La película en la que Clara Lago se convirtió en una argentina de acción
- La actriz protagoniza Al final del túnel junto a un Leonardo Sbaraglia en silla de ruedas
- En la cinta descubrimos a una Clara Lago que afrontó el reto de rodar con acento argentino
- Descubre la colección ¡Manos arriba! de cine de atracos en RTVE Play
¿Quién ha dicho que un hombre en silla de ruedas no puede atracar un banco? Leonardo Sbaraglia destierra cualquier duda en Al final del túnel (2016), de Rodrigo Grande, un trepidante thriller que protagoniza junto a Clara Lago que dejará al espectador agarrado a la butaca. La película de la semana en el catálogo de RTVE Play: ¡Manos arriba! cuenta la historia de un hombre en silla de ruedas que decide inmiscuirse en el robo a un banco que se prepara desde la casa vecina. La irrupción en su casa y en su vida de una sensual bailarina de striptease acompañada de su hija complicarán el asunto.
Sbaraglia soporta el peso de la película con un personaje torturado. “Es un hombre que está en silla de ruedas, pero tiene una discapacidad emocional, de no saber qué hacer con su vida. Ha perdido a su familia y se ha aislado del mundo”, dice el actor argentino en una entrevista a RTVE Digital. La llegada de Berta, una striper más dicharachera, le brindará una nueva oportunidad en la vida. “Berta y su hija suponen esa entrada de luz que al principio no quiere ver, pero que poco a poco va calando”, dice Clara Lago.
Como en el buen cine negro, muchos son los temas que aparecen en Al final del túnel: codicia, culpa, corrupción. “También la soledad, la paranoia, y, de alguna manera, las segundas oportunidades y el camino que uno tiene que hacer para poder vivir”, añade Sbaraglia.
Los retos de Sbaraglia y Lago
Aparte de los giros que descubren nuevas aristas de sus personajes, los dos intérpretes se enfrentaron a dos retos muy obvios en su interpretación: Sbaraglia, al desafío físico de no moverse de cintura para abajo; Lago, a hablar con acento argentino.
Por su parte, la protagonista de la saga Ocho apellidos…, se dejó llevar por su intuición y, tras recibir alguna clase, optó por hablar con acento también fuera de la cámara durante las semanas de rodaje. “Primero porque soy muy lorito imitando y tenía miedo de decir la frase tal y cómo me indicaban, y, segundo, porque me daba pudor hablar solo en argentino entre el acción y el corten”.
El éxito de su estrategia lo certifica una anécdota: la propia madre de Leonardo Sbaraglia se enteró que Lago no era argentina cuando el rodaje terminó y la actriz regreso a su acento natural. Con mimbres de cine negro clásico, Al final del túnel es un mecanismo de relojería de gran suspense. De hecho, Rodrigo Grande, que incorpora a actores fetiche de sus otras dos películas como Federico Luppi y Pablo Echarri (que también produce la película), cita a clásicos como Hitchcock, Polanski o Spielberg como referencias de su obra.
Hasta podemos bailar.
Me parece que la decisión de Rodrigo
fue, justamente, darle una oportunidad a este hombre.
-Sí, ¿no? Arrojar un poco de luz.
Es verdad que es una película muy oscura.
A todos los niveles.
Y es bonito que acabe con un rayito de luz.
Y hubiese sido muy dura la película.
Muy oscura y muy difícil en ese sentido.
Yo creo que toda la peli trata de eso, ¿no?
De tener esa posibilidad de empezar otra vez, ¿no?
Aun con medio cuerpo, con lo que sea.
Con lo que tengas.
Con medio cuerpo, con medio corazón, ¿no?
Yo creo que lo del medio cuerpo es una metáfora.
-Total.
-Pero, bueno, aunque sea con medio corazón.
Pero eso es mucho.
-Sí, yo creo que es importante para el viaje del protagonista, ¿no?
Empieza como muy cerrado a todo, a la vida,
y si, al final,
no le hubiera dado esa oportunidad desde el guion,
que también Rodrigo ha escrito la película,
de tener esa segunda oportunidad a todos los niveles,
sería "imagínate que decide que sí y ya se muere al final".
