Tradición y aire fresco en Puebla de la Sierra, un pueblo de soñadores con los pies en la tierra
- La villa más remota de la Comunidad de Madrid está llena de vida con la mezcla de tradiciones y nuevas iniciativas
Puebla de la Sierra está en la Sierra del Rincón, Reserva de la Biosfera, a la que pertenecen también La Hiruela, Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra y Prádena del Rincón
Hay pueblos pequeños, a los que se llega por carreteras secundarias llenas de curvas, con menos de un centenar de habitantes y que sin embargo, están llenos de vida. En ellos, conviven los vecinos de siempre, las nuevas incorporaciones y los turistas y se mezcla la tradición con nuevas ideas y el aire fresco que traen los visitantes ocasionales. Pueblos de los que enamorarse y que para algunas personas pasan de escapada a hogar.
Es el caso de Puebla de la Sierra, el pueblo más remoto de la Comunidad de Madrid, a hora y media de la capital. El lugar al que hemos viajado bien temprano en El gallo que no cesa.
El camino es largo y en algunos tramos, las señales prohíben circular a más de 20 kilómetros por hora. Las curvas tienen su recompensa. En la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón, los robles y pinos crecen en las laderas, las vacas pastan al lado del asfalto y algún corzo se atreve a cruzar, veloz, la carretera.
Si se llega temprano, la sinfonía la componen el agua de la fuente, los ladridos de los perros, los pájaros despertando y algún gallo. Un sábado a la ocho de la mañana, corremos el riesgo de pensar que es un pueblo apagado y sin vida. Nada más lejos de la realidad.
Más esculturas que habitantes en el Valle de los Sueños
Puebla de la Sierra presume de ser el pueblo con más esculturas por habitante. Las obras de arte reciben al visitante mucho antes que las casas. En la carretera, en algunos senderos, junto a la fuente o al lado del lavadero hay arte.
Detrás de este proyecto, del Valle de los Sueños, está Federico Eguía. Este escultor, pintor y poeta pueblero es el alma de un recorrido escultórico al aire libre donde se fusionan arte y naturaleza.
“Ahora mismo tenemos 115 obras ya en el exterior, 10 en el interior de los museos. Tenemos dos museos, uno de pintura contemporánea japonesa y luego tenemos otro museo de obra gráfica y dibujo en el que tenemos una representación de todos los artistas españoles importantes del siglo XX”.
La lista va aumentando desde hace más de dos décadas. En Puebla, se organizan bienales de arte y muchos participantes donan sus trabajos, cada uno con su historia. Historias que se pueden sentir. “Lo bueno que tiene es que se puede tocar. La escultura es muy táctil”.
El recorrido por el Valle de los Sueños se puede hacer por libre en cualquier momento o guiado, apuntándose a la visitas que organizan desde la oficina de turismo.
Sueños que se hacen realidad
Puebla de la Sierra es uno de esos lugares donde se materializan los sueños. Ya sean los de un artista o los de un historiador, herrero y espadero que decide volver a encender el fuego de la fragua del pueblo y reabrirla con el nombre de la Fragua del lobo.
En esta fragua del siglo XVI, la única en España de esta época que se utiliza de manera permanente y no solo para el turismo, Julián Fernández Tudela elabora sus espadas.
“Esto estaba cerrado y yo vine para darle uso, rehabilitarla y hacer mi trabajo”. Un trabajo que realiza de manera tradicional. “Sí que en algunos procesos uso máquinas modernas, como en el lijado, pero en el resto, lo que es forjar con metal, lo hago exactamente como se hacía en la antigüedad”.
Para conocer el oficio y la fragua, se puede participar en una de sus visitas guiadas e incluso hacer un curso básico de cuchillería en sus instalaciones.
Teletrabajar con vistas a la Sierra del Rincón
En los últimos años, la población de Puebla de la Sierra ha aumentado. En el ayuntamiento hay unos 80 empadronados, aunque a diario vive menos gente en el pueblo. Entre las últimas incorporaciones, algunos de los trabajadores de El Refugio coworking, un alojamiento que cuenta con un espacio para trabajar.
A su responsable, el uruguayo Martin Fleischer, la idea le vino cuando estaba viviendo en Asia y se quedó vacío el mesón del pueblo de su pareja. “Yo estaba teletrabajando en chanclas en medio de la jungla, rodeado de monos y pensé, si estoy teletrabajando acá seguramente se pueda hacer desde la sierra de Madrid”.
Al pueblo le ha venido muy bien esta iniciativa. El bar continúa abierto, hay un nuevo alojamiento y se han creado varios puestos de trabajo. A la vez, aquí se alojan trabajadores que pasan bastantes días. “Está empezando a aparecer gente de otros países, de otras zonas de España, que vienen acá buscando un espacio para estar tres semanas, un mes, lo que sea y enfoncarse en sus propios proyectos”.
Iniciativas como la de Ceri Zuriñiga. Esta joven emprendedora y maestra hidromielera vive y trabaja en el refugio mientras continúa desarrollando su proyecto. Quiere asentarse en la sierra y busca proveedores para Fosfifuel, su hidromiel con la que ya ha ganado varios premios. “Mi interés es hacer un producto de kilómetro cero, con productos locales y aquí hay muchísimos apicultores y muchísimas frutas y que el beneficio del trabajo se quede en el pueblo”.
El mercado que reúne a los artesanos de la sierra
Miel aquí no falta. Hay cuatro productores, entre ellos Carlos Valdivia, que elabora una miel 100% natural. Las abejas se sirven de las flores de la zona “salvia, tomillo, brezo, cantueso, jara…”. Participa en el mercado de artesanías que ocupa la plaza del pueblo cada primer sábado del mes. Otro de los puestos lo ocupa Mariluz Rubio, que elabora pan “con harina ecológica, masa madre y en horno de leña” en las naves artesanales de Montejo de la Sierra.
Además de paradas gastronómicas, en el mercado se pueden adquirir los portavelas de Fernándo González hechos “con maderas naturales de aquí: de pino, de roble, de álamo, de cerezo…”, las joyas de Diana Luque que trabaja con “metal, plata, cobre, alpaca, latón y piedras naturales”, las piezas de ganchillo de Sara Pérez que atraen a mujeres que valoran que no se pierdan las técnicas de siempre, la cosmética natural que prepara en Torrelaguna Gabriel de Jazmín en Flor para “que se vuelva a todo lo que es natural” o los collares y acuarelas que hace Beatriz de Selvática “con la idea de reivindicar la fuerza de la naturaleza y de la mujer a través del arte”.
Un mercado artesanal que organiza cada mes Ángeles Álvarez de la oficina de turismo y que es punto de encuentro: “Viene la gente del pueblo, los turistas y compran cositas. Artesanía serrana. Es una alegría para el pueblo y los turistas también se alegran mucho cuando vienen y lo encuentran”.
En cualquier momento, la plaza de Puebla de la Sierra es un buen lugar para conversar con los vecinos, para tomarse un café, para planificar una visita al pueblo y para informarse - previo paso por la oficina de turismo - de las rutas senderistas disponibles.