Grace Kelly, un tren de color azul y el encuentro que cambió su vida para siempre
- Toda buena historia de amor, comienza con un encuentro de cine: esta fue la de Grace y Rainiero
- El Tren azul (en francés, Train bleu), era un tren de lujo, transporte habitual de la realeza francesa
- Solo ante el peligro (1952): El debut de Grace Kelly y la historia de un western en tiempo real
Hay historias de amor que parecen escritas sobre un guion de cine y el romance de la estrella de Hollywood, Grace Kelly, con Rainiero de Raniero III de Mónaco tenía todos los ingredientes para convertirse en un amor de película. Aunque su encuentro oficial tuvo lugar en un acto oficial en el palacio de los Grimaldi, la actriz y el príncipe se vieron por primera vez unos días antes, en un viaje en tren que lo cambiaría todo.
Solo tres años después de su debut en la gran pantalla con Solo ante el peligro (1952) -cinta disponible en RTVE Play- la actriz ya se había convertido en una de las más famosas del mundo. Kelly copaba la gran pantalla con con grandes directores como John Ford, con quién trabajó por primera vez en Mogambo (1953), y se había convertido en la favorita de Hitchcok, con el que había rodado La ventana indiscreta, Crimen perfecto (1954) y Atrapa a un ladrón (1955).
En mayo de 1955, unos días antes del comienzo de la octava edición Festival de Cannes, la joven actriz, que entonces contaba con tan solo 26 primaveras, se subió en París a uno de los lujosos vagones del famoso Le Train Bleu, que la llevaría hasta la ciudad de la Croisette en la que iba a presentar La angustia de vivir (1956), cinta con la que acababa de lograr su primer Oscar. En una época en la que las estrellas de cine estaban tan consideradas como la realeza, a nadie le sorprendió que la famosa actriz compartiese trayecto con el príncipe con el que se casaría menos de un año después.
En el tren no coincidieron más que de vista, lo suficiente como para que Rainiero fuese testigo de la belleza que irradiaba la actriz, pero como en todo buen encuentro fortuito, hubo una tercera persona que medio entre ambos para que aquel encuentro llegase a buen puerto. En aquel viaje, Grace compartía asiento con la también actriz Olivia de Havilland y con su marido, el prestigioso editor de la revista Paris Match, Pierre Galante. Fue este, quien, con contactos en la realeza y ávido de una exclusiva, tuvo la brillante idea de que ambos se conociesen en el marco del festival de cine al que acudían ambos.
Un encuentro real, con una hora de retraso
La reunión oficial se fijo para el 6 de mayo de 1955, en el Palacio de los Grimaldi y, aunque Rainiero llegó hasta una hora más tarde por compromisos institucionales, la conexión entre ambos fue inmediata. Las fotos de aquel encuentro, por supuesto, fueron portada del Paris Match, pero además sellaron el inicio de un romance de película. Tras el encuentro, actriz y príncipe intercambiaros cartas y largas llamadas telefónicas hasta que finalmente anunciaron su enlace.
La futura princesa de Mónca, estaba terminando de rodar la que sería su última película, el filme Alta sociedad (1956), cuando el príncipe Raniero III de Mónaco viajó en avión hasta la casona de los Kelly en Filadelfia para pedir la mano de Grace Kelly y acordar los términos de un matrimonio que se anunció el 5 de enero de 1956 y que tuvo lugar solo unos meses después, el 19 de abril de aquel mismo año.
La boda fue uno de los acontecimientos del siglo. Lujo, glamour, cine y realeza se congregaron en lacatedral de Nuestra Señora Inmaculada de Mónaco, lugar elegido para una ceremonia que fue retransmitida por varios canales europeos y que fue vista por más de 30 millones de espectadores. Con ella, Grace Kelly daba por finalizada su vida como actriz. Su reinado, sin embargo, acabó de forma trágica, demasiado pronto. El próximo 14 de septiembre, se cumplen 40 años del trágico accidente de tráfico que acabo con su vida en 1982.