Al fin un fármaco logra frenar el alzhéimer
- En la Sociedad Española de Neurología lo califican de "una auténtica revolución"
- Este fármaco tardará unos dos años en estar disponible
- El alzhéimer produce cambios biológicos en el cerebro hasta 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas
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Hasta ahora la medicación que existía para el alzhéimer era paliativa solamente, pero acaba de ver la luz un fármaco que ha logrado reducir un 27% el deterioro cognitivo en pacientes en fases iniciales.
“Es un estudio mastodóntico que se ha hecho en muchos países y en muchísimas unidades de memoria del máximo nivel”, apunta el Dr. Juan Fortea, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, quien lo califica de “una auténtica revolución”. El alzhéimer “era una enfermedad que parecía prácticamente invencible y, por primera vez, con un fármaco, logramos modificar la trayectoria. No es una cura, es el inicio del camino, pero se consigue ralentizar la enfermedad”.
El alzhéimer es una patología degenerativa que se produce por la pérdida gradual de neuronas cerebrales. La padecen 300.000 españoles y afecta principalmente a la memoria y el lenguaje, siendo la forma más común de demencia y una de las más difíciles de tramitar para las familias de los enfermos. Se empiezan a producir cambios biológicos en el cerebro del paciente hasta 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas de demencia, por lo que la detección temprana es fundamental, más aún habiendo descubierto este fármaco que lograría una progresión más lenta de la enfermedad.
Rompiendo una pared de ladrillos en el cerebro
Existen varias hipótesis sobre las causas que provocan el alzhéimer y este descubrimiento verificaría una de ellas, la llamada 'cascada de amiloide'. “Hasta ahora se habían acumulado muchos fracasos estudiando esta teoría, así que había mucho escepticismo. Es la primera vez que se ha visto que quitar el amiloide tiene un efecto clínico. El amiloide es una proteína que se va acumulando en el cerebro, como una pared de ladrillos y este fármaco es un anticuerpo monoclonal que se une a las placas de amiloide para que nuestras células blancas se las ‘coman’”, explica Fortea.
Estas inyecciones no están exentas de efectos secundarios, pueden producir edema cerebral y en algunos casos incluso sangrados cerebrales. “La mayor parte de las veces son de poca intensidad y se manejan bien, pero existen, es un riesgo”, añade el neurólogo. Por ello, los pacientes que estén bajo este tratamiento deberán realizarse resonancias magnéticas del cerebro cada varios meses.
Reducir la acumulación de amiloide proporcionará a los pacientes una progresión más pausada de los síntomas del alzhéimer. La reducción de los síntomas se ha calculado a partir de una escala que evalúa cómo se desenvuelven los pacientes en seis áreas: memoria, orientación, resolución de problemas, actividades comunitarias, actividades en casa y autocuidado.
Este y otros tratamientos que van en la misma línea y que saldrán en los próximos meses, “probablemente van a llegar tarde para las personas que ya tienen una demencia, porque el estudio se ha hecho en fases iniciales de la enfermedad y, además, el fármaco tardará un par de años en estar disponible”, comenta el experto. “Seguramente la esperanza de este fármaco es que sea más útil dándolo incluso antes, para prevenir el alzhéimer”, concluye.