¿Cuáles son las claves de la recuperación milagrosa del río Manzanares?
- El río se ha convertido en un foco de vida que conecta la ciudad en la transformación urbanística que ha experimentado Madrid
- Decenas de especies de árboles y aves, anfibios y peces, han colonizado rápidamente el cauce del río en su tramo urbano
- Adela Úcar nos enseña este tanque en Reduce tu huella, sábados en La2 a las 19:15h | Disponible en RTVE Play
La recuperación del río Manzanares a su paso por Madrid ha sido calificada de milagro por los expertos, debido a su rápida renaturalización, algo que ha sorprendido incluso a los más optimistas. Decenas de especies de árboles y aves, además de anfibios y peces, han colonizado rápidamente su cauce devolviendo la vida a un río que estaba prácticamente muerto en su tramo urbano.
Los siete kilómetros y medio del Manzanares que transcurren por el centro de Madrid se ha convertido en un corredor ecológico, que conecta los espacios naturales tanto de aguas arriba como de aguas abajo y que ha devuelto la fauna y flora de ribera a la capital.
En Reduce tu huella hemos hablado con expertos para entender cuáles han sido las claves de la transformación:
1) Mejora de la calidad del agua
El primer paso se dio con la mejora de la calidad del agua, gracias a la instalación de modernas depuradoras y tanques de tormentas que evitan que las aguas grises y negras de la ciudad lleguen sin tratar hasta el Manzanares.
El agua sucia que llega a las depuradoras pasa primero por un depósito en el que se retiran los residuos sólidos y las grasas. En un segundo depósito se separan las arenas y el fango del fondo con agua a presión. Los microorganismos son los encargados de higienizar y depurar el agua, alimentándose de la suciedad disuelta que contiene. Una vez tratada y limpia es vertida al Manzanares en un estado óptimo, completamente clara y libre de olor.
“el Manzanares fue perdiendo progresivamente sus riveras, sus islas y su fauna y se transformó en un canal sin valor ecológico“
Los 65 tanques de tormentas de la capital son fundamentales para evitar vertidos de agua sucia al río cuando se produce una descarga abundante de precipitación. En ellos se almacenan las primeras aguas de lluvia, que son las más polucionadas porque arrastran toda la suciedad acumulada en las calles y el asfalto. De esta forma evitan que las depuradoras sobrepasen su caudal máximo y se vean obligadas a verter el excedente de agua sin tratar al río. El agua de las tormentas se almacena en estos enormes depósitos hasta que pasadas las lluvias, la depuradora tiene capacidad para recibir ese agua acumulada e ir tratándola poco a poco
2) Desembalsar el agua
A medida que la población de Madrid fue creciendo durante el siglo XX, las orillas del Manzanares se fueron urbanizando. El río se canalizó y se construyeron 9 presas con el objetivo de crear una serie de estanques para otorgar al río de un aspecto más parecido al de los grandes ríos europeos de aguas profundas. Así el Manzanares fue perdiendo progresivamente sus riveras, sus islas y su fauna y se transformó en un canal sin valor ecológico.
La corriente del Manzanares llevaba interrumpida a su paso por la capital desde el año 1955. La apertura de las presas ha permitido que los sedimentos que arrastra la corriente fluyan río abajo y se depositen a lo largo del cauce libremente, formando islas naturales en las que ha crecido la vegetación, que ahora sirve de espacio de nidificación y protección para numerosas especies de aves.
3) Soterrar la M-30
El soterramiento de la M-30 comenzó en el año 2004 con el fin de mejorar la movilidad del tráfico, reducir la contaminación ambiental y acústica, disponer de un nuevo espacio para su reurbanización y liberar al río Manzanares del estrangulamiento que le producían los carriles de la M-30 en sus dos orillas.
La excavación de los túneles supuso un reto a varios niveles, ya que ni el tráfico ni el cauce del río se interrumpieron durante los 3 años que duraron las obras. Se contrataron a más de 3.000 trabajadores y se emplearon las dos tuneladoras más grandes del mundo, llamadas Dulcinea y Tizona.
Sobre la estructura de los túneles se construyeron 12 capas diferentes, desde el aislamiento y la impermeabilización, hasta las losas del lecho del río sobre las que se vertió la tierra para plantar los árboles . Se renovaron 7 enlaces y se construyó más de medio centenar de kilómetros de túnel. La colosal obra terminó en el año 2007. Supuso la mayor operación de reequilibrio ambiental de las últimas décadas en la Comunidad de Madrid.
4) Un Madrid Río muy verde
Iniciadas ya las obras surgió la pregunta de qué hacer con las más de 120 hectáreas que quedarían libres sobre los carriles soterrados de la M-30. La propuesta ganadora entre todas las que se presentaron a concurso fue Madrid Río, un proyecto integral de transformación urbanística que defendía la creación de 120 hectáreas de zonas verdes en ambas márgenes, caminos peatonales, puentes para unir ambas orillas, una red ciclista…
Este proyecto ha convertido el corredor que antes ocupaba la M-30 en una gran zona verde para el ocio y disfrute de los madrileños, libre de humo y ruido, que ha permitido recuperar el Manzanares para los ciudadanos.
Una vez terminadas la obra civil, dio comienzo la primera fase de las obras de reacondicionamiento natural del río, que consistió en la plantación de casi 17.000 plantas, de las que 1.250 fueron árboles, 3.225 arbustos y casi 12.400 estaquillas. Se plantaron especies de ribera con fresnos, olmos, álamos blancos, alisos, majuelos, saúcos, rosas silvestres y sauces.
6) La reconquista de fauna y flora
Si bien la mano del ser humano ha tenido mucho que ver en la recuperación del Manzanares, no podemos obviar el hecho de que la Naturaleza ha reconquistado también por sí sola el espacio que siempre le perteneció. Álamos blancos, chopos y sauces, además de otras especies autóctonas de ribera, han crecido de manera espontánea en las islas formadas por los sedimentos del río, que sirven de hábitat para aves, anfibios y los simpáticos galápagos leprosos.
Más de 50 especies de aves han regresado al tramo urbano del Manzanares tras muchos años sin dejarse ver: ánade real, ánades azulones, gallineta, garza real, garceta común, martinete, ruiseñor, pájaro carpintero, carbonero… Además han aparecido algunas especies nuevas como la lavandera blanca, el chorlitejo chico y la agachadiza chica. También se dejan ver tres clases de gaviotas: la reidora y la sombría, y con menor frecuencia la patiamarilla. Incluso con suerte se puede avistar al siempre espectacular martín pescador.
* Explora el capítulo dedicado a la recuperación del río Manzanares en Reduce tu huella, sábados en La2 a las 19:15h. Todos los capítulos siempre disponible en RTVE Play