María la Judía, la primera científica de la historia
- Es pionera en la alquimia y trabajó con diversos elementos, sobre todo con el azufre
- Inventó aparatos de destilación y sublimación como el popular ‘Baño María’
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En ‘Saber y ganar’ nos gusta hablar de personajes históricos con relevancia, sobre todo si estos son mujeres a quienes los anales no han acabado de colocar en el lugar que les corresponde. Una de esas figuras es la de María la Judía, conocida también como María la Hebrea e incluso como Míriam la Profetisa, a quien podemos declarar como la primera mujer científica de la historia. Sus trabajos en el mundo de la alquimia han llegado a nuestros tiempos a través de los escritos que se han encontrado, donde era tildada de “sabia”. Gracias a ellos sabemos a día de hoy que María la Judía inventó aparatos destinados a la destilación y a la sublimación, y que el proceso de calentar un producto al "baño María" tal y como lo hacemos hoy se lo debemos a ella.
El origen incierto de una figura muy respetada
Se sabe que María la Judía vivió entre los siglos I y III después de Cristo, pero los datos que se tienen sobre su vida son muy escasos o confusos. Lo que sí puede decirse es que nació en Alejandría, lugar de donde es la persona que recopiló los primeros datos sobre su existencia. Hablamos de Zósimo de Panópolis, alquimista griego de finales del siglo III, quien describía a esta mujer como una “sabia antigua” en sus textos. Además, le atribuye la invención de instrumentos y el desarrollo de diversos experimentos.
Otras pistas sobre su vida nos llegan de la mano de Jorge Sincelo, un cronista bizantino del siglo VIII quien la cita en su catálogo de los 52 alquimistas más famosos, publicado en el año 879 d.C. Los alquimistas antiguos la asocian con Miriam, hermana de Moisés, y hubo quien la identificó con María Magdalena, pero todos estos datos tienen muy poco peso. Lo que sí se sabe es que los árabes la llamaban “Hija de Platón”, un sobrenombre que se usaba para referirse al azufre blanco, la materia con la que María trabajaba.
María la Judía tuvo como referente al alquimista persa Ostanes, quien vivió en el siglo III a.C, y se conoce que tuvo un discípulo directo a quien se conoce como Agathodaimon. La que fuese la primera inventora de la historia occidental murió, probablemente, a una edad temprana, victima de la toxicidad de los materiales que empleaba. También se cree que su obra desapareció en el incendio de la biblioteca de Alejandría en el 273 aunque sus textos también pudieron perecer con el decreto contra la alquimia que emitió Diocleciano en 296.
Inventora incansable
María la Judía trabajó con todo tipo de elementos y además definió el peligro del mercurio como elemento venenoso. A ella se le atribuye la fabricación del tribikos, un objeto para el proceso químico de la destilación con el que consiguió separar líquido de los residuos no volátiles como en el caso del agua de azufre (aunque cabe destacar que en esa época se le llamaba así a cualquier sustancia inflamable así que no se sabe a ciencia cierta a qué elemento se refería).
Otro de sus grandes inventos fue el kerotakis, un aparato de reflujo usado para calentar sustancias utilizadas en la alquimia y recoger sus vapores. Empleaba mercurio, azufre y arsénico, y mediante el calor conseguía que transitasen del sólido al gaseoso. Además, el vapor que se obtenía en este proceso servía para teñir los metales comunes.
De esta invención deriva también el conocido como "baño María", un proceso que sirve para calentar una materia de forma indirecta y regulada, y que a día de hoy seguimos utilizando como, por ejemplo, a la hora de calentar el biberón de un bebé.