La historia real detrás de 'El Prodigio': ¿Existieron las ayunadoras?
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Es una de las películas más vistas en Netflix y no es para menos. Con una soberbia Florence Pugh a la cabeza, El prodigio nos traslada a la Irlanda del siglo XIX, concretamente a 1862. Allí desembarca una enfermera inglesa recién contratada para un caso muy particular: el ayuno de una niña que clama llevar cuatro meses sin comer nada, tan solo maná del cielo. Lib Wright desconfía desde el mismo momento en el que llega al pueblo de la joven Anna O'Donnell y le comunican precisamente que su trabajo es vigilarla durante dos semanas a fin de comprobar que lo que dice es cierto.
¿Será un milagro, como creen en aquella pequeña comunidad, o es totalmente imposible, como piensa Lib? Al margen de la respuesta, es probable que muchos espectadores acaben la película con otra pregunta: ¿Cuál es la historia real que se esconde tras El prodigio?
Las ayunadoras, el fenómeno que inspiró El prodigio
"Es una historia sobre el poder de los relatos, el poder de las historias, las creencias, que son pensamientos en los que se insiste. Pueden ser revisados. Uno puede volver atrás en un pensamiento y modificarlo. Eso me parece que habla urgentemente del momento actual", asegura Sebastián Lelio a Días de Cine. El director, que ya vivió el éxito con la chilena Una mujer fantástica (Oscar a la mejor película de habla no inglesa), lleva a la gran pantalla el libro El prodigio, de Emma Donoghue.
Ni el libro ni la película están basados en hechos reales -Lib Wright y Anna O'Donnell no existieron-, pero su historia sí que está inspirada por un fenómeno que sucedió en aquella época: el de las ayunadoras. Decían que estas chicas podían vivir sin comer ningún alimento, un hecho que atraía la atención de muchos curiosos, que veían en ello un milagro. Estos sucesos fueron la inspiración de Emma Donoghue, autora también del guion de la película junto a Sebastián Lelio y Alice Birch. Como explica la propia escritora en el blog de la editorial Pan Macmillan, se topó con este fenómeno a mediados de la década de 1990 y al final acabó escribiendo sobre ello años más tarde, publicando El prodigio en 2016.
No adapta ningún caso en particular
Aunque investigó casi 50 casos de ayunadoras (o fasting girls) en distintos países y siglos, del XVI al XX, no se decidió a escribir sobre ninguna de estas historias en particular. "Algunas eran demasiado trágicas, incluso para una escritora con mis gustos oscuros; Sarah Jacob, por ejemplo, una niña pequeña murió mientras las enfermeras la 'vigilaban' en 1869. Algunas eran farsas, como el caso de Ann Moore, expuesta como una trampa en 1813", asegura.
Fue así como se lanzó a escribir una ficción en vez de una novela histórica, ambientada a mediados del siglo XIX como un punto medio "entre las interpretaciones más antiguas de los ayunadores (magia, milagro) y las teorías más nuevas o más científicas (fraude, histeria) que conducirían a la acuñación del término anorexia en la década de 1870". Además, la fecha también coincidía también con la época en la que, según la escritora, los cristianos "empezaron a cuestionar su fe". La religión, la fe y una visión científica se entremezclan en esta historia con la que Florence Pugh (estrella también de Don't Worry Darling) ha conquistado al público y a la crítica.