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Literatura

Salvo mi corazón, todo está bien. Héctor Abad Faciolince habla con Página Dos del amor, la bondad, la vocación y la vida familiar

Noticia Página Dos

  • El autor, popular por El olvido que seremos, narra en nueva novela la vida de un cura que se plantea un cambio de vida
  • «Mi madre, muy religiosa, sufría con mi ateísmo. A ella dediqué la historia de este cura bueno»
  • Salvo mi corazón, todo está bien (Alfaguara) habla de la importancia de la cultura, «que nos ayuda a no desesperar»

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Un cura que espera un trasplante de corazón es el protagonista de la nueva novela de Héctor Abad Faciolince

En la cubierta de la nueva novela de Héctor Abad Faciolince, Salvo mi corazón, todo está bien (Alfaguara), aparece el detalle de un cuadro de un pintor flamenco que plasmó una cirugía de corazón. El escritor colombiano ha querido dedicar este libro recién publicado a ese órgano vital, en su vertiente fisiológica y también en la simbólica. «Es difícil poner la palabra corazón en un título sin que quede sentimental». El protagonista está inspirado en un hombre que existió en la realidad, un crítico cinematográfico muy querido y conocido en la Medellín de los años setenta.

La novela se abre con un sacerdote, Luis, a la espera de un trasplante de corazón. Es un cura amable, alto, gordo, y su mismo tamaño hace que no sea fácil encontrar un donante. Como los médicos le aconsejan reposo y su residencia tiene muchas escaleras, recibe hospedaje en una casa donde viven dos mujeres —una de ellas recién separada— y tres niños. Pronto se ve envuelto y fascinado por la vida familiar y, sin pretenderlo, empieza a desempeñar el papel de paterfamilias y a replantearse sus opciones de vida.

El colombiano Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) inició los estudios de Medicina, pero finalmente se pasó a la Literatura en la Universidad de Turín. A partir del 2008 empezó a colaborar en la prensa. Es hijo del médico Héctor Abad Gómez, profesor universitario y defensor de derechos humanos, asesinado por sus ideas políticas en Medellín en 1987. De él aprendió el amor por la poesía, escuchando desde niño poemas de Porfirio Barba Jacob y León de Greiff.

Abad Faciolince ha publicado Malos Pensamientos (1991), Asuntos de un hidalgo disoluto (de 1994, influido por la picaresca de Quevedo), Tratado de culinaria para mujeres tristes (1996), Fragmentos de amor furtivo (1998), Palabras sueltas (2002), Oriente empieza en El Cairo (2002) y su obra más conocida, que narra la historia de su padre: El olvido que seremos (2005). Los más recientes son El amanecer de un marido (2008) y Traiciones de la memoria (2009). En 2016 creó la editorial independiente Angosta. También ha sido traductor de Lampedusa, Umberto Eco, Calvino, Sciascia o Ginzburg. Su trayectoria columnista se extiende a lo largo de tres décadas.

Faciolince nunca ha temido hablar claro, ni en sus libros ni en sus artículos. «Tengo dos tipos de lector en mente, el que me odia y el que me quiere. Quiero que esos lectores fieles rompan su horizonte de expectativa. A los lectores hay que darles un toque, hay que desconcertarlos para que te sigan leyendo y no piensen que todo está dicho.» Mientras Faciolince escribía y acababa este libro sufrió, casualmente, una dolencia cardíaca. Entregó a su agente el borrador recién terminado, la noche antes de la operación, por si sucedía algo malo. Todo salió bien, y pudo pulir el texto final con tranquilidad.