Tip y Coll, los dramas y traumas que marcaron a los reyes del absurdo
- Luis Sánchez Polack (Tip) y José Luis Coll sufrieron dos grandes ausencias durante su vida
- Su primera actuación tuvo lugar en un hotel de Bilbao, pero ¿cómo se conocieron Tip y Coll?
- El documental Tip y Coll. Regardez la gilipolluá, de Imprescindibles, ya disponible en RTVE Play
Reyes del humor absurdo, Tip y Coll hicieron del surrealismo su profesión, un dúo cómico indispensable que empezó su carrera común en un hotel de Bilbao hasta que se separaron (por diversas razones) en 1995, tras décadas de actuaciones juntos. Pero detrás de sus disparatadas bromas y de las risas que provocaban en los miles de personas que seguían sus sketches se escondía una realidad para nada divertida, dos grandes traumas. Estas fueron las ausencias que marcaron a Luis Sánchez Polack y José Luis Coll, las personas tras Tip y Coll.
La pérdida que hundió a Tip
Con casi 1,90 metros de estatura, Tip era el alto del dúo, aunque su familia lo conocía como el 'chavo', un guiño a lo pequeño que era cuando nació. Amante de la interpretación y del teatro, Luis Sánchez Polack se casó con una de las espectadoras que seguía su trayectoria en la radio. Lo suyo, sin embargo, no tuvo un final feliz. Tip y Lola se separaron, y es que ella "quería una vida más recogida". Les seguía uniendo Luisito, su hijo, al que llamaban cariñosamente Pelotilla.
Pero la tragedia llegó cuando el niño tenía nueve años. Luisito falleció por culpa de una peritonitis, un suceso que sumió a Tip en la más profunda tristeza. "Se queda dos años medio deprimido, todos se preocupan mucho por él, deja de trabajar, deja de trabajar en la radio… se queda un poco fuera y aquí es donde emerge la figura de Coll", recuerda su sobrino-nieto en Regardez la gilipolluá. Luis Sánchez Polack se cobijó en Tip, el personaje que le había dado la fama.
Coll conoció a su madre con 50 años
Tip sufrió la pérdida de su hijo; Coll, la de su madre. Militante del Partido Comunista, la madre de Coll se exilió, dejando a su hijo al cuidado de la abuela de este. No volvieron a verse hasta 40 años después. Según la hija de Coll, aquella ausencia marcó a su padre. "Creo que a lo mejor eso le ayudó también a desarrollar ese sentido del humor. El humor fue una vía de escape desde bien pequeñito", apunta.