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Corina Amor, científica española: "No nos interesa extender la esperanza de vida en total, sino más bien la calidad de vida"

  • ¿Es posible alargar la vida humana? Con solo 27 años la doctora Corina Amor publicó una revolucionaria tesis
  • Consiguió mostrar cómo revertir en ratones el proceso de envejecimiento de las células senescentes
  • Teresa Viejo entrevista en profundidad a la joven científica española, Corina Amor
  • La observadora, los sábados y domingos a las 23.30 h de la noche en Radio Nacional y RTVE Play Radio

Por
Corina Amor, inmunóloga
Corina Amor, dirige su propio laboratorio en Nueva York. Con solo 27 años, la científica española publicó una tesis que muestra cómo destruir las células responsables del envejecimiento.

¿Es posible alargar la vida humana? Con solo 27 años la doctora Corina Amorpublicó en la revista Nature su revolucionaria tesis, donde muestra cómo revertir en ratones el proceso de envejecimiento de las células senescentes. La inmunóloga española forma parte de uno de los grupos de investigación más prestigiosos del mundo y tiene entre manos una investigación que puede cambiar el mundo.

Esta es la entrevista que Teresa Viejo mantuvo con Corina Amor en su programa de RNE la Observadora -siempre disponible gratis y online en RTVE Play, Radio-.

¿Quién es Corina Amor?

  • Nombre de pila: Corina.
  • Nacida en: Madrid
  • Estudios: Medicina en la Universidad Complutense y doctorado en Biología del Cáncer en el Memorial Sloan Kettering en Nueva York.
  • Profesión: Científica.
  • Estado civil: Soltera.
  • Estado físico: Contenta.
  • Estado mental: Ocupada y emocional satisfecha.
  • Actualmente trabaja en: Entender la biología del envejecimiento.
  • En un futuro, ¿qué le gustaría ser?: Seguir siendo científica.
  • ¿Qué es lo que más le molesta observar?: La falta de motivación.
  • ¿Y lo que más le gusta observar?: Gente que tiene mucha pasión.

Observamos a la científica e investigadora Corina Amor

Pregunta: ¿Cómo alguien tan joven se ha planteado qué es eso de envejecer?

Respuesta: Realmente cuando estaba en el laboratorio me llamó mucho la atención el proceso que nosotros llamamos en senescencia celular, que realmente es como las células en nuestro cuerpo con el tiempo dejan de ser capaces de hacer su función y contribuyen aún a un declive del organismo. Es un proceso del que sabemos muy poco y realmente me fascinó.

P: ¿Por qué nos asusta tanto envejecer a los seres humanos?

R: Creo que está más relacionado con el inicio de la limitación de nuestras funciones; el no poder ser capaz de hacer la vida como la hacíamos cuando éramos jóvenes. Creo que no es tanto el miedo a la muerte en sí, sino quizá el miedo a la pérdida de capacidades.

P: Ahora entiendo entonces por qué los científicos tenéis ese afán por identificar qué puede hacer que los seres humanos vayamos cumpliendo años en plenitud. ¿Te llaman Doctora Amor?

R: Sí, bueno…, es mi nombre.

P: Te pesa eso de ser tan joven y haber abierto una vía de investigación tan importante como es la lucha contra el envejecimiento.

R: Bueno, un poco. Pero nosotros en el día a día realmente nos centramos en la ciencia y la opinión externa es algo que realmente no consideramos.

P: Hace sólo dos años, con 27 años de edad, presentas una revolucionaria tesis doctoral en la que planteaba una terapia experimental para eliminar esas células responsables del envejecimiento y del cáncer, esas que tú llamas senescentes. ¿Cómo se te ocurre la idea, cómo investigas en ello, quién te apoya?

 R: Fue una idea que nos surgió un poco de tratar de imitar lo que sucede en la naturaleza. Cuando somos jóvenes, en condiciones normales, nuestro sistema inmune las células de defensa de nuestro cuerpo, son capaces de identificar y de eliminar estas células senescentes. Lo que pasa es que con la edad, dejan de ser tan efectivas y entonces las células dañadas se acumulan en nuestro cuerpo.

