Oscar Wilde, de genio a repudiado
- El retrato de Dorian Gray, El príncipe feliz y otros cuentos o La importancia de llamarse Ernesto son algunas de sus obras más reconocidas
- En pleno apogeo de su carrera, fue condenado a prisión por ser homosexual
- Vivió sus últimos días olvidado y arruinado en el extranjero
Oscar Wilde, un escritor portador de un agudo ingenio, recordado por punzantes y recurrentes epigramas, sus obras de teatro y por la tragedia que sacudió su vida a partir del encarcelamiento. Una entrada en prisión que supuso el principio de su ruina económica, intelectual y espiritual. Ante tal humillación y rechazo por la sociedad victoriana tuvo pasó sus últimos días en el exilio bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth hasta que murió olvidado y arruinado.
¿Cómo era su narrativa?
“Oscar Wilde se desarrolló durante la segunda mitad del siglo 19 tras su nacimiento en Dublín en el año 1854. Tuvo una infancia tranquila y sin sobresaltos, en un ambiente de fuerte estímulo cultural. Combinó sus estudios universitarios con frecuentes viajes que ampliaron sus horizontes y dieron perspectiva a su sensibilidad”, destaca Jesús Pérez en el programa de RNE Pensamientos al margen. Durante esta época a parte de publicar sus escritos ofrecía conferencias sobre su teoría, acerca de la estética que defendía la idea del arte por el arte. “En la cual sentaba las bases de lo que posteriormente dio en llamarse dandismo”, subraya Jesús Pérez.
“Como representante del esteticismo, refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en una serie de ensayos e incorporó temas en los que mezclaba la decadencia y la belleza. En su única novela, El retrato de Dorian Gray también realizó incursiones en el mundo del teatro, donde combinó con precisión detalles estéticos y temas sociales”, resaltaba Jesús Pérez acerca de su obra. En su época en prisión escribió De profundis, una larga carta que describe el viaje espiritual que experimentó tras su dura y amarga experiencia. Jesús Pérez define esta obra como un contrapunto oscuro a su anterior filosofía hedonista.
Su obra censurada
Salomé es el titulo que Oscar Wilde dio a la tragedia que muestra, en un solo acto, una versión personal de la historia bíblica de Salomé. Wilde escribió esta pieza teatral, originalmente escrita en francés, en 1891 y tres años después apareció la traducción inglesa. Una representación que escandalizó a la sociedad victoriana. “En Inglaterra no se pudo representar porque existía una ley del siglo XVI que prohibía representar teatros obras con tema bíblico”, explica Jordi Corominas en Todos Somos sospechosos
Su novela El retrato de Dorian Gray ha tenido múltiples adaptaciones a la gran pantalla
El retrato de Dorian Gray tiene muchas adaptaciones cinematográficas. La última, la llevada a cabo por el cineasta Oliver Paker. De hecho, como gran amante de los clásicos y del escritor no es la primera vez que lleva una novela del escritor a la gran pantalla. Un film que tiene sus peculiaridades, por eso no ha tenido dudas a la hora de cambiar el libro original en el que se basa.
“Queríamos crear un personaje con el que sintiéramos más empatía en el libro y la película. Dorian es una especie de lienzo en blanco. A mí lo que me interesaba es que fuéramos acompañando a Dorian en ese viaje porque nos hace cómplices de sus decisiones”, afirma su director. Su protagonista, Ben Barnes, dista mucho del prototipo de Dorian Gray. Él es un actor moreno de ojos negros muy dispar a los actores rubios y de ojos azules que han encarnado a lo largo de la historia al personaje de Wilde.
Condenado a prisión por ser homosexual
Corría el año 1895, Oscar Wilde en pleno apogeo de su carrera como autor y del exitoso estreno de sus obras de teatro Marido Ideal y La importancia de llamarse Ernesto se vio envuelto en un escándalo, le sentaron en el banquillo por su homosexualidad. Alfred Douglas era un aristócrata y poeta que entabló una relación amorosa con el irlandés. Cuando su padre John Sholto Douglas, noveno marqués de Queensberry, se enteró de que tenían un romance quiso humillar públicamente a Wilde a través de una nota. "Ostentoso y sodomita", así calificaba el marqués al escritor.
“Alfred Douglas, que odiaba a su padre, azuzó a Wilde para que respondiera a la afrenta y denunciara las calumnias”, destaca Inés Concostrina en Días como Hoy. Ahí llegó su segundo error, porque el marqués se revolvió y acabó denunciándole. Ese intento de restaurar su honor, se volvió contra él y fue acusado de "de sodomía y de grave indecencia". “Pero, sobre todo, le juzgaron y le encerraron por su ingenio, su agudeza, su estética y su lengua viperina”, subraya Nieves Concostrina. Por estos hechos Wilde fue condenado a dos años de prisión y desencadenó el principio de su ruina económica, intelectual y espiritual.
Merlin Holland, nieto de Oscar Wilde, recoge el calvario legal que vivió su abuelo a través de la transcripción del primer juicio que enfrentó al escritor con el marqués de Queensberry ante el señor Newton, juez de primera instancia. Escucha el texto completo en el programa Libro de Notas con las narraciones de Jon Bandrés, Martín Llade, Gregorio Parra, Diego Requena, Beatríz Torío y Sandra Urdín.
Arruinado y olvidado en sus últimos días
El irlandés escribió: “un beso puede arruinar una vida”. Y él vio la suya arruinada por una sociedad que le condenó y repudió. Para huir de la humillación tuvo que emigrar a París. En la ciudad de la luz se hospedó en un hotel, bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth, donde residió hasta el final de sus días.
“Lo mató una otitis crónica que le provocó un derrame cerebral y fue enterrado en una humilde tumba del cementerio de Bagneaux”, explica Nieves Concostrina en Polvo eres. Al entierro acudieron un puñado de amigos y el dueño del hotel donde se alojaba que, por cierto, “hacía mucho que no pagaba y que por eso lleva una corona de flores en la que ponía a mi invitado Oscar Wilde”. Durante nueve años estuvo en esa ubicación bajo el anonimato. Pero, ese no era su sitio y casi una década después de su muerte, sus restos se trasladaron al Cementerio de Père-Lachaise. ”La admiradora pagó 2.000 libras al escultor británico Jacob Epstein para que diseñara un estupendo panteón. El artista trabajó sobre un bloque de granito de 20 toneladas y esculpió un ángel inspirándose en los toros alados de Asiria”, expone Nieves Concostrina. Originalmente la escultura tenía testículos, pero desparecieron en 1961.