'Los renglones torcidos de Dios': ¿Qué significa realmente el título?
- La novela que Torcuato Luca de Tena publicó en 1979 se vuelve a llevar al cine
- Los renglones torcidos de Dios: final explicado y argumento de la película
La novela Los renglones torcidos de Dios se publicó en 1979 y desde entonces ha enganchado a lectores de distintas generaciones. Su autor, Torcuato Luca de Tena, centró la historia en Alice Gould, una mujer inteligente y sofisticada, que ingresa en un psiquiátrico para esclarecer un caso de presunto asesinato. Barbara Lennie es Alice/Alicia en la nueva versión cinematográfica que dirige Oriol Paulo. La primera vez que la historia se llevó al cine fue en México, en 1983. El director Tulio Demicheli llevó las riendas de un proyecto que contó con el propio Torcuato Luca de Tena en la escritura del guion. Pero volvamos al libro, que tiene un excelente prólogo escrito por Juan Antonio Vallejo-Nájera. "El encierro en el hospital es el tema de fondo de toda la novela.
El talento excepcional de Torcuato Luca de Tena para las piruetas de la fantasía arrastra al lector por un torrente de esperanzas, decepciones, anhelos y pasiones, que, como en un calidoscopio, cambia de configuración con cada movimiento del escritor. La brillantez polémica del novelista adquiere al final carácter de magia. Es como si con las piezas de un mismo rompecabezas nos crease sucesivamente imágenes completas, totalmente distintas en cada nueva reconstrucción. Pero… es mucho mejor que el lector lo compruebe por sí mismo".
Desventurados errores de la Naturaleza
Buscando veracidad y realismo, Tortuato Luca de Tena estuvo visitando varios centros, tanto hospitales psiquiátricos como sanatorios de salud mental. Llegó incluso a simular que tenía una psicosis depresiva y estuvo ingresado durante más de dos semanas y descubrió la loable labor del personal sanitario. A ellos les dedicó el libro. "Los renglones torcidos de Dios son, en verdad, muy torcidos. Unos hombres y unas mujeres ejemplares, tenaces y hasta heroicos, pretenden enderezarlos. A veces lo consiguen. La profunda admiración que me produjo su labor durante mi estadía voluntaria en un hospital psiquiátrico acreció la gratitud y el respeto que siempre experimenté por la clase médica. De aquí que dedique estas páginas a los médicos, a los enfermeros y enfermeras, a los vigilantes, cuidadores y demás profesionales que emplean sus vidas en el noble y esforzado servicio de los más desventurados errores de la Naturaleza".
La caligrafía divina
Y son esos "desventurados errores de la naturaleza" los que dan título al libro. Así lo dice el doctor Samuel Alvar, director del centro. "¡Ah! Qué terrible es el sino de los pobres locos, esos ‘renglones torcidos', esos yerros, esas faltas de ortografía del Creador, como los llamaba ‘el autor de la Teoría de los Nueve Mundos' ¡Ignorante de que él era uno de los más torcidos de todos los renglones de la caligrafía divina“.
En la nueva adaptación cinematográfica, el actor Edward Fernández interpreta a Samuel Alvar. En uno de los momentos álgidos, y bastante reveladores, le dice al inspector. "El otro día estaba contemplando las fotografías de mis pacientes. ¿Es usted creyente, comisario? Si Dios nos creó a su imagen y semejanza, como si de una escritura perfecta se tratase, los pacientes que acaban aquí serían los renglones torcidos de Dios, de cuando Dios aprendió a escribir. ¡Qué clase de Dios permite tanta imperfección!".
Esta nueva adaptación de la película opta a seis premios Goya, entre ellos el de mejor actriz para Bárbara Lennie. Entre los otros cinco destacan los de Guillem Clua y Oriol Paulo a mejor guion adaptado; Fernando Velázquez, a mejor música original; y Alberto Valcárcel, mejor diseño de vestuario. Habrá gente que encuentre parecidos entre Los renglones torcidos de Dios y Shutter Island, y quizá alguien se acuerde de 'Solo vine a hablar por teléfono', uno de los cuentos de Gabriel García Márquez que hay en Doce cuentos peregrinos. Historias en las que la realidad y la fantasía quedan separadas por una frágil línea, la misma que separa la cordura de la locura.