Elizabeth Taylor en 'Cleopatra': la historia de un contrato desmedido, exigencias y caprichos
- La actriz pidió una cantidad desorbitada por interpretar a la reina de Egipto, e hizo historia
- Elizabeth Taylor estuvo a punto de morir durante el rodaje de 'Cleopatra'
La 20th Century-Fox tenía previsto rodar su Cleopatra en sus propios estudios, con un presupuesto de dos millones de dólares y con Joan Collins como protagonista. Pero sus planes se fueron al traste. De esta película se dice que es la peor pesadilla jamás rodada, y por varios motivos: lo que iba a ser una peliculita sobre la reina de Egipto se convirtió en un gigantesco desastre, la película más cara de la historia hasta la fecha, algo que casi lleva a la bancarrota a los famosos estudios de Hollywood. ¿Por qué se elevó tanto el coste? ¿Qué fue lo que ocurrió para que los números se disparasen? Muchas y variadas cosas, contratiempos y desgracias, a lo que hay que unir los caprichos de una diva. Joan Collins no pudo aceptar la oferta y tras descartar a varias actrices, entre ellas Audrey Hepburn, se pensó en Elizabeth Taylor, que estaba en la cima tras ganar el Oscar por Una mujer marcada, era su cuarta nominación consecutiva, algo que solo había logrado Marlon Brando.
Taylor cobró el sueldo más de Hollywood
Cuando el productor Walter Wanger pidió a Liz Taylor que fuera Cleopatra, ella dijo que sí, que lo haría encantada por un millón de dólares, una cifra que jamás se había pagado en Hollywood. La leyenda cuenta que ella lo dijo en broma y que Wanger se lo tomó en serio, pero, cierto o falso, esa fue la cantidad acordada. La Taylor hizo historia y la película también.
Tras aceptar el sueldo que pidió la actriz, ambas partes redactaron el contrato. Un trabajo arduo tratándose de ella. La diva exigió varias cosas y a todas se dijo que sí. Pidió su millón de dólares por cuatro meses de rodaje y, además, puso una cláusula para que por cada semana que se alargara el rodaje ella cobraría 50 000 dólares más. Pidió 3 000 dólares para gastos personales, servicio de transporte gratis para ella y toda su familia, tener una copia de la película ya montada para su uso personal y lo más importante, rodar fuera de EE.UU., para evitar posibles y no deseados problemas con el fisco.
Las exigencias de una gran diva
La Fox aceptó, consciente de que solo ella engrandecería el proyecto. El presupuesto inicial pasó de dos a seis millones de dólares. Y eso solo fue el principio. Elizabeth Taylor supuso un duro golpe económico en varios sentidos. A su contrato artístico hubo que añadir los gastos que generaron sus enfermedades, que la tuvieron alejada del rodaje durante meses. El equipo de producción se plantó y detuvo la producción, pero los gastos seguían sucediéndose a la razón de 315 000 dólares a la semana. A eso hay que añadir que la actriz exigía cobrar por adelantado semana tras semana y hasta que no tenía su dinero a buen recaudo no salía de su camarote.
La situación era insostenible y la compañía de seguros de la Fox, que se temía lo peor, planteó cambiar de protagonista. Esos días volvió el baile de nombres y los rumores decían que se había tanteado a Kim Novak y Marilyn Monroe, pero ninguna cumplía las expectativas que había creado Elizabeth Taylor. Cuando firmó el contrato tenía 27 años y cuando se estrenó la película tenía 29 años, un nuevo amor llamado Richard Burton y una cuenta en el banco que gozaba de mejor salud que ella.