La Monja Alférez: la novicia que sobrevivió fingiendo ser un hombre
- Huyó de un convento cambiando su identidad, viajó a las Américas y tuvo una vida llena de aventuras
- El rey Felipe IV la bautizó con el sobrenombre con el que se la conoce y le permitió seguir viviendo como si fuese un hombre
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Hay historias reales que superan cualquier ficción y hoy en ‘Saber y ganar’ hemos recordado la de una mujer que ha pasado a la posteridad por lo ajetreado de su vida. Se trata de la Monja Alférez, una aspirante a novicia que huyó del convento donde estaba con tan solo 15 años y viajó por diversos lugares de España cambiando su identidad por la de un hombre. Viajó a las Américas, trabajo como paje real, como marinero, sirviente y batalló como un militar, entre otras muchas cosas sorprendentes que se repasan en la biografía que ella misma escribió. ¿Conoces a este personaje tan insólito?
De novicia a prófuga
Su nombre real era Catalina de Erauso y se cree que nació entre 1585 y 1592. De carácter explosivo y algo gamberro, nunca cuajó en los conventos donde fue internada para recibir una educación conforme a la que recibían las mujeres de la época. A los 15 años se fugó del monasterio donde estaba encerrada, se cortó el pelo, se vistió con ropajes masculinos y se lanzó a buscarse la vida fingiendo ser un hombre. Se desplazó por diversos puntos del norte de España con un cambio de identidad que nadie detectó, ni siquiera su propio padre, quien la buscaba desesperadamente y llegó a hablar con ella sin percatarse de que era su hija. Desempeñó diversos trabajos como paje real y sirviendo a un señor de Navarra, aunque también protagonizó algunos altercados que la llevaron a ser encarcelada. Finalmente, embarcó como grumete en un galeón que la llevó a las Américas.
Vida en el Nuevo Mundo
Su llegada a las Indias la llevó por la actual Venezuela, Panamá, Perú y Chile, haciendo lo que debía, incluso matar, para sobrevivir. Trabajó para un señor de la zona y más adelante se sumergió en las contiendas contra los indígenas chilenos, sacando su lado más sanguinario para cometer diversos asesinatos. De hecho, no solo obtuvo el rango de alférez sino que llegó a asumir el mando de una batalla que lideró con éxito. No obstante, tuvo que huir a Argentina debido a los conflictos en los que se veía envuelta y, tras ser detenida en Perú y evitar su ajusticiamiento revelando su verdadera identidad, volvió a España.
Vuelta a España: protegida por el rey Felipe IV
De regreso en España fue sometida a un examen médico que no solo confirmó que era mujer sino que además era virgen, con lo que se ganó la protección del rey Felipe IV quien le mantuvo su graduación militar y la bautizó como Monja Alférez. Otro de los elementos más sorprendentes de su historia es que obtuvo audiencia con el Papa Urbano VIII quien le permitió seguir viviendo como si fuese un hombre. Sus últimos años de vida los pasó de nuevo en América, en una zona entre Ciudad de México y Veracruz, donde murió en soledad. Gracias a la autobiografía que ella misma dictó y que se publicó por primera vez en 1829, su historia ha llegado a día de hoy y la ha convertido en uno de los personajes más sorprendentes de nuestra historia.