Metrópolis con el 25N: "NI UNA MENOS"
- El arte como herramienta para denunciar la violencia que sufren las mujeres
- Para celebrar el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, Metrópolis recorre las exposiciones El ojo desarmado y El árbol de la rabia
- 25N ‘Ni una menos’ se emite el 23 de noviembre a partir de las 00.50h en La 2
Con motivo de la celebración el próximo 25 de noviembre del Día Internacional contra la Violencia de Género, el programa Metrópolis ofrece un recorrido por dos proyectos expositivos que han tenido lugar en nuestro país en los últimos meses y que evidencian el poder transformador del arte como herramienta para denunciar la violencia que sufren las mujeres, y luchar contra los convencionalismos y estructuras patriarcales tan arraigados en nuestra cultura.
En su conjunto, las exposiciones El ojo desarmado (Casal Solleric, Palma) y El árbol de la rabia (EACC - Espai d'Art Contemporani de Castelló) recogen el trabajo de diecisiete artistas internacionales como Regina José Galindo, Cristina Lucas, Valeria Andrade, Beth Moyses o Marina Vargas.
Las cifras hablan: el Instituto Nacional de Estadística determina que 30.141 mujeres han sido víctimas de violencia machista en España en 2021, un 3,2% más que en 2020.
Según las estadísticas globales más recientes, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja. En el caso español, de acuerdo con la última Macroencuesta de Violencia contra la mujer, la mitad de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida.
Ante estas dramáticas cifras, el mundo del arte responde: ¡Ni una menos!
El ojo desarmado (Casal Solleric, Palma)
Bajo el comisariado de Nerea Ubieto esta muestra tiene por objetivo “poner sobre la mesa la existencia de un sistema patriarcal que oprime y pone en situación de inferioridad a las mujeres (…), y que desemboca en una cultura de la violación, que es la nuestra”. A partir de ahí, propone, a través de la obra de nueve artistas, desarmar la mirada, “esa mirada llena de filtros y condicionamientos gobernados por una forma de entender conforme a lo masculino, blanco, heterosexual, occidental, (…) para poder liberarnos de esa violencia”.
Asimismo, El ojo desarmado pretende desviar el foco de atención, desde las víctimas hacia el sistema que ampara esa violencia y esa cultura de la violación; desde el mito, la religión, la historia, el lenguaje… Así, la obra HABLA (2008) de Cristina Lucas, ataca directamente las bases del patriarcado desde sus cimientos, exigiendo al Moisés explicaciones sobre las lógicas patriarcales que representa, pero él no habla. En esa misma línea, apelando a la religión, NO VIOLARÁS (2012), de Regina José Galindo, en la fachada del Casal Solleric, también exige, en cierta forma, la formulación de un undécimo mandamiento que debería haber existido siempre. Este No violarás libera a las mujeres de la culpa y pone la responsabilidad en el sistema que permite estos comportamientos. Por su parte, CAÑÓN DE CARNE, de Valeria Andrade, evidencia una realidad que aún hoy sigue existiendo, la cosificación de la mujer y cómo, una vez más, el sistema, bajo la promesa, y la premisa, de ayudar y proteger a las mujeres, pone la responsabilidad última en ellas, en las víctimas, que sufren acoso y abusos constantes por el simple hecho de caminar por las calles.
La familia, la educación y la religión se presentan, en la obra de Olalla Gómez Valdericeda, como tres de los pilares sobre los que se sostiene el patriarcado. POLVO ERES representa un pupitre y una pizarra en la que se lee “Este niño será el terror de las nenas”, una frase que engloba muchas otras frases que, aparentemente inofensivas, escuchamos desde la infancia y que van alimentando esa cultura de abusos que, de alguna manera, hemos naturalizado. Pero el lenguaje no es inofensivo. La pieza ¿QUÉ TIENES EN LA CABEZA? muestra una secuencia de palabras asociadas con el pene, para llamar la atención sobre la violencia explícita que existe en el propio lenguaje. Esos pequeños gestos y cotidianidades pasan desapercibidos, pero son muy importantes y alimentan esta cultura de la violación.
Para entender las lógicas que sostienen el patriarcado, la artista Núria Güell trabajó con un grupo de niñas que habían sufrido abusos y explotación sexual en México. Junto a ellas, y en base a sus experiencias personales, reinterpretan algunas obras clásicas de carácter religioso. Realizó el mismo ejercicio con unos ex proxenetas recién salidos de la cárcel. El resultado es UNA PELÍCULA DE DIOS.
Al final de la sala, la obra de Shoja Azari, A ROOM WITH A VIEW, ofrece un reflejo de la sociedad actual donde patriarcado, capitalismo e individualismo van de la mano. Nos muestra de forma muy evidente y directa cómo la sociedad parece no querer ser consciente de la realidad, desvía la mirada y se refugia en las ideas románticas e irreales que venden los medios de comunicación y la cultura del entretenimiento para no asumir ninguna responsabilidad ante la violencia.
David Martín, en su serie HUMA[NO], analiza los agentes externos, sociopolíticos y culturales, que influyen en la configuración de la identidad y los comportamientos de las personas evidenciando que lo que creemos que es algo natural, en realidad es un constructo de muchos factores. Y la serie HOMES CORONATS de Marta Pujades propone una revisión de la masculinidad a partir del mito de Adonis incidiendo en la representación y construcción ideológica de la masculinidad hegemónica propia del patriarcado.
