso al comité”, argumentaba Gladys Acosta Vargas, presidenta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU.
Dar a luz durante una pandemia mundial
“No querían venir al hospital porque sabían que era un entorno donde se podían infectar ellas y los bebés. Tenían mucho miedo de quedarse solas”. Este era el sentimiento generalizado de todas las madres que tenían que dar a luz durante la pandemia. Debido a la saturación hospitalaria, los centros no disponían de anestesistas debido a que se encontraban atendiendo a pacientes críticos. En esta situación tan atípica y desconocida se paralizaron las clases de preparación al parto. A pesar de que muchas matronas compartían sus conocimientos de forma telemática, no era lo mismo y los padres necesitaban ayuda.
El miedo entre los padres aumentaba ante el desconcierto y las noticias no eran esperanzadoras. Y llegó la peor de las noticias: “se prohíbe la entrada de acompañantes de las mujeres de parto”. Un shock para muchas mujeres debido a la importancia de tener a un acompañante a su vera. ¿Por qué es imprescindible? Además de que tiene derecho a tener a una persona con ella durante todo el proceso puede ser su voz en cualquier momento.” Es un momento muy vulnerable y tener a alguien a tu lado que sabe lo que quieres y que te conoce siempre va a ayudar. Y esto genera que el parto se desarrolle de la mejor manera posible”.
Las bases para la eliminación de la violencia obstétrica
El Gobierno español plantea una reforma de la Ley del Aborto que reconozca el problema y proponga soluciones estructurales para que se aseguren los derechos de las mujeres durante sus embarazos y sus partos. “Esto existe, tiene nombre y requiere de una regulación normativa que lo reconozca. Es clave, sobre todo para validar también la experiencia profundamente traumática en muchos casos. Es fundamental que este proceso sirva también para eso”.
Para elaborar el borrador de la Reforma, ha sido necesario recabar los desgarradores testimonios mujeres. Horas de escucha y de rememorar los viejos fantasmas del pasado para poder confeccionar el informe. Este trabajo ha sido realizado por el Instituto de las Mujeres que ha estado meses reuniéndose con diferentes colectivos, profesionales sanitarias y también activistas por los derechos sexuales de las mujeres. Asimismo, muchas mujeres han estado aportando su granito de arena para hacerlo posible.
Una asistencia respetuosa en el parto es posible
El hospital de la Plana se inauguró en el año 2000, “fue un traslado de otro hospital de Castellón que no contaba con asistencia obstétrica”. Al no tener este tipo de especialidad médica, necesitaban a una persona para organizar y diseñar ese nuevo paritorio. La escogida fue Sole Carreguí. Era una oportunidad para empezar de cero y conseguir una atención humanizada para las mujeres. “Teníamos un paritorio que era indigno porque si queríamos que las mujeres se movieran es que no había espacio para moverse”. Poco a poco se fue reformando y ahora cuenta con cinco salas de parto y dos de ellas con bañera. “Todas las salas son espaciosas con la parte técnica escondida y se pueden regular las luces y poner música" y así transformar la estancia en un ambiente domiciliario e íntimo.
“La filosofía de trabajo que comparten en La Plana ha llevado al equipo a mejorar y formarse en técnicas que promueven el parto normal”. Y esa forma de entender el parto y de trabajar con las mujeres se tradujo en buenos resultados siendo reconocido no solo por el Ministerio de Sanidad sino por las futuras madres.