Lucía Lacarra protagoniza un nuevo capítulo de Un País en Danza: "La elegancia es una forma de ser"

• Crea Goldenlac Production desde la que lleva sus sueños artísticos a escena.
• Una bailarina con un “instinto natural de saber cómo hacerlo”
• Capítulo “La belleza de la elegancia” en RTVE Play

Lucía Lacarra en Un País en Danza

Lucía Lacarra, una estrella del ballet clásico a nivel mundial, ha sido la invitada de este lunes en Un País en Danza. Lucía tenía claro desde muy joven que quería ser bailarina. Inicia su andadura en su Zumaya natal, de niña, para pasar a los nueve años a ser tutelada en la danza por Mentxu Medel. Y de ahí a Madrid a la escuela de Victor Ullate, con tan sólo 13 años, pero totalmente consciente de que “ya no volvería”.

“La danza no es un trabajo, sino una forma de vida muy exigente“

Es en la escuela de Víctor Ullate donde Lucía vive la danza plenamente, su vida era la danza, tanto que en más de una ocasión Ullate tenía que sacarla literalmente de la sala de ensayo, obligándola a descansar.

Debuta a los dieciséis años, tras una temporada de meritoria en la escuela y por una sustitución de una de las bailarinas profesionales, una elección que a ella misma sorprendió, como nos cuenta en la entrevista.

Lucía Lacarra y Mathew Golding en Forlandia RTVE

Tras Ullate, su afán por aprender y un cierto inconformismo por crecer, la lleva a Marsella, a los dieciocho años. De ahí al mundo, la carrera de Lucía ha sido imparable, aclamada por medio mundo, la elegancia y la belleza de su arte la preceden allá por donde va. Actualmente, Lucía comparte compañía propia con Mathew Golding con el que ya ha estrenado varias producciones y a la que imprimen un frenético ritmo de creación.

En este episodio conoceremos la importancia que tiene para un intérprete y para el público en general, la escenografía de un espectáculo. Paco Azorín reúne en su haber más de trescientas escenografías.

“Nunca me he sentido tan libre como trabajando para la danza“

Paco Azorín RTVE

La danza requiere de espacio en el que los bailarines puedan desplegar las coreografías, por ello para Azorín, el trabajo minimalista es un trabajo inteligente, donde la suma de elementos no siempre es clave de éxito y alcanzar lo máximo con lo mínimo.