'El chico más bello del mundo': la trágica historia de Björn Andrésen, el juguete roto de Luchino Visconti
- Miguel Bosé pudo ser Tadzio en Muerte en Venecia, pero su padre se negó
- En este enlace puedes ver El chico más bello del mundo, ya disponible en RTVE Play
Corría el año 1970. El director Luchino Visconti, una de las figuras más brillantes del mundo del cine, llevaba años buscando al chico perfecto para encarnar a Tadzio en la adaptación cinematográfica de Muerte en Venecia, la novela de Thomas Mann. El cineasta italiano viajó por Hungría, Polonia, Finlandia y Rusia en busca del chico perfecto para personificar la belleza absoluta. El cantante Miguel Bosé estuvo a punto de protagonizar la cinta. Visconti lo seleccionó, pero su padre, el torero Luis Miguel Dominguín se opuso con rotundidad. Tras recorrer media Europa buscando a su Tadzio, Visconti lo encontró finalmente en Estocolmo.
Era un frío día de febrero cuando Björn Andrésen, un tímido adolescente de 15 años, entró a la habitación en la que se encontraban Luchino Visconti y Margareta Krantz, la directora del casting, arrastrado por la ambición de su abuela por convertirlo en una estrella. Era el sexto chico que entraba en la sala en busca de ese papel que, con toda probabilidad, le llevaría al éxito más absoluto. Lo que nunca llegó a imaginar Andrésen es que al cruzar aquella puerta su vida cambiaría para siempre. "Era exactamente él a quien buscaba. Lo supe justo en ese momento", narra Visconti durante el documental. Margareta Krantz, que lo acompañaba aquella mañana, cuenta que el cuerpo del director italiano cobró vida en cuanto lo vio aparecer: "El chico era exquisitamente hermoso, con un rostro verdaderamente fotogénico. Fue un verdadero hallazgo". Björn Andrésen tenía una belleza casi angelical, de aspecto joven y virginal. Era la representación de la belleza absoluta, frío como una estatua, ojos grises del color del agua, tal y como los describió Thomas Mann en 1912. "Era un chico con un carisma muy especial. Parecía frágil. Y eso es realmente hermoso en una película", sentencia Krantz.
El documental arranca cincuenta años después del estreno de Muerte en Venecia, sin duda, una de las obras más notables de Luchino Visconti. La directora Kristina Lindström nos traslada a un pequeño y mugriento apartamento de la actual Estocolmo. Allí nos encontramos con un viejo Björn, rozando el síndrome de Diógenes, y a punto de ser deshauciado de su propia casa. A sus 66 años, ya no hay rastro de aquel joven que un día llegó a conquistar a Visconti. La figura de aquel niño modelo luce demacrada y triste. La melena rubia ha dado paso a una larga cabellera y canosa barba que envejece aún más su rostro. Björn Andrésen ya no es capaz de seducir a la cámara, rehusa de ella. El actor sueco nos lleva entonces a un viaje extraordinario hecho de recuerdos personales, historia cinematográfica, polvo de estrellas y eventos trágicos en lo que podría ser el último intento de él para finalmente volver a encarrilar su vida.
Muerte en Venecia se rodó en un clásico hotel balneario en la isla de El Lido, en Venecia. En aquel antiguo balneario, Visconti recreó a la perfección un ambiente de principios de siglo. La novela de Thomas Mann había obsesionado al italiano durante años y quería que todo fuera perfecto. Muerta en Venecia era para el cineasta una historia profundamente personal. "Es la historia de un intelectual que va buscando la belleza absoluta por el mundo hasta que la encuentra en un jóven que vive en El Lido", cuenta Visconti. En la cinta, Gustav von Aschenbach, interpretado por Dirk Bogarde, se enamora locamente del atractivo de Tadzio. Una historia de amor que muchos señalaron como pederastia, pero que el propio Luchino Visconti dejó muy claro que "no había riesgo de caer en lo sexual". Visconti definió ese romance como un amor muy puro, ni sexual ni erótico, sino una forma de amor superior, la perfección del amor.
La cinta se estrenó el 1 de marzo de 1971, en Londres, con la presencia de la reina Isabel II y su hermana, la princesa Ana. Es en ese estreno cuando Visconti se refiere a Björn como el chico más bello del mundo. Una etiqueta que acompañaría al sueco por el resto de su vida. El documental, lleno de sombras y falto de luces, pero narrado con mucha empatía, nos invita a conocer la trágica historia del juguete roto de Visconti, un hombre deprimido y con heridas del pasado que aún siguen abiertas.
El documental ya está en el catálogo de RTVE junto a nuevos títulos como Suicidio, el dolor invisible, Mi querida España. Ni distintos, ni diferentes: Campeones.