Javier Krahe, cuervo y genio. Cantar para contar
- Javier Krahe, un genio al alcance de su “poquedumbre”
Cantante-letrista inclasificable y hedonista profesional
Dicen quienes lo conocieron, que no tuvo más popularidad, más éxito, porque no quiso. Claro que Javier Krahe entendía el triunfo como la posibilidad de vivir de la música trabajando lo menos posible y disfrutando en el camino.
Vivió de la música treinta y cinco años. Desde su primer disco, Valle de lágrimas en 1980, hasta su último concierto en Boiro (La Coruña) dos semanas antes de su muerte en Zahara de los Atunes, el 12 de julio de 2015. En medio, quince discos y casi doscientas canciones; algunas de ellas tan memorables como Paréntesis, La hoguera o Dónde se habrá metido esta mujer.
La carrera de este músico de difícil clasificación comienza como letrista durante su estancia en Canadá; país en el que vivió tres años junto a su mujer, la francocanadiense Annick Bloyard. Allí, y bajo la influencia de Georges Brassens, Javier Krahe escribe sus primeras canciones (Obseso sexual y Cupido en invierno, entre otras); unas letras que manda por correo a su hermano Jorge y que éste pone música e interpreta en salas minoritarias.
De regreso a España, Javier Krahe conoce a Chicho Sánchez Ferlosio, artista también singular y que ya había cantado alguno de sus temas en La Aurora; un local underground de la capital. Será allí donde Javier Krahe debute como cantante, animado precisamente por Sánchez Ferlosio.
Una de esas noches en las que Krahe actúa en La Aurora, recibe la visita de Joaquín Sabina. El cantante jienense queda impresionado por los textos y la personalidad del autor de El burdo rumor y así, cuando el ayuntamiento de Madrid cierra ese local, emprenden juntos la aventura musical en La Mandrágora; un pequeño establecimiento de la Cava Baja madrileña, que cobró mucha popularidad cuando en 1981 ambos artistas graban, junto a Alberto Pérez, un disco homónimo.
Ese LP, junto a su aparición en el programa de TVE Esta noche, presentado por Carmen Maura y dirigido por Fernando García Tola, disparan la popularidad del intérprete de Marieta (la adaptación que hizo de la Marinette de Georges Brassens).
Su ritmo: escribir tres o cuatro temas cada verano y en otros tantos años, un disco nuevo. Javier Krahe decidió no dar más conciertos entre verano cuando en 1986 le represalia el PSOE de Felipe González molesto por su canción Cuervo ingenuo (en la que Krahe subraya sus incumplimientos electorales). Es en ese momento cuando el autor redescubre los veranos eternos que tuvo en su infancia y ya nunca más prescinde de ellos.
Desde entonces, este heterodoxo artista y enamorado del ajedrez, se ha dedicado cantar y a contar en compañía de los mismos músicos su irónica y original visión del mundo, de la vida...
Uno de ellos, además de amigo y productor musical, Javier López de Guereña, nos habla del genio creativo de Javier Krahe. Lo hace también su biógrafo, Federico de Haro, autor de Javier Krahe. Ni feo,ni católico ni sentimental. En un plano más personal, su hija Violante Krahe y su amigo desde la infancia José Enrique Seseña nos cuentan algunos aspectos del Krahe más íntimo.
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