-No, no.
¿Vos pusiste un aviso
de que alquilabas habitación con terraza?
En el tema del acento
hice en Madrid como cinco sesiones con una foniatra
que, por desgracia, ha fallecido.
Era maravillosa.
Ella me ayudó a sentar las bases del acento,
las diferencias entre el castellano y el argentino,
pero, luego, realmente fue un proceso
de las dos semanas previas al rodaje
en que yo me fui para allá y estuve en los ensayos,
en las pruebas y tal y escuchando.
Yo decidí hacer el ejercicio
de empezar a hablar argentino desde que pisé Buenos Aires
y con todo el equipo, con Leo y con Rodrigo,
hablaba todo el tiempo con acento argentino
para ir habituándome y ya está.
Eso fue.
Luego tuve también, por suerte, a Eli.
Maravillosa y bendita Eli que era la "script" de la película.
-Cómo la queremos a Eli. -Oh, por favor.
Y fue ella la que...
Era ella la que se encargaba de mantener un poco a raya el acento
cuando a mí de repente se me iba.
Hay un matiz
donde puedes tener ya pillado el acento.
-Se te iba muy poquito, muy poquito se te iba.
-Es un tema de la manera de hablar de cada uno.
Tú tienes tu...
Independientemente del idioma o del acento,
tienes tu propia manera de hablar.
Tú enfatizas las palabras.
Yo acabo de decir ahora "enfatizas".
Eso es mío. Mío de Clara, ¿no?
Entonces, por ahí es donde se me iba, yo creo.
A la hora de interpretar enfatizando en según qué sitios
es donde de repente se me iba sin que yo me diera cuenta.
Y ahí es donde Eli me reconducía y me decía: "Se te fue el cantito".
Yo digo: "¿El cantito? Vosotros sois los que cantáis".
-Pero, realmente, por ejemplo, mi madre,
que no te conocía como actriz española,
dice: "Pero ¿es actriz argentina?
No la conocía. Qué buena actriz".
O sea, no...
-Ese es el mejor piropo que te pueden echar.
-No se dio cuenta de que eras española.
Pensaba que eras una actriz argentina
que le había tocado la posibilidad de estar en la peli.
La verdad es que...
Yo nunca tuve esa facilidad.
Para mí,
que yo también he vivido el tema de los acentos,
es muy difícil.
Pero muy... Yo lo...
Para mí siempre ha sido muy difícil.
Y me di cuenta, sobre todo, porque viví ocho años en España,
y durante esos ocho años, por supuesto, mejorando,
algunos roles mejor que en otros...
Pero cuando vuelves otra vez a trabajar en tu propio...
Ahí te das cuenta
cómo es volver a respirar el oxígeno que te hace bien
y que te gusta, ¿no?
Es una especie de liberación total.
Como dices en tu monólogo,
Madrid se había convertido en una plaza difícil para mí.
Volviendo al tema de la peli de Pedro,
fue de las primeras cosas que me dijo.
"No te preocupes por el acento porque se puede justificar.
El personaje vivió 30 años en Argentina,
así que habla como quieras".
-Yo soy muy fan de que la gente tenga su acento.
Esto de neutralizarlo todo hay un punto que...
A no ser que sea una exigencia del personaje
que tiene que ser de un lugar en concreto.
-En ese sentido, cada vez me pongo más...
Bueno, no duro,
pero intento llevar al límite
la posibilidad de hablar como uno habla.
Aunque el personaje hable diferente,
porque los personajes siempre hablan diferente.
-El tema es no estar pendiente de si se nota o no se nota.
También puede ser una manera de anclarte al personaje.
-Es una manera de separarte de ti. -Claro.
También está muy bien.
Es como tu propia...
Además, a mí me pasa que cuando hablo en inglés
o cuando hablo con acento argentino,
me cambia la voz.
O sea, es como que...
Porque la voz se coloca en otro lugar.
-Se coloca en otro lugar.
-Las vocales españolas
no tienen nada que ver con las vocales argentinas.
