Madrid Fashion Week: ¿A qué sabe la muerte? Álvaro Calafat, el irreverente, tiene la respuesta
- Este joven irreverente y osado tiene 27 años y llega dispuesto a arrasar en Madrid
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La expectación por ver lo que hace Álvaro Calafat era enorme y la pasarela estaba a rebosar de gente guapa, moderneo y petardeo. El malagueño se estrena en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid con una propuesta rompedora, repleta de simbolismos y emociones, una propuesta con la que quiere dar respuestas a preguntas como ¿A qué huele la muerte? ¿A qué sabe la muerte? ¿Qué color tiene la muerte? ¿Cómo sentimos cada uno de nosotros la muerte? Rebobinamos para empezar por el principio. Álvaro Calafat dice que era mal estudiante y que su escuela ha sido la vida. Se dedica a la moda por vocación, y por convicción. Tiene 27 años y se ha plantado en Madrid con una furgoneta y una mochila. En la furgoneta llevaba todo lo necesario para hacer su desfile en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, que será su debut en la pasarela más relevante del país. En la mochila lleva recuerdos, vivencias, sentimientos y sueños. Antes presentó dos colecciones en 080 Barcelona Fashion, pero quería salir de su zona de confort y buscar otros escenarios. Supuso que entraría en OFF, pero ha logrado un pase VIP para codearse con los consagrados. "Es surrealista", dice, palabra que repite varias veces."Si te soy sincero, me siento como en una distopía, no me creo que lo que me está pasando sea verdad. He venido a los desfiles como público y verme ahora en el calendario..., lo que te digo, es surrealista".
Álvaro Calafat, moda irreverente
Debuta en Madrid con su tercera colección '3 LeMorte' y está decidido a no pasar inadvertido. "Soy irreverente o te gusto o me odias", dice con rotundidad en una entrevista cargada de titulares. Cuenta que las prendas las ha hecho en siete meses, pero que le costó encontrar la inspiración. Pero le llegó tras la muerte de un amigo y un posterior viaje a la India donde visitó el tempo de Khajuraho, del que se trajo una frase reveladora. "Los dos extremos del amor son la muerte y el sexo, y de ahí parte la colección". No quiere desvelar detalles, pero deja caer que cada pieza tiene un marcado estilo arquitectónico, influido por los templos de La India, y que las siluetas son muy sexis. "No me gusta definir las prendas, prefiero que la clienta las vea, las sienta y las interprete a su manera".
La colección se articula en tres ejes: los estampados, el color y las texturas. Los estampados son suyos, logrados a partir de un intenso proceso de investigación. El color es un hilo conductor, que une looks en bloques cromáticos con looks de contraste. Con las texturas juega para tener distintos acabados o reinterpretar piezas clásicas para conseguir otras de aspecto totalmente fresco, joven.
Los volúmenes juegan a remarcar u ocultar el cuerpo, creando nuevas formas: potentes como un edificio, oníricas como un sueño. Calafat desprecia las etiquetas y las temporadas, su ropa no tiene género, ni edad, y no caduca cada seis meses. Destaca el uso de los materiales, a los que se enfrenta con valentía, buscando siempre que dialoguen con el patrón buscando la perfección, algunos de ellos vienen de Gratacós y otros de Ribels y Casals. Hay un fuerte amor por la artesanía en su trabajo, con el que celebra las tradiciones del textil, como el crochet, o la ebanistería, para lograr piezas únicas. Y a la vez juega con las nuevas tecnologías, logrando hacer prendas con impresión 3D.
Álvaro Calafat, un creador perfeccionista
Está contento con su colección. "Ha salido bien", dice, con la boca pequeña. "Sí, estoy contento con el resultado, pero en mi cabeza tengo una persona tóxica que me dice que podría haberla hecho mejor", dice desafiándose a sí mismo. Todo el trabajo de patronaje, confección y los estampados lo hace en el pequeño taller que tiene en Alhaurín de la Torre, en Málaga. Allí trabaja con su chica, Ana, y un pequeño equipo, en el que la media de edad es de 23 años. "No hay jerarquía, yo no soy un jefe, yo soy otro compañero", dice, y deja claro que está bien allí, aunque puestos a soñar... "Hombre, me gustaría tener un estudio de sastrería clásica y prêt-à-couture en Madrid. Pero muy en el futuro, yo ahora tengo los pies en el suelo". Se define como un currante. Adora lo que hace y no le importa echar 19 horas en el taller o trabajar un sábado por la noche mientras sus amigos se van de fiesta. "Yo no quise estudiar, aprendí de la calle, de ser pillo. Eso fue lo que me hizo madurar. Aprendí de ser un nini".
De Palomo Spain a Alexander McQueen y JW Anderson
En su imaginario estético y creativo hay varios referentes, desde Palomo Spain a Alexander McQueen y JW Anderson, del que valora el gran trabajo que hace con sus propias colecciones y las de Loewe. "Estuve en el taller con Alejandro, cuando hizo Tiburón, y aprendí mucho de su forma de trabajar y de McQueen me gusta que era un punki y no le importaba nada lo que pensaran de él. Pero lo que más me gusta era su forma de comunicar". Y es lo que quiere hacer él: comunicar a través del desfile "Esta pasarela tiene que ser un escaparate de la vanguardia, necesita gente joven que aporte otra forma de entender la moda. ¡Yo sé que me van a matar, pero antes me cargo yo a dos!. Vengo a Madrid a dar el 100% de mí".