Así que tuve la idea de crear en el laboratorio un tipo especial de células inmunes que pudiéramos hacer que siempre fueran capaces de reconocer y de eliminar a las células senescentes y se pudieran utilizar en el envejecimiento y en enfermedades asociadas a la edad. La verdad es que al principio era una idea un poco difícil o no muy convencional y teníamos muchas dudas de si iba a funcionar o no. Pero mi director de tesis realmente apoyó el proyecto desde el principio. Los primeros experimentos que hicimos cuando vimos que era posible, la sensación fue realmente increíble.

P: Has dicho tantas cosas importantes, que sirven no sólo para el trabajo en el interior de un laboratorio, sino para la vida. ¿Hay que confiar en las ideas, verdad? Aunque parezcan descabelladas…

R: Sí, absolutamente.

P: Qué importante y qué crucial es que haya alguien que las escuche.

R: La verdad es que la primera vez que lo hablé con mi director de tesis, nos reímos un poco los dos y dijimos bueno, si funciona sería fantástico, ¿no? Pero me dijo deberías tener otro proyecto un poco más seguro, por si acaso. Y tenía razón, tenía toda la razón. Fue ya más adelante cuando al final mi proyecto arriesgado realmente se convirtió en mi proyecto principal.

A veces siempre te preguntas cuando tienes una idea si va a funcionar o no. Lo más probable es que no, pero al final nunca lo vas a saber si no te lanzas y lo haces. Entonces eso es lo que intento ahora también. A todos los científicos que trabajan en mi laboratorio les digo: “Haz el experimento, porque si te quedas aquí pensando en qué va a pasar, nunca lo vas a saber”.

P: Entonces Corina, por lo que estás contando que tienes 29 años, nos animas a las personas a que arriesguemos.

R: Sí.

P: ¿Has sido una niña afortunada que te han te han sugerido “Sigue, sigue, sigue”? Porque a muchos niños y niñas se les dice lo contrario: "Sé cauto, sé prudente. En fin, no sueñes tanto".

R: Sí eso es verdad. Yo he tenido mucha suerte. Tanto mi familia como todos los mentores que me he encontrado a lo largo de mi carrera, siempre me han dicho: “Adelante, hazlo”. Por ejemplo, cuando estaba pensando en venirme a Nueva York a hacer la tesis. Es un cambio un poco grande, pero sí que tuve mucha gente que me apoyó y me dijo “venga, vete y hazlo”. Al final realmente fue un acierto.

P: Cuéntame cómo es tu familia, a qué se dedican. Veo en tus ojos la añoranza, ¿verdad?

R: Mi madre es profesora y mi padre es abogado. Creo que al final la gente que te quiere y se da cuenta de lo que te gusta y lo que realmente te apasiona. Para mí la verdad es que la ciencia era algo que me encantaba. Quieres ver a las personas que te importan felices y realmente que desarrollen todo su potencial.

P: Tengo que decir a quienes nos estén escuchando pero no nos ven que Corinna no deja de sonreír. Así que creo que conversamos con una mujer feliz.

R: Sí, es un privilegio para mí estar en el tener mi propio laboratorio y poder todos los días levantarme y decir bueno, voy a investigar lo que, lo que me apasiona, lo que tengo, por lo que tengo curiosidad.

P: Hoy por hoy, Corina tiene su propio equipo de investigadores. A mí todo esto me provoca enorme admiración. Creo que es extraordinario y tienes que contarlo como tal, aunque lo hagas desde la humildad.

R: Gracias. Fui muy afortunada en el Memorial. Tenía muchos recursos y mucho apoyo por parte de mi director de tesis, que era Scott Lowe. Cuando terminé la tesis, aquí en Estados Unidos, tienen unos programas especiales que realmente te permiten pasar directamente de tener de terminar el doctorado a tener tu propio laboratorio. Normalmente en la carrera científica hay una etapa en medio, que se llama el trabajo postdoctoral después de haber hecho el doctorado y suelen ser entre 3 y 5 años adicionales. Con este programa, realmente te lo saltas e invierten en que desarrolles tu propio laboratorio. Me vine a Nueva York, y la verdad es que estoy muy contenta pudiendo tener mi propio equipo y pudiendo realmente explorar las preguntas que a mí me interesan.

