¿Por qué no debes sobreproteger a tus hijos? Las 5 consecuencias negativas de la sobreprotección
- Si como padre o madre sobreproteges a tus hijos, impides que resuelvan sus problemas por ellos mismos
- Limitar su creatividad o inhibir su valentía son algunas de las consecuencias negativas de esa actitud
- La psicóloga Patricia Ramírez también da consejos en ‘Para Todos La 2’ para evitar que los más pequeños se comporten con agresividad
Cuando sobreproteges a tus hijos e hijas, quizás no te das cuenta de que los vuelves más “blanditos” porque resuelves problemas por ellos que deberían solucionar por sí mismos. Según apunta la psicóloga Patricia Ramírez, la vida fuera de casa tiene su parte de dolor y sufrimiento y tienes que entrenar a tus pequeños para adaptarse a las reglas que hay fuera y para que sean capaces de aceptar y saber gestionar conflictos.
Para que seas consciente de cómo puede influenciar negativamente que sobreprotejas a tus retoños, la experta detalla cinco consecuencias de la sobreprotección en ‘Para Todos La 2’, programa disponible en RTVE Play.
1. No desarrollan su capacidad resolutiva
Si te anticipas a que ellos resuelvan un problema antes de que ellos puedan pensar cómo hacerlo, impides que su capacidad de resolución se desarrolle. Cuando le ofreces una solución a la primera de cambio, evitas que reflexionen sobre cómo solucionar sus conflictos. ¿Qué harán cuando no estés tú para resolvérselos?
2. Limitas su creatividad
Cuando le das soluciones a tus peques, lo haces desde tu prisma, desde tu punto de vista, pero la creatividad necesita salirse de ese enfoque y de los convencionalismos. ¡No la limites!
3. No entrenan su paciencia
La paciencia es importantísima en la vida. El hecho de saber esperar puede ser parte del éxito. Sin embargo, vivimos en una sociedad que no favorece la conducta paciente porque queremos todo de manera inmediata. Lo habitual es que como padre o madre trates de aliviar el sufrimiento y el malestar de tus hijos, dándoles lo que necesitan de manera inmediata para evitar su frustración, pero así no entrenan su capacidad de saber esperar.
4. Dejan de trabajar la tolerancia a la frustración
La tolerancia a la frustración se la van a encontrar a lo largo de su vida y, por eso, debes ayudar a que la desarrollen. Pero, ¿qué suele pasar? Cada vez que tienen un problema, terminan encontrando rápidamente un consuelo y eso impide que desarrollen el conocimiento de que la vida tiene una parte injusta. Tus hijos tienen conflictos con los compañeros y compañeras y con sus docentes y, en ocasiones, antes de que ellos puedan resolverlos por ellos mismos y enfrentarse a esas emociones que son incómodas, llegas tú intentando mediar para encontrar una solución. ¿No crees que sería mejor que sean ellos los que se enfrenten a sus problemas?
5. Inhibes su valentía
Si cada vez que tu hijo o hija tienen un problema con un compañero o con un profesor, te plantas en el colegio para resolverlo, impedirás que desarrollen sus habilidades de comunicación y gestión de las emociones para resolver sus conflictos. Si siempre están amparados por la seguridad de los padres, los más pequeños de la casa dejarán de ser valientes porque saben que hay alguien que va a dar la cara por ellos. Sin embargo, en un futuro tú no estarás detrás para intervenir. ¡Ayúdales a ser valientes y a afrontar cada situación!