La corona "envenenada", un diario robado y otros escándalos de la reina Fabiola de Bélgica
- Fabiola de Mora y Aragón fue reina de Bélgica, junto a Balduino I, durante tres décadas
- El icónico vestido de novia de Fabiola de Mora y Aragón, en Lazos de sangre
- Así fueron las 36 horas de abdicación del rey Balduino, ¿por qué renunció a la corona?
Reina de Bélgica durante más de 30 años, la española Fabiola de Mora y Aragón transformó su recatada vida de aristócrata por la opulencia de la vida real tras contraer matrimonio con el rey Balduino I. La reina que antes de entrar en palacio quiso ser monja, representaba a la mujer pudorosa, discreta, cómplice de su marido y símbolo de aquella España franquista para muchos. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de escándalos. Coincidiendo con la emisión este miércoles de un nuevo capítulo de Lazos de Sangre, dedicado a la monarca, repasamos algunos de los más sonados.
Los cuñados díscolos
Tampoco estuvieron faltos de escándalos por parte de la familia de Balduino. Dos años después de su matrimonio con Fabiola, su hermano Alberto se desposó con Paola de Lieja. Un matrimonio condenado, lleno de infidelidades y rumores. Especialmente las de él, que terminaría reconociendo hace unos años un hijo secreto, fuera del matrimonio.
En el caso de Paola, los escarceos amorosos fueron más discretos. El más sonado, el que tuvo con el músico italiano Adamo, que incluso llegó a dedicarle una canción con su nombre. La pareja tuvo tres hijos, con el último, la pareja se planteó el divorcio, pero en la corte blega no estaba permitido el divorcio y, bajo la atenta mirada católica de los reyes de Bélgica, aquello les fue prohibido.
Cuando años después fallece el rey Balduino, Alberto II asciende al trono. Tras su coronación, en el Palacio Real de Bruselas empezaron a convivir dos reinas al mismo tiempo, hasta que un día, aprovechando un viaje de Fabiola a España, echan a la reina viuda de palacio.
El revés que le lanzó Margarita de Inglaterra
Seis meses antes de la boda entre Fabiola y Balduino, el futuro matrimonio fu invitado a otra boda real, la de la princesa Margarita de Inglaterra con el fotógrafo Antony Armstrong-Jone. Una relación a la que la pareja no daba su visto bueno. Para el rey Balduino, el matrimonio no era válido porque se casaba con un plebeyo, así que declinaron la invitación. Pero toda acción tiene su reacción, especialmente viniendo de la Familia Real Británica.
Cuando en diciembre, la reina Isabel II recibe la invitación para acudir a la boda de los reyes de Bélgica, esta lanza su órdago. Primero acepta, luego declina en el último momento y decide enviar a su hermana en su lugar. Cuentan los ecos de sociedad que la reina Margarita fue espectacular, con un tocado de plumas que llamaba la atención de todos y que arrebató parte del protagonismo a la mismísima novia.
El regalo envenenado de los Franco
Fabiola abandono el Palacio familiar para vivir en la residencia real de Bruselas, pero antes recibió la visita de la mujer del Jefe del Estado. Carmen Polo le hizo entrega de una corona ducal, hecha de diamantes, rubíes y esmeraldas. La corona había sido comprada por Franco a la duquesa de Medinaceli por cinco millones de pesetas, una cantidad enorme para la época. Esta corona ducal había estado durante años “custodiada” en un convento, pero las monjas para ir sobreviviendo iban vendiendo las piedras preciosas, que iban sustituyendo por cristales que hiciesen de rubíes y esmeraldas.
Alguien muy afín a la reina que le advierte que las gemas eran en realidad cristales de colores. Esto se comenta con el embajador español e, inmediatamente, se envía la corona ducal a España para que los cristales sean remplazados. ¿Qué es lo que pasó? Sobre ello, hay quien afirman que este fue un regalo envenenado. Así lo apunta en Lazos de Sangre el periodista Nacho Montes: “Un regalo envenenado a propósito de Carmen, por expreso deseo de Franco, para mandar un mensaje claro: aquí el caudillo soy yo”.
El garbanzo negro de la familia y el diario robado
En toda familia monárquica, siempre hay un garbanzo negro. En el caso de Fabiola de Mora y Aragón, ese era su hermano Jaime. Un dandy elegantísimo que se movía igual de bien en entornos aristocráticos de alta alcurnia, como en las fiestas más canallas de Madrid. Aficionado a las artes y el mundo del espectáculo, hizo su aparición en una treintena de películas, entre ellas Juicio Universal, de Vittorio de Sica. De singular personalidad y lengua muy suelta.
Cuando su hermana Fabiola recibió la petición de mano de Balduino, decidió que era mejor guardar el secreto a su hermano. Pero, ¿por qué? Lo cierto es que la personalidad de ambos hermanos era muy dispar. La extravagancia, exposición pública y libertad con la que se movía Jaime contrastaba fuertemente con la personalidad discreta de su hermana, una mujer sencilla y católica. Aunque la gran desavenencia entre ambos, fue otra.
La semana en la que Fabiola anunció al mundo su compromiso con Balduino, Jaime de Mora y Aragón, que pese a su posición arrastraba muchas deudas, pensó que podría ganarse un dinero, aprovechando el foco mediático de su hermana. Para ello, invitó a los periodistas Jesús Hermida y Jaime Peñafiel a que entrasen en el Palacio de Zurbano, residencia de la familia y hogar de la futura reina, y registrasen cuanto quisieran a cambio de 500 pesetas. Fue así como Peñafiel encontró el diario personal de Fabiola en su mesilla de noche. “Encontré un cuaderno que ponía "Mi diario" y nos machamos”, cuenta Jaime Peñafiel en Lazos de Sangre.
El suceso terminó de romper la difícil relación entre hermanos. Jaime de Mora tuvo que asumir las consecuencias de la traición a su hermana. Entre ellas, no ser invitado a la boda entre Fabiola y Balduino. Una prohibición que se elevó hasta el Ministerio del Interior, que impidió a Jaime subir al avión que pretendía tomar hacía Bruselas el día de la ceremonia. Jaime tuvo que conformarse con ver la ceremonia, como el resto del mundo, a través de un televisor.
Los problemas con la Fundación
Tras la muerte de su marido, la vida de la reina Fabiola se desarrolló con bastante discreción. Al menos, hasta que los medios destaparon un escándalo relacionado con la Fundación Pereos, creada en 2012 por la reina viuda. La institución tenía como objetivo, en principio, realizar acciones benéficas. Sin embargo, detrás se escondían otras intenciones. Ella recibía una cantidad anual de 27 millones de euros como asignación institucional. Al no tener herederos directos, su fortuna iría a parar a sus sobrinos, pero este tipo de transferencias hereditarias obligaban a aportar una retribución a Hacienda del 70%. Razón por la que se rumoreó, Fabiola creó realmente la fundación. Sospechosamente, cuando la noticia salió en los medos, Fabiola disolvió la fundación.