P: Entiendo que una vez que se identifican esas células y qué se puede realizar con ellas, las posibilidades de investigación son múltiples. No sé si uno de los objetivos que tienes entre manos es “voy a frenar el envejecimiento, incluso a revertirlo o vamos a intentar hacerlo”. ¿Es eso?

R: Sí, sí, realmente sí. Nuestro interés más bien es intentar enlentecer o revertir en ciertos casos un poco el declive asociado a la edad. No nos interesa o pensamos que no es tan factible extender los años de vida total, la esperanza de vida en total, sino más bien la calidad de vida. Creemos que igual llegamos a los 90, a los 100 años, pero con muy buena calidad de vida. Que podamos andar, que no tengamos demencias, que no tengamos enfermedades metabólicas. Ese es realmente el objetivo que tengo.

P: Hay afán, a veces incluso desde el propio poder económico, nombres influyentes que tienen muchos recursos de alargar los años. ¿Es un poco un sin sentido llegar a 120 ó 150?

R: Sí, es verdad que hay mucho interés últimamente por parte de multimillonarios en invertir en estudios en antienvejecimiento. Se hace mucho eco de los estudios que hablan de aumentar la esperanza de vida, pero realmente también sabemos que eso está determinado más a nivel genético, que realmente tenemos más probabilidades de hacer un impacto con terapias es en la calidad de vida. A nivel personal pienso que lo más razonable o lo que tiene más probabilidades realmente de ser satisfactorio, sería llegar a 90, 100 años pero con buena calidad de vida.

P: ¿Cuál es el envejecimiento que más te inquieta a ti, Corina? ¿El de tu cuerpo físico o el de tu cerebro?

R: Bueno, creo que van ligados realmente mano a mano. Sabemos que el desarrollo de demencias, el declive cognitivo, realmente está obviamente muy relacionado con nuestro propio cuerpo. Creo que realmente podríamos tener un impacto en los dos.

P: Me despierta siempre mucha curiosidad. Como los hombres y las mujeres gestionamos aspectos muy distintos en la vida y no sé si envejecemos de forma distinta. Si el cuerpo de la mujer, por aquello de que tenemos unas hormonas, nos protege más o menos respecto del hombre.

R: Sí, sí, totalmente. Es una muy buena observación. Sí que hay diferencias a nivel biológico en el envejecimiento, en hombres y mujeres. De hecho es curioso, pero cuando trabajamos en laboratorios siempre tenemos que tener muy en cuenta intentar en los estudios siempre balancear el número de muestras femeninas masculinas que tenemos para intentar que no haya sesgos de género.

P: Voy a tratar de verte cómo eras de niña ..¿Cómo eras tú?

R: Era muy preguntona, muy curiosa y leía muchísimo. Sí, era la típica niña muy aplicada, pero tenía mucha curiosidad.

P: ¿Recuerdas la primera vez que aterrizaste en Nueva York? Cuéntamelo.

R: Venirme a Nueva York fue algo con lo que estaba muy entusiasmada. Era un programa muy prestigioso, el doctorado en el Memorial Sloan Kettering, y me dieron además una de las becas de La Caixa para el postgrado. Entonces venía con mucha ilusión, pero realmente es un cambio muy grande. Había estado mucho en Europa y durante la carrera, incluso hice un Erasmus, pero el salto a Estados Unidos realmente se nota. Estás al otro lado del charco, estás mucho más lejos y el sistema americano tiene muchas cosas que son particulares y se nota incluso a nivel del banco, a nivel económico.

lo más importante es eso, poder realmente investigar lo que quiero sin tener que estar muy preocupada sobre si vamos a tener financiación para hacer esos proyectos

Sí que cuesta un poco hacerse al principio al sistema y aprender todo de cero. Pero también es un país en el que tienes muchísimos recursos a nivel científico para hacer investigación. Al principio estaba muy sorprendida viendo todas las posibilidades que se abrían.

