Cleopatra: Elizabeth Taylor estuvo a punto de morir durante el rodaje. ¿ Qué ocurrió realmente?
- La actriz encadenó varias enfermedades y su situación fue tan crítica que la dieron por muerta
- Elizabeth Taylor no tenía los ojos color violeta
El rodaje de Cleopatra empezó el 30 de septiembre de 1960. Es importante establecer las fechas para conocer el alcance de la enfermedad de Elizabeth Taylor y el impacto que tuvo en la película. Entre otras condiciones, la actriz había puesto en su contrato que no se rodara en Estados Unidos para evitar problemas fiscales -le pagaron un millón de dólares, el suelo más alto hasta entonces- y la producción se trasladó a Londres. Hablar de Inglaterra en marzo es hablar de mal tiempo, y a eso tuvieron que enfrentarse todos los miembros del equipo. Al frío y la lluvia se les unió la famosa niebla londinense, una combinación fatal para la delicada salud de la Taylor. La actriz solía padecer dolores de cabeza y espalda, e incluso fiebre, pero de pronto empezó a sentirse mal y empezó un peregrinaje por las consultas de los mejores médicos de la ciudad. Habían pasado tan solo 30 días del inicio del rodaje y ya había que detener la producción. Pero lo peor estaba por venir.
El médico de Isabel II atendió a Liz Taylor
El 3 de noviembre el estado de la actriz empeoró y, ante la desesperación por no saber qué le ocurría, se llamó al médico de cabecera de la reina Isabel II, que pidió que se la ingresara en el London Clinic. Tras varias horas de pruebas y análisis llegaron por fin a una solución: tenía meningitis y una inflamación de la capa externa del cerebro y la membrana de la médula espinal. Se le puso un tratamiento y tuvo que estar en cama más de un mes.
Cuando la actriz se recuperó de la meningitis, todos respiraron aliviados. Por poco tiempo. La Taylor volvió a caer enferma y encadenó una fuerte gripe que la dejó sin fuerzas con una neumonía que se fue complicando hasta llegar a un cuadro de máxima gravedad. Sus problemas para respirar preocupaban tanto a los médicos que pensaron que iba a morir y decidieron meterla en un pulmón de acero. Hasta cinco veces estuvo sin respiración y cada una de ellas hizo que todos se pusieran en la peor de las situaciones. Tras la última, decidieron hacerle una traqueotomía de urgencia y le insertaron lubricante en la tráquea, decisión que le salvó la vida. "Está ganando la lucha por la vida contra uno de los tipos de neumonía más virulentos que se conoce", dijo el médico. La prensa no se despegaba de la puerta del hospital y se esperaban con ansía las declaraciones de los doctores. La actriz permanecía en la cama, tranquila y sin poder hablar. "Cuando quiere decir algo lo escribe en un bloc que tiene al lado de su cama".
La cicatriz de Elizabeth Taylor
Ella nunca olvidaría aquella experiencia, por dos motivos: estuvo al borde de la muerte y la operación le dejó una cicatriz en el cuello, que hubo que esconder y maquillar muchas veces. Elizabeth Taylor salió del hospital en marzo de 1961, envuelta en una nube de reporteros, admiradores y curiosos. Era la imagen de una mujer luchadora, de una mujer que peleó contra la adversidad y ganó. Todos la aplaudían mientras olvidaban, por un tiempo, que tanto ella como Richard Burton habían puesto los cuernos a sus respectivas parejas. Lo suyo fue otro adulterio que a Hollywood le vino de perlas y supuso un bombazo publicitario para Cleopatra. Su historia de amor es una película dentro de la película.