Las vocales argentinas son abiertas.
(IMITA VOCAL ARGENTINA)
-Es más arriba, es más agudo.
-El español es como A.
(IMITA VOCAL ESPAÑOLA)
-Creo que en español tengo una voz más grave
y en argentino y en inglés se me sube más.
Sí, pero ya te separa de ti y eso, por un lado, mola mucho.
Y hay veces que he encontrado mucha más libertad
en ese acento o idioma ajeno a mí.
Pero cuando, de repente,
encuentras una dificultad de "esta palabra no me sale",
ahí es el peor corsé del mundo.
La dificultad se multiplica por diez.
Eso es...
Ahí yo casi mato a Rodrigo,
porque, claro, la escena del baile este y tal...
A mí me encanta bailar en realidad.
Siempre me ha fascinado bailar.
Era como superoportunidad para hacer un baile y tal
y, entonces, les propuse una profesora
que yo tuve de baile.
Es maravillosa. Se llamaba Margareta.
Y fue la coreógrafa y dije:
"Que me haga una coreografía de puta madre y tal
y nos curramos una coreo y esto y lo otro".
Pero supercurrado, ¿no?
Y, de repente, llegamos al día del rodaje
y Rodrigo era como "pero, bueno, improvisa".
Y era como "pero, Rodrigo, sí tenemos una coreografía".
Y, claro, en el fondo, tenía en su cabeza qué iba a hacer.
Era como un videoclip e iba a ir montando y cortando,
pero, en realidad, fue como vale.
"Te hace ilusión hacer una coreo, pues haz la coreo".
Pero de lo que sale,
prácticamente todo, fue de lo que me puse a improvisar.
Que yo me puse supernerviosa el día del rodaje.
Era la última semana.
De repente, con todo el equipo, yo...
La coreo estaba bien, pero yo no me acordaba bien del todo
y había partes complicadas
y todo el equipo delante y Leo y yo supernerviosa.
-Todo eso lo rodamos en Tenerife. -Sí.
Y, además, exterior.
Se puso a llover, el suelo empapado...
Era todo como a la contra.
Pero, al final, quedó muy chulo.
Bueno, en principio,
yo venía de hacer una película de un boxeador.
Un mes antes había terminado el rodaje
de "Sangre en la boca".
Entonces, eso a mí me ayudó.
La coyuntura me ayudó a que estuviera muy fuerte
y, de alguna manera, sí me servía para el personaje
porque estaba muy grande.
Y luego era cuestión de encontrar ropa muy holgada en las piernas
para que las piernas parezcan como un trapo, ¿no?
Pero lo bueno...
Lo que me ayudó mucho fue que estaba muy fuerte
y se me veía muy grande.
Que es lo que pasa con esta gente
que está usando todo el tiempo los brazos
como si fueran piernas
y, realmente, viven de eso
y tienen que estar fuertes.
Yo trabajé con Paco Siquot,
que es un chico que tuvo un accidente
hace muchísimos años
y quedó con esa situación en sus piernas
y me ayudó mucho observarlo.
Y él, de alguna manera, me fue dando clases, ¿no?
Sobre todo porque, además, lo que a mí más me interesaba
era que la silla fuera parte de mi cuerpo,
porque es como si fuera un centauro de alguna manera.
Claro, la silla tiene que ser...
La sensación que a mí me daba viendo a Paco
o a otras personas con la misma discapacidad
es que parece que es algo orgánico la silla y su cuerpo.
Entonces, a mí me interesaba como actor
tratar de transmitir eso, ¿no?
Como que hubiese algo en el imaginario
que era como todo lo mismo, ¿no?
Y eso creo que lo fuimos logrando, por supuesto, de a poco.
Y, después, el tema de caer, por ejemplo.
Eso era muy...
Practicamos mucho el tema de cómo caer de la silla,
de cómo volver a subir sin usar las piernas
y el tema de la disociación, porque lo importante era eso, ¿no?
Como que las piernas realmente están como...
En eso había como que anular una parte de tu cuerpo
y eso te va naturalmente llevando
a la composición del personaje.
