Ágatha Ruiz de la Prada: así fue la decadencia de su aristocrática familia
- Imprescindibles, de RTVE, bucea en la historia familiar de la diseñadora y sus problemas económicos
- El documental Ágatha Ruiz de la Prada, el filtro del amor, ya disponible en RTVE Play
Manuel Ruiz de la Prada Muñoz de Baena, el abuelo de Ágatha Ruiz de la Prada, decía que trabajar era una ordinariez. Este desprecio al trabajo tuvo sus consecuencias, porque cuando no se trabaja no entra dinero en casa. A no ser que se tenga mucho, que no era el caso de la familia de la diseñadora. En el documental que ha hecho Imprescindibles, el programa de RTVE, se hace hincapié en los problemas económicos de esta singular familia. Ágatha habla con naturalidad de sus antepasados, que fueron mecenas de Gaudí y mantuvieron una relación estrecha con don Juan y doña María, los padres del Rey emérito. Ella les describe como 'secretarios' de los condes de Barcelona, con los que iban de cacería.
Muchos títulos, poco dinero
En su casa nadie trabajaba, peros sus abuelos eran muy disciplinados y asegura que su abuelo siempre cenaba de chaqué. "El lado de la familia aristocrática catalana estaban en bancarrota, con unas casas maravillosas y sin saber trabajar. No sabían cómo salir de esa", dice Tristán, el hijo de la diseñadora. "Nadie pegaba ni chapa", añade ella. El padre de Ágatha era de Madrid y la madre, de Barcelona. "Era la más pija de Barcelona". Vivieron en la Ciudad Condal en un palacio en el centro de la ciudad que se malvendió, recuerda Tristán. "Hasta las bicicletas se heredaban", dice Joaquín Güell, primo de Ágatha.
La familia tenía muchos apellidos, coleccionaba arte, pero el dinero no entraba en casa. Ágatha se rebeló en dos direcciones: quería trabajar y quería revelarse contra la austeridad emocional y estética de su familia. Su bisabuela de Ágatha fue Isabel Güell y López del Piélago, que era dama de honor de la reina Victoria Eugenia. Cuando en 2005 se aprobó la ley que acababa con la primacía del varón sobre la mujer en el orden de sucesión de títulos nobiliarios, ella decidió pelear por sus derechos.
La marquesa de colores
En 2010, tras una demanda de casi cuatro años contra uno de sus tíos maternos, la diseñadora logró quedarse con los títulos nobiliarios de XIII marquesa de Castelldosríus y XXIX baronesa de Santa Pau, título por el que peleó para que lo tenga, en un futuro, su hijo. "Ese momento la hizo detestada por muchos aristócratas que han estado esperando el gran momento", añade Cósima, la otra hija de la diseñadora. "Lo hizo por convicción, por la igualdad de derechos de las mujeres y posiblemente también por interés propio", dice su primo.
Todos los que hablan en el documental coinciden en carácter feminista, en su empoderamiento a través del trabajo, en su pasión por llegar lejos por motivos propios. "En mi familia, las mujeres han sido más ricas que los hombres y por eso han mandado más", dice Ágatha Ruiz de la Prada. "Ella demuestra que en el fondo es falsa esa idea de que la aristocracia desprecia el dinero. Y como decía Jules Renard: 'El horror de lo burgués es muy burgués'. ¡Y ella no es nada burguesa!", añade Joaquín Güell. Ella ha sabido soltar lastre, aligerar la mochila de cargas familiares y ser feliz. ¿Cómo? La respuesta la revela ella misma.