A vueltas con la vida en la obra de Jane Austen
- La escritora británica incorporó sus vivencias e imaginaciones en sus obras
- La recordamos a través de lo que se ha contado sobre su vida en RNE
Las novelas de Jane Austen tienden a “un ideal de tipo clásico”, destacaba el escritor, traductor y editor Luis Magrinya en El ojo crítico. Puso como ejemplo la novela Emma: “Cuando ya la protagonista y el señor Knightley, que se habían amado en secreto sin saberlo ella, callándolo él durante 400 páginas y se hace público su amor, hay un personaje que dice 'todo era acertado, todo franco, todo sensato'. Creo que todo tiende en las novelas de Jane Austen hacia ese final”.
“Para mí lo más significativo y lo más gracioso de esta frase no es ni el 'acertado' ni el 'sensato', sino el 'franco'. A eso le podemos dar muchas vueltas, porque la franqueza también incluye a veces la brutalidad y luego implica que dentro de la rigidez de las convenciones sociales es lo que nos prohíbe muchas veces ser francos. De alguna forma, hay que encontrar esa manera de vivir en sociedad, pero que la sociedad no nos anule”.
Jane Austen nació en Steventon, un pequeño pueblo inglés, el 16 de diciembre de 1775. Falleció el 18 de julio de 1817 en Winchester. Algunas de sus obras más destacadas fueron Orgullo y prejuicio, Emma, Persuasión o Lady Susan. Cuando se cumplen 247 años de su nacimiento, te proponemos recordarla a través de lo que han contado sobre su vida y su obra en diferentes programas de Radio Nacional de España.
Magrinya contaba que Austen “se alimentó de su entorno y no tuvo ningún complejo en pensar que se podía hacer arte describiendo y explotando su ambiente pequeño y ver cómo se crea un microcosmos donde se puede hablar prácticamente de casi todo. O sea, dentro de este ambiente tan pequeño, hay unas diferencias sociales marcadisimas”.
Pone como ejemplos el personaje que “siempre nos hace reír, es el tipo pretencioso que está por encima de sus posibilidades”, los vicarios “sensatos” y los vicarios “cínicos y venales”. También destaca a “personajes de la alta aristocracia, al mismo tiempo personajes que no llegan a ser aristócratas, pero que en el mundo en el que se mueven son como pequeños semidioses”.
La escritora Espido Freire reflexionaba en un programa especial de Notas a pie de página sobre Jane Austen y sobre cómo hablaba de sus experiencias. Destaca que la novelista nació en el siglo XIX y la autoría empieza “a cobrar importancia” en esta época, así como “las distintas aventuras de los autores”, un aspecto de la novelista en el que se ha puesto especial énfasis.
“La vida de Jane Austen está tan desprovista de emociones y de distintos accidentes que necesitamos atribuirle algo”. Freire se preguntaba sobre la capacidad que tuvo de “concebir todo este mundo” y sobre “su capacidad psicológica de indagación tan profunda de los personajes”, ya que estuvo “encerrada en la campiña”, fue “la menor de un montón de hermanos” y “sin prácticamente viajes más que en su entorno y desde luego ninguno fuera de Inglaterra”.
“Lo cierto es que olvidamos la mayor parte de las veces que los escritores no se inspiran tanto en sus vivencias como en sus pensamientos y su fantasía. De hecho, muchas veces crean esas vivencias en función de la propia fantasía, recrean, inventan y reproducen gran parte de su mundo interno en el exterior”, concluye Freire.
Escribió Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio con “solo 20 años, pero tardan en publicarlas porque al principio los editores no le hacen caso”, explicaba la escritora Ángeles Caso en el espacio “Tenemos un pasado” en No es un día cualquiera. “A través de un hermano suyo que tenía muy buenos contactos en Londres, siete u ocho años después consigue que se las publiquen de manera anónima”.
“Aunque la familia siempre la apoyó mucho, se publicaron de manera anónima sus novelas, recibieron muy buenas críticas, tuvieron cierto éxito, pero salvo la gente muy del círculo literario nadie sabía quién era el autor, en este caso, la autora”.