Como que lo vas encontrando desde un lugar muy físico, ¿no?
Pero fue muy bonita la experiencia.
Todo esto de estar trabajando con la dificultad, ¿no?
El personaje es como que todo el tiempo tiene...
Es como si fuera un héroe de acción
con la paradoja de que está en una silla de ruedas.
Pero, en realidad, es un héroe de acción.
Es una película de acción en silla de ruedas.
Claro.
Entonces, era muy interesante esto.
Que la silla, en ese sentido, nunca fuese un obstáculo.
Y, sobre todo, creo que Rodrigo tenía muy claro
un ritmo muy fuerte a la hora de hablar.
Él quería mucho vértigo inclusive.
Yo sentía que hablábamos rapidísimo. Tú inclusive.
Bueno, volviendo al tema del español y el argentino.
El español, en general, habla mucho más rápido
que el argentino.
Bueno, en esta película tú tenías que hablar en argentino,
pero muy rápido además,
que, seguramente, debe ser más fácil como ejercicio
que lo que nos puede parecer a nosotros.
Nosotros, en general, somos más sinuosos para hablar.
Pero él, aun siendo en argentino, buscaba mucha precisión
y rapidez en los diálogos.
Tenían, para mí, muchísimo vértigo.
Y creo que eso lo fuimos encontrando...
Yo me acuerdo
que de los primeros días de rodaje él sí me insistió
en que no quería un personaje que tuviera...
Que se mostrase expresivamente...
Que tuviese algo sórdido en la expresión.
Como uno podría pensar cualquier cosa de una persona
que tiene discapacidad en las piernas, ¿no?
Aparte, se dice así. No se dice parapléjico.
Se dice una persona con discapacidad en tal lugar, ¿no?
Eso también es algo que me aclararon mucho
todas las personas que me ayudaron justamente con esa discapacidad.
Para aclararlo, ¿no?
Pero a lo que iba es que Rodrigo no quería mostrar
una persona que se mostrase débil
o se mostrase con esa discapacidad.
-Por eso da la sensación de ser un Bruce Willis.
-Un tipo muy entero al margen de su dolor
y al margen de todo.
Pero él tampoco quería hacer énfasis en eso.
Fue de las primeras cosas que pasaron.
Que yo el primer día de rodaje
quizás fui con esa propuesta un poco más dolida como actor
y no.
Enseguida fuimos encontrando otra cosa.
-Hombre, siempre es más interesante.
Que no se muestre, sino que se insinúe,
que se vea ese dolor debajo de esa carcasa de protección
que creo que tienen los dos personajes a su manera
y que es salvarse mutuamente.
Son dos personajes que se encuentran en un momento
en el que sus caretas se desmotan,
o lo que tenían construido cada uno se desmonta,
y en ese encontrarse desde un lugar más vulnerable
se salvan mutuamente, ¿no?
-Esa niña con esta mujer
le vuelven a recordar ese paraíso perdido, ¿no?
Entonces, al personaje, cuando vuelve a sentir algo,
se le desencadena todo ese dolor.
Hay un momento que es bisagra en la película,
que están ahí en el jardín mirando los fuegos artificiales
y está la niña al lado
y en el que a partir de ese momento decide no fumar más
como una manera de empezar a cuidar algo.
A cuidarse.
Sí.
En ese sentido, todo fue un gran diseño de Rodrigo,
del director,
porque tenía planificada la película plano a plano él solito.
No es que habló con una persona que hace los "stories",
sino que él solito se iba dibujando cada plano
y creo que, de alguna manera,
se le había ocurrido esta ingeniería del ascensor.
Era muy difícil encontrarlo eventualmente
en un decorado o en una casa real.
Entonces, se construyó en un plató
todo un decorado de varios niveles que tenía este elevador
donde el personaje tenía que subirse con la silla
y bajar.
Todo en un plató.
Lo hicimos todo en un plató ahí por la boca
y fue muy interesante también y muy cómodo.
Yo creo que para los actores, no sé qué opinarás tú,
pero creo que para los actores siempre es muy cómodo
trabajar en plató,
porque sabes que vas todos los días al mismo lugar,
tienes tu sitio, te encuentras...
Creo que el tema de la concentración también es muy preciso.
Y, bueno, por otro lado,
la parte de los efectos y el túnel se filmó en Tenerife
y esto fue toda otra aventura,
porque se construyó este túnel, se construyeron varios túneles,
porque el túnel, que era un túnel enorme que se hizo.
Prácticamente, una serpiente de 30 metros
por la cual teníamos que ir todo el tiempo.
A nivel físico eso fue otro reto.
Yo creo que es mucho más duro que estar en la silla de ruedas,
que fue el hecho de esto.
Yo, el primer día...
Al segundo día de trabajar en Tenerife
que era arrastrarme todo el día
no podía más.
O sea, me lastimé los brazos.
Fue durísimo porque estábamos haciendo tomas
y yo, en cada toma,
tenía que caminar 30, 40 o 50 metros con los brazos.
Cada toma.
Después, se tenía que meter en el agua,
que también era otra situación de estar dentro del agua.
Y esto sí es un trabajo justamente impresionante.
El trabajo de efectos, el trabajo de diseño,
el trabajo de la gente que hizo la escenografía
y el trabajo de arte es realmente impresionante.
Es impresionante lo que se ha hecho.
En la medida que vamos retrocediendo podéis ir avanzando
y vamos cerrando las puertas.
Sí, hablamos.
Hablamos un poco de Hitchcock,
como en sí es muy fan de ese director.
Pero, bueno, en definitiva, también a mí me sirvió
ver muchas películas.
A mí, como actor, en lo actoral, me sirvió mucho ver películas
que tenían que ver con la discapacidad.
Volví a ver el trabajo de Javier en "Carne trémula", por ejemplo.
Paco, el chico que trabajaba conmigo,
decía que siempre le había quedado el texto que dice Javier
en un momento en "Carne trémula"
que es que uno, en realidad,
lo que está haciendo es mirar el piso
para no pisar la mierda
porque en realidad todo te va a las manos
y, de alguna manera,
eso es algo que está muy presente todo el tiempo.
Son personajes
que están todo el tiempo arrastrándose.
Tengo que mirar la mierda para no mancharme.
Los charcos, las potas,
los bordillos para no romperme la cabeza.
Uy.
Además, el perro era un perrito
que lo traía justamente Walter Donado,
que también trabaja en la película como actor.
Es el mismo actor de "Relatos salvajes".
El mismo que trabaja conmigo
en el capítulo nuestro de "Relatos salvajes".
Él, además, originalmente,
él es el tipo que te lleva los animales al rodaje.
De ahí lo conoce Sorín.
Dónde él hace su primera película.
Y, luego, bueno, él sigue trabajando de eso.
Trabaja como actor, ¿no?
Por suerte, ahora cada vez más.
Casi sin serlo, ¿no?
Pero, bueno, ha ido desarrollando una carrera.
Pero, bueno, él era el encargado
no solamente de actuar y hacer ese personaje,
sino de llevar el perrito.
Y cuando no estaba rodando como actor,
él estaba ahí cuidando al perrito.
Sí.
Y, además...
Sí, sí, claro.
Fue un perro muy especial
porque Rodrigo, en lo personal, tiene una relación.
Tenía una relación muy importante con su propio perro
que murió al poco tiempo de...
No me acuerdo exactamente,
pero al poco tiempo de terminar el rodaje
murió su perrito.
Y, claro, vos veías también el vínculo que tenía
porque ese perrito
era lo último que le quedaba de vida afectiva
a este personaje, ¿no?
La relación con su perro.
Y, luego, bueno, la niña,
que prácticamente no habla en toda la película
y por eso también tenía la dificultad expresiva
de mostrarlo todo con esa...
Casi sin hablar en toda la película.
-Creo que es una de las secuencias que más pánico me daba a mí.
-Cuando lo descubres, ¿no?
-Cuando Berta se entera
de que el personaje de Pablo Echarri...
No se llega nunca a especificar exactamente
hasta dónde han llegado los abusos.
Es como un...
"Me dice
que así juegan papá y mamá".
No sé exactamente cómo decía el diálogo.
Pero, bueno, el drama es ese, ¿no?
El enterarte de que tu pareja
ha estado abusando de lo que...
Ya no solo de lo que más quieres en el mundo,
sino de eso...
O sea, tu misión en la vida es proteger a ese ser, ¿no?
Que va más allá de amar o no.
Sino que es una cuestión de que es mi responsabilidad
el que a este ser vivo no le pase nada.
Y que en tus narices le haya pasado esto
y no lo hayas visto
tiene que ser la cosa más terrorífica del mundo.
Y de culpa, ¿no?
De cómo no...
Pero yo creo que pasa eso además.
O sea, no sé si siempre pasa,
pero no me parecería raro que sucediera el no querer ver.
Cuando algo es tan fuerte,
la capacidad que tenemos de engañarnos
es alucinante
y de generar discursos lógicos que tapen
y que justifiquen que no pasa nada para no ver.
Creo que Berta es una superviviente.
Tiene esa cosa interna como de cómo hay que...
A ver qué tengo que hacer para llegar a conseguir lo que sea
para sobrevivir.
Dejá de apuntarme con eso. ¿Qué pensás hacer?
¿Enterrar cuatro cadáveres en el fondo?
De Federico Luppi, ¿no?
Un grande.
Un grande.
Un gran actor, un gran compañero de trabajo,
una gran persona...
Un tipo que yo creo
que es de esa generación de actores en la Argentina
que son esos actores de ochentaipico que ya van quedando muy pocos.
Nos queda Pepe Soriano, nos queda Héctor Alterio,
Alfredo Alcón, Federico Luppi, ¿no?
Son tipos de una gran...
Que no solamente han tenido un gran compromiso en lo artístico,
sino también un gran compromiso en lo personal
en relación a un gran compromiso político
con su país, con la lucha...
Y es una generación, y Federico en particular,
que ha dejado un legado en ese sentido muy grande.
Porque, además, estaba ya muy delicado físicamente.
Entonces, era muy complicado.
Hasta el final.
Con ochentaipico o noventaipico años arriba en el escenario
y delante de una cámara.
-Sí, ¿no?
-Eso es increíble.
Ojalá llegásemos así.
Y tan bien, exacto.
Ya te digo.
La verdad es que la fundación Ochotumbao,
que ya llevamos un par de añitos y es...
Bueno, todos los proyectos...
Me encanta mi trabajo y hacen ilusión,
pero este proyecto...
No tiene nada que ver.
Es otra cosa que te alimenta de otra manera, ¿no?
No hay nada
que iguale ese espacio, ¿no?
La verdad es que estoy supercontenta y superorgullosa
de sacar este proyecto adelante.
Somos una fundación
cuyo objetivo es dar visibilidad y recaudar fondos
para otras asociaciones u ONG que trabajen con personas,
con colectivos de personas desfavorecidas,
con la protección del medioambiente o de los animales.
Entonces, bueno, básicamente todo.
No hemos querido ponerle puertas al campo.
Sí, porque...
Esto fue lo más complicado en realidad.
Te obligan normalmente a tener un único objetivo
y nosotros...
Como todo esto surgió de esta idea
que ya veníamos practicando en las galas benéficas estas
que hacemos en Málaga,
el ¿Quieres ayudar conmigo? todos los diciembres,
pues queríamos mantener ese espíritu
de poder seguir ayudando a distintos colectivos
y no tener que enfocarnos solamente en uno,
porque tenemos...
Ya no es solo que tengamos muchas inquietudes,
sino que hay muchos aspectos del mundo
que necesitan ayuda.
Entonces, bueno, ahí vamos. Haciendo proyectitos.
Hemos sacado un libro maravilloso, que se llama "Habla de nosotros",
hacemos retos deportivos como el que hice hace poco para...
El primero que hacíamos más para medioambiente.
Vamos haciendo un poco...
"Improviciados" es nuestra seña de identidad.
Gracias a ti.