¿De qué murió Audrey Hepburn? Un adiós que ya presagió un año antes
- Tras protagonizar películas como Vacaciones en Roma o Desayuno con diamantes, la actriz murió a los 63 años
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El 20 de enero de 1993 llegó desde Suiza una noticia que conmocionó al mundo entero: Audrey Hepburn había muerto a los 63 años. Apartada del mundo del cine (su última película, Always, se estrenó en 1989), Audrey Hepburn había vivido sus últimos años volcada en su labor humanitaria de la mano de Unicef. También disfrutaba de aquel amor que siempre había perseguido y que de alguna forma siempre se le había escapado: tras dos divorcios, la actriz se enamoró del viudo de Merle Oberon, Robert Wolders, y con él estuvo hasta su muerte. El mundo se despidió aquel triste día de una de las grandes actrices de su generación: sin ella sería imposible pensar en el Hollywood de las décadas de los 50 y 60, una influencia que se sigue notando hoy en día, con un biopic sobre su vida ya anunciado.
Audrey Hepburn vaticinó su muerte en 1992
Aunque falleció en enero de 1993, Audrey Hepburn ya había presagiado su muerte un año antes, en febrero de 1992. Como recuerda en el jardinero de su casa en Tolochenaz (Suiza), una tormenta había derribado un sauce que a la actriz le encantaba. "Yo soy la siguiente", le dijo Audrey Hepburn cuando se acercó. Sus palabras se convertirían en un augurio de lo que estaba por venir.
En un viaje a Somalia junto a su amiga Anna Cataldi, ambas empezaron a encontrarse mal, aunque por motivos muy distintos. Anna Cataldi achacó su malestar a las pastillas para la malaria y decidió dejar de tomar aquel medicamente, como le comentó a Audrey. "Yo también estoy enferma", le dijo entonces la actriz de My Fair Lady. "Tengo mucho dolor de estómago y creo que son las pastillas para la malaria. También las dejaré", resolvió. Estaba equivocada. En noviembre de 1992 la tuvieron que operar en el Cedars-Sinai Medical Center: tenía cáncer. Le quitaron el tumor y parte del colon y le dieron el alta.
Aunque su salud era muy delicada, Audrey quiso viajar a su hogar, a Suiza, y pasar las navidades con su familia. Así lo recordó Robert Wolders, su entonces pareja, en una entrevista a la revista People. Pero viajar allí no habría sido posible de no ser por el diseñador Hubert de Givenchy: no solo era su musa, sino también una amiga íntima. "Probablemente habría sucumbido durante el vuelo desde Los Ángeles, así que fuimos en un jet privado hecho gracias a Hubert de Givenchy y su amigo Bunny Mellon, y los pilotos descendieron con cuidado para reducir la presión lentamente. Ella estaba básicamente en soporte vital", dijo Wolders. Fueron las mejores navidades de su vida, rodeada de los suyos. Poco después, el 20 de enero, falleció.