P: ¿Qué tendría que tener una oferta para que regresaras aquí?

R: Sobre todo soporte para poder llevar a cabo nuestras investigaciones. Para mí lo más importante es eso, poder realmente investigar lo que quiero sin tener que estar muy preocupada sobre si vamos a tener financiación para hacer esos proyectos o si no voy a tener financiación suficiente para mantener mi equipo de laboratorio.

Echo de menos España y Europa, pero también es verdad que cuando hablo con amigos que tienen sus propios laboratorios en España me cuentan que la realidad a nivel económica y de recursos sobre todo, es difícil. Es algo que para mí tendría que cambiar, para plantearme la opción de volver.

P: Tenías en la cabeza la idea de tratar de encontrar una manera que destruyera esas células senescentes y por tanto alargar la vida del paciente. Cuéntame ahora, dentro del laboratorio, hacia dónde camina?

R: Por un lado, intentar llevar los estudios que hicimos nosotros a la clínica que en última instancia quiere a pacientes que tengan enfermedades crónicas severas con puede ser fibrosis pulmonar o fibrosis hepática. Para eso, como te puedes imaginar, es un camino muy largo, de muchos estudios.

Por otro lado, estamos intentando entender un poco mejor porqué nuestro propio sistema inmune, con la edad, deja de ser capaz de eliminar estas células senescentes y porque se acumulan. Intentar utilizar ese conocimiento para desarrollar incluso terapias aún mejores en el futuro.

P: Vistos a través de un microscopio o de la pantalla de un ordenador. ¿Las células senescentes son distintas respecto de las otras?

R: Sí, sí, sí lo son. Realmente estas células dejan de ser capaces de hacer su función y lo que vemos es que se vuelven muy planas, mucho más grandes, incrementan su tamaño comparado con una célula normal, se vuelven muy planas, parecen como un huevo frito, y vemos que secretan un montón de moléculas a su alrededor.

P: Ahora entiendo que tu trabajo sea tan apasionante porque los mejores desempeños profesionales son esos que nos conectan con la niña que está explorando y descubriendo. Y eso es lo que haces tú, Corina Amor, te voy a enviar un sobre rojo. Como sé que eres una mujer curiosa, estás deseando tenerlo en tu mano. Ahí va, hasta Nueva York. Lo abrimos y nos cuentas que guarda.

R: Pues el sobre me dice complete la frase. "El odio es …". Pues yo diría que el odio es un defecto humano realmente que no nos aporta nada y que deberíamos redirigirlo hacia algo constructivo. Si no nos gusta algo, pues intentar cambiarlo no, pero siempre desde una visión que ayude a construir un futuro mejor, más que simplemente odiar una idea, odiar a otra persona.

P: Parafraseando el apellido de nuestra invitada, aseguró que cuida de nosotros y nos hace sentirnos más saludables y por lo menos más jóvenes por dentro y por fuera, porque sonreímos al final. Corina, puedes hacer la última pregunta de la observadora a mi, así que te escucho.

Corina Amor: Mi pregunta sería, ¿cómo te gustaría que fuera el futuro dentro de 100 años?

Teresa Viejo: A lo mejor lo que imagino no es lo que quisiera. Al mismo tiempo, puesto que somos capaces de construir la realidad con nuestros pensamientos, allí donde dirigimos precisamente la energía, haciéndonos preguntas e indagando, también estamos creando. Me imagino un mundo con tiempo para crecer en nuestra dimensión humana, porque habremos cohabitado con la inteligencia artificial de una forma muy inteligente a su vez. Está aquí para ayudarnos. A lo mejor tenemos la mayor dedicación a las ciencias, a las letras, a investigar, a curiosear, a dibujar, a pintar, a disfrutar, por supuesto, al medio ambiente. Me imagino un planeta muy cuidado, muy bien cuidado. No temo al futuro, al contrario, me despierta mucha curiosidad, así que a por él.

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