El recorrido concluye con ESPACIO PARA MEDITAR III, una invitación a la reflexión y transformación de la mano de Arantxa Boyero para poner en orden todas las ideas y enfrentarse a la realidad con ojos renovados.
El árbol de la rabia (EACC - Espai d'Art Contemporani de Castelló)
La exposición “El árbol de la rabia”, comisariada por Semíramis González en el EACC - Espai d'Art Contemporani de Castelló , parte de un verso de la escritora afroamericana feminista Audre Lorde y busca poner de relieve cómo el arte es una herramienta prioritaria para denunciar la violencia que sufren las mujeres.
Las artistas Regina José Galindo, Kubra Khademi, Julia Galán, María María Acha-Kutscher, Marina Vargas, Ana Esteve Reig, Fatima Mazmouz y Beth Moysés recogen las múltiples formas en las que las mujeres han sufrido violencia, pero también cómo han respondido a esta.
“El árbol de la rabia” nos permite reflexionar sobre lo difícil que sigue siendo nacer mujer hoy en cualquier parte del mundo. Cada artista responde con grandes lonas, con performances que ocupan las calles, con fotografía, vídeo y dibujo, con todas las posibilidades creativas para dejar claro que el silencio no es ya una opción.
La artista Beth Moysés en la instalación MIL ATADURAS (2018) utiliza la máquina de coser para unir gasas es un homenaje que visibiliza a esas mil mujeres que, en los últimos quince años, ha sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Y en la animación BROTAR SENTIDOS (2021) rinde homenaje a artistas de distintas generaciones que, con el poder de su arte, ayudaron a transformar la sociedad.
Ana Esteve Reig en la videoinstalación DOBLE FICCIÓN (2021) hace referencia a los mecanismos de ficción cinematográficos y a la figura del especialista de riesgo. La obra es una coreografía violenta a modo de simulacro feminista reivindicativo en el que las protagonistas se hacen visibles para protagonizar aquello que, hasta hace poco, no se les permitía.
Julia Galán en #CUERPOS EN REBELDÍA (2022) aborda el uso político del cuerpo en los movimientos feministas por la igualdad del siglo XXI; el propio cuerpo y las herramientas movilizadoras que han utilizado las mujeres, que se regulan desde diferentes ámbitos: religión, moral, costumbres, educación, familia, etc. El proyecto se despliega en fotografía, video y en una performance- acción colaborativa, que tuvo lugar tanto de manera presencial (siendo registrada por Metrópolis), como en las redes sociales.
Fatima Mazmouz en BOUZBIR (2019) se reapropia de las postales coloniales en las que aparecen jóvenes prostitutas marroquíes en Bousbir, un barrio militar de Casablanca, explorando cómo la explotación sexual formaba parte de la dominación francesa. Mazmouz superpone un mosaico digital de pequeñas imágenes de vulvas y úteros. Los úteros simbolizan la matriz obscena del colonialismo, mientras que las vulvas reflejan la articulación de lo político y lo íntimo, en el corazón de la dominación colonial.
Marina Vargas en EL MODELO Y LA ARTISTA (2015), PIEDAD (2021) y EL ABRAZO (2021) reinterpreta obras de arte clásicas. La artista abraza el torso del Belvedere y lo contrapone a un cuerpo femenino no idealizado, que se comunica con éste lanzando un mensaje de cambio, en donde las mujeres ya no son musas sino sujetos activos de la creación. En ROMPER EL CANON (2021) también quiebra el canon masculino. Plantea el retrato de una mujer sin un pecho, tras una operación por cáncer de mama y rompe el canon de belleza patriarcal de manera múltiple: ella es la modelo, ella es la que encarga que la retraten (sujeto activo), escoge a sus retratistas y transforma la representación estereotipada del cuerpo femenino, planteando un cuerpo en transformación.
Regina José Galindo en APARICIÓN (2022) parte de los datos de las mujeres asesinadas por violencia machista en España en 2021 (un total de 43) y hace “aparecer” estas figuras que visibilizan a las que ya no están. Estos cuerpos, estas mujeres anónimas, aparecen inesperadamente en el espacio público de Castellón como un monumento viviente para las asesinadas.
La práctica artística de Kubra Khademi explora su vida como mujer refugiada. En dos dibujos recientes de la serie ORDINARY WOMEN (2020) reivindica la libertad negada a las mujeres en Afganistán, especialmente bajo el régimen talibán. Analiza los vínculos entre generaciones, pero, lejos de expresarse con dramatismo, llena sus dibujos con cuerpos desnudos lúdicos, en actitudes libres.
Por último, el proyecto INDIGNADAS de María María Acha-Kutscher presenta un registro visual de la participación femenina en las protestas públicas a nivel global. El registro incluye movimientos sociales como el 15M (España), Occupy Wall Street (Nueva York), y movimientos feministas como Femen, Pussy Riot, SlutWalk y Alfombra Roja (Perú). María María Acha-Kutscher convierte fotografías de prensa y de testigos de estas protestas, en dibujos que se imprimen en lonas de gran formato para su exhibición en espacios públicos. El objetivo es hacer visible, reclamar y poner a las mujeres en el centro de